25 años de Historia: El Cáncer
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de agosto, (CÍRCULO DIGITAL).-Hace 25 años el diagnóstico de cáncer se relacionaba a un desenlace mortal o con la mutilación de tejidos con muy baja esperanza de vida; en la actualidad, el avance tecnológico en conjunto con la investigación genética ha permitido cambiar este panorama hacia la curación con oportunidad de sobrevida de hasta 10 años.
El cáncer en los años 80 era un padecimiento poco conocido cuya detección difícilmente se realizaba por los médicos, según el doctor Ernesto Sánchez Forgach, Cirujano Oncólogo especialista en cáncer de mama, quien comparte su experiencia al comienzo de sus prácticas en el área oncológica del Centro Médico Siglo XXI, donde los pacientes se acercaban al médico al encontrar una masa desconocida por medio de la exploración física.
En los años ochenta y noventa, aproximadamente el 60% de los cánceres se detectaban en etapas III y IV, y en la mayoría de los casos se veían infiltrados los ganglios, mientras que las etapas I y II constaban apenas de un 35% de las detecciones y sólo el 5% en etapa 0, comentó el especialista.
El descubrimiento de nuevas tecnologías aunado con el desarrollo de normas de salud mexicanas para la prevención, diagnóstico, tratamiento y control epidemiológico, permitieron que desde 1994 los hospitales públicos del país tuvieran derecho a adquirir un mastógrafo que permitiera agilizar este proceso.
En los 25 años de experiencia en el área oncológica, el Dr. Ernesto Sánchez Forgach fue testigo de los tratamientos a los que las pacientes eran sometidas. En aquella época el 80% de los casos eran tratados mediante la extirpación del tumor y la radioterapia con la certidumbre de que el cáncer se hubiera expandido a otros órganos o tejidos y había que tener un seguimiento muy puntual. Los tratamientos de quimioterapia y radioterapia eran sumamente agresivos y dañaban no sólo con las células cancerígenas, sino gran parte de las células sanas también.
El avance científico ha evolucionado de manera que las terapias utilizadas actualmente tienen una toxicidad menor o específicamente dirigida y en algunos casos el tratamiento puede ser de menor tiempo.
Otro cambio importante es que gracias a la investigación médica se dejó atrás la mastectomía como la primera opción de tratamiento y fue reemplazada por el estudio de los ganglios centinelas, una herramienta estudiada y practicada en los últimos 15 años en México, la cual permite determinar qué tejidos es necesario extraer y cuáles pueden permanecer intactos, lo que ayuda a la pronta recuperación y disminuye el impacto psicológico al no retirar las mamas en la paciente.
En las última dos décadas los especialistas se han encargado de convertir exitosamente a la oncología en una práctica multidisciplinaria en la cual participan radiólogos, patólogos, genetistas, cirujanos, laboratoristas y hasta enfermeras oncológicas especialmente capacitadas para atender las necesidades de los pacientes.
La práctica multidisciplinaria ha permitido personalizar el tratamiento oncológico, por ejemplo, con la terapia de blanco o terapia dirigida, que son medicamentos moleculares que están destinados a un tipo de cáncer o células en específico, por lo tanto, se reduce el daño al tejido sano. Aquí se encuentra el futuro de la especialidad, añadió Sánchez Forgach.
Los genetistas también han contribuido al estudio del material genético y a su vez a identificación de los genes que determinan una mutación como el BRCA1 y BRCA2 que aplican para cáncer de mama y ovario, el FAN1 y el APC para cáncer de colon, estos perfiles pueden potencializar las decisiones terapéuticas del especialista y el paciente que desde 2015 son aplicables legalmente en México.
A partir de la capacidad de reconocer los receptores de estrógenos y el descubrimiento del onco-gen HER 1 y 2 comenzó una nueva generación de medicamentos con respuesta elevada y pronóstico favorable para las pacientes con receptores hormonales, diseñados para la etapa clínica y con mínimo riesgo de recurrencia o recaída.
Hace 25 años sólo existía incertidumbre al respecto de la sobrevida después del cáncer; en la actualidad se estima de dos hasta 10 años, dependiendo de la etapa en que se encuentre y sea tratado.
Hoy el cáncer de mama ocupa el primer lugar como causa de muerte por neoplasias malignas en mujeres de 25 años en adelante, convirtiéndose en la tasa más alta en países desarrollados.
A nivel mundial el diagnóstico oportuno del cáncer se ha elevado de un 15 a un 30% gracias a la cultura de la detección temprana; sin embargo, en México hace falta mayor educación en salud para promover la prevención entre la población general y así acercarnos a los índices de los países desarrollados.