Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
México; una ilusión, una ficción
· ¿O no, doctor José Narro Robles?
Qué le pasó, qué le dieron a beber, ¿alguna pócima? Porque quien estoy viendo, quien es secretario de salud, y alaba las inexistentes bondades del gobierno y de Peña Nieto no es el ex rector de una de las más preclaras, analíticas y críticas universidades del planeta. No puede ser. Sencillamente no puede ser. O si puede ser, cómo es que se coló para ser la máxima autoridad académica de una institución tan cuestionadora del sistema como la UNAM.
Quiero creer que es mentira ese adagio que dice que entre más viejo se es más pendejo. El doctor Narro no lo es. Más bien es uno de los científicos de la salud más ilustres del mundo, egresado brillante de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ahora, el cerebro de Narro, sale, y lo cuenta el amigo, Juan Arvizu Arrioja, con que el PRI ganará en 2018 y emprenderá reformas sociales. Perdón cómo se le ocurre al doctor que el PRI y los priístas van a emprender reformas sociales. Lo han malhecho y muy medias, cuando tratan de perpetuarse en el poder para hacer los tradicionales negocios sucios que les permite la inconciencia del pueblo, que no sabe que el presidente de la república sólo es el que preside, el empleado más importante de los contribuyentes. No es jefe, ni menos gobernante, ni menos rey, ni menos emperador, ni menos jefe de una mafia que entra a la estructura gubernamental con una mano atrás y otra adelante, y sale de ahí hinchado y henchido de billetes que le servirán para no volver a trabajar en toda su pinche vida.
Qué pena que un científico, un intelectual como Narro, un rector de la primera universidad de América, haya caído en las garras del PRI. Sólo con ser ex rector de nuestra máxima Casa de Estudios, Narro debería de estar obligado a ser una de las primeras voces analíticas y críticas del sistema y, si lo cree conveniente, un bien para los mexicanos, presentar su candidatura a la presidencia, pero menos por el PRI, que es una olla de los milagros, donde pulula el lastre de la nación, de donde salen los grandes capos de la delincuencia de cuello blanco. O apoyar otras opciones que no sean el PRI, el partido de la vergüenza nacional y más retrógrado que Donald Trump, ante quien doblan las rodillas los gobernantes mexicanos de Peña Nieto para abajo. Ah que Narro. Pensaré más bien que ya está chocheando y si es así menos puede ser presidente de la república, puesto para el cual se requiere un individuo que entienda que, al ganar las elecciones, se convierte en siervo de la nación como se calificó a sí mismo aquel gran sacerdote católico de la revolución de independencia, don José María Morelos y Pavón.
Y además, y creo que con todo el derecho del mundo de decidir lo que menos conviene a la patria, el secretario de Salud entabló un diálogo con las mujeres del PRI ante quienes reconoció que el país enfrenta problemas (así. Nomás problemas. Sin mencionarlos. Sin enumerarlos, como la corrupción de la clase política, a la que él pertenece: la impunidad, la simulación y el cinismo, “pero también muchos avances que hay que defenderlos”. ¿Avances, docto? No se ven. La gente, los trabajadores que ganan un salario, están cada vez más pobres y el hambre y la enfermedad se enseñorean en ese mundo de horror en el que sobrevive la mayoría de los mexicanos. Cómo se ve que usted tiene casa de lujo, ex rector. Pero los que tienen que pagar una renta y sufren cada mes para juntarla, y además tienen que comer y dar de comer, tienen enfermedades, tienen deudas, qué hacen. Ni modo que vayan a Los Pinos a pedir ayuda del tamaño de sus enormes necesidades, Habla usted como el siervo de Peña Nieto, estimado doctor, y para quedar bien y ver si su dedo poderoso se fija en usted a la hora que vaya a designar quien lo va a suceder en la candidatura y seguramente, haciendo trampa, comprando conciencias, llegará usted al primero de diciembre de 2018 a cruzarse en el pecho la banda tricolor.
Y explíqueme entonces, doctor Narro, qué es “lo social” porque yo aprendí que lo social son las fiestas de la gran sociedad, o de los nuevos ricos que pagan espacios en las páginas de los diarios para imprimir ahí sus fotografías y las puedan ver ahí sus amigos. Tiene usted la certeza de que los priistas “vamos a ganar en 2018”. Yo le digo que van a ganar como siempre lo habían hecho, con tramposadas, con agandalles, con reparto de despensas, con regalo en dinero contante y sonante a los pobres y hambrientos, con la compra de conciencia de personas que no tiene conciencia del papel que debe de jugar un gobierno verdadero; gente que cree que entrar al gobierno es hacer un gran negocio. Y tienen razón, porque la administración de las riquezas de la nación hace muy ricos a los nuevos ricos, a esos que dicen que el PRI es la opción y yo digo que sí, que es el camino fácil para enriquecerse en tres o seis años y más si se repite y se repite. ¿Y el pueblo? Qué se lo lleve el carajo.