La Comisión Europea (CE) había consultado a la Corte sobre el acuerdo entre la UE y Singapur en 2013, a fin de simplificar la puesta en marcha de pactos similares.
A principios del año Bruselas tuvo que atender a las exigencias de un parlamento regional de Bélgica, que amenazaba con bloquear la ratificación del acuerdo comercial negociado durante siete años entre la UE y Canadá, conocido como CETA.
En su sentencia, el TJUE señala que el acuerdo UE-Singapur incluye dos aspectos en los que Bruselas “no dispone de competencia exclusiva”: el ámbito de las inversiones extranjeras distintas de las directas, y el régimen de arreglo de controversias entre inversionistas y Estados.
Por ello, el texto debe estar sujeto a la aprobación de los 38 parlamentos nacionales y regionales repartidos por toda la mancomunidad.
La decisión abre un precedente que se aplicará a todos los nuevos acuerdos negociados por la UE, entre ellos el de México, con el Mercosur o el que se vislumbra con Reino Unido luego de la conclusión del “Brexit”.
México y la UE pretenden concluir a final del año la modernización de su tratado bilateral, en vigor desde 2000. La tercera ronda de negociaciones tendrá lugar en Bruselas el próximo 10 de julio.
