ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Muchos años antes de que llegaran a sentarse en la Silla del Águila los mandaderos del Imperio a dorarnos la píldora con las recetas conservadoras del desarrollo estabilizador, es decir bajos salarios y control social para el crecimiento exponencial de los magnates, en nuestro país se pensaba diferente, siempre en términos más cercanos a la población.
El país venía de experimentar los beneficios de la apropiación petrolera y se encaminaba hacia el nacionalismo revolucionario, con ciertos rasgos proteccionistas pensados en función del desarrollo del mercado interno y la distribución de la riqueza para todos. El país tenía ideas y tenía futuro como nación independiente.
En esos años, una gran pléyade de intelectuales visionarios de dentro y de fuera pensaban que este país no estaba hecho para las grandes aventuras de la industrialización, pues veníamos cargando a cuestas los designios pastoriles de los Tratados de Bucareli que la casta obregonista entregó para conseguir su legitimación, es decir, el reconocimiento del imperio.
Ni una industria de bienes de capital, ni productora de aparatos para la producción, sino todo a base de las importaciones estadounidenses, para no obstaculizar su expansión a nuestras costillas. Fue el precio. Entonces, los de aquí tenían que avocarse a sacar adelante el futuro de una población dispersa y muy pobre, apegándose a sus propias proporciones económicas.
Abastecer las necesidades urgentes y procurar su fortaleza a largo plazo
México, opinaban, debía enfocar sus baterías a desarrollar sus regiones productivas, a lograr la alimentación autosuficiente para no ser presa de las presiones imperiales, explotar la agricultura, el comercio y las industrias domésticas para desarrollar primero su mercado interno y equilibrar sus disímbolas regiones.
No pensar en obras faraónicas ni en las famosas competencias trasatlánticas, casi siempre perdidas, sino abastecer las necesidades urgentes y procurar su fortaleza a largo plazo frente a los embates de la dominación exterior. La base era la investigación científica y el desarrollo de tecnologías de punta, acordes a sus elementos naturales.
La inversión extranjera, opinaban, había atrapado nuestro proceso criollo de crecimiento, extrajo más de lo que aportó y la deuda creciente amenazaba con poner en entredicho la capacidad de pago del país. Debíamos centrar el desarrollo en las pequeñas comunidades, dotándolas de todo el acervo científico y tecnológico capaz de hacerlas autosuficientes.
Todo se fue al caño ciñéndonos al espíritu industrialista de los EU
Distinguidos teóricos latinoamericanos y miembros de los selectos clubes de pensadores nacionalistas mexicanos apoyaban estas ideas, pues decían, nuestro futuro estaba enfocado a imitar los pasos que en otras latitudes seguían los países nórdicos europeos, que lograban incesantemente altos niveles de desarrollo equitativo.
Fundamentalmente, exponían todas las ideas a la mano, impulsadas por los editores del Fondo de Cultura Económica, de Alí Chumacero en adelante, para apreciar las bondades del modelo danés, que con el tiempo demostró que la filosofía de las cosas pequeñas era la base para alcanzar lo que hoy son.
En efecto, Dinamarca es hoy día el primer lugar en el desarrollo tecnológico mundial, en la economía del crecimiento y es el país ejemplar entre todos los emergentes. En ese tiempo, los daneses estaban más fregados que los mexicanos. Nosotros teníamos el petróleo, el oro y las minas, las costas cálidas y la educación en manos del Estado, amén de todo lo demás.
Todo lo que se fue al caño ciñéndonos al espíritu industrialista de los Estados Unidos, cuando nos uncimos al cabús de todos sus caprichos monetarios, productivos, consumistas y financieros, para acabar hoy como un protectorado maquilador en vías de extinción económica. Todo por preferir los moche$ al crecimiento parejo. Llegaron los mandaderos del Imperio a dorarnos una píldora emponzoñada.
Las ideas de apegarnos al programa social de los países nórdicos e imitar el proceso de desarrollo económico y tecnológico danés, causaron estupor entre los inteletuales –¡por cuales!– ceñidos al caprichato alemanista. Eli de Gortari, tío de ya saben quien, dijo que «ésas recomendaciones adquirían el tono de una novela infamante»
Así como la declaración de Manuel Germán Parra, que había crecido en el cardenismo, y quien al responder al planteamiento sobre la necesidad de la autosuficiencia regional, pregunto a los periodistas: «¿Vamos a comprar motores de combustión interna con las jícaras de Uruapan?» ¡Pa’ fusilar al malnacido!
Cuando AMLO gobernó el DF puso en práctica el modelo de Dinamarca
Los mandaderos del desarrollo estabilizador, un simple crecimiento fantasioso, sentaron sus reales y nos enseñaron a obedecer todas las recetas que hoy han llevado al fracaso de la economía estadounidense. Primero crecer y luego repartir, dijeron, y se llevaron todo para sus casas. Así como suena.
De todas las funciones del desarrollo en los países nórdicos, ejemplarmente en Dinamarca, el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México puso la pica en Flandes. Absorbió todas las enseñanzas del primer mundo en materia de políticas sociales, creando las ideas punta de la modernización administrativa en función de los abandonados.
La lluvia de ideas y la implementación de decisiones cada vez más acertadas y audaces, hicieron de la ciudad capital de la República un arsenal de soluciones sociales a lo importante, lo urgente y lo emergente. La adopción de los mejores modelos que se adoptaron en tiempos de la crisis de posguerra en los países…
… del norte de Europa y las democracias sociales, gracias a las cuales desarrollaron en la tercera ciudad más grande del mundo un sentido de competitividad y sobrevivencia ejemplar en el mundo moderno. Sistematizó intereses, demandas y procesos, alentó la movilización de distintos sectores. Algo muy difícil de encontrar en otras parcelas de poder.
Logró aprobar las uniones libres, la ayuda a las personas de la tercera edad, el apoyo económico a las madres solteras, la independencia de las jefas de familia, el empoderamiento de las mujeres en todos los tonos. El enfoque familiar en la educación de los hijos, los nuevos enfoques en movilidad y habitabilidad popular y la apertura de oportunidades para los jóvenes en edad de estudiar y trabajar.
Ricardo Salinas Pliego, ejemplo de empresario con responsabilidad social
López Obrador es un referente de que cuando se quiere, se puede. Una manera astuta de encontrar soluciones sociales para un conglomerado harto de autoritarismo y estancamiento. Las iniciativas populares, referéndums y plebiscitos son una expresión de ofertas a la acción popular en el remozamiento y vigorización del mando.
Por eso, cuando en un reciente coloquio que organizó Ricardo Salinas Pliego sobre las posibilidades del desarrollo entre los candidatos de todos los partidos, el hombre de Tepetitán expresó su apoyo al modelo social danés, el mismo que los enarcas del desarrollo estabilizador nos prohibieron durante cincuenta años.
Hizo una excepción, la del organizador (para una de cuyas empresas colaboro con el programa de televisión «Juzgue Usted»):
«El director de esta fundación tiene dinero, pero tiene dimensión social: Ricardo Salinas. Esto es parte de eso, eso es lo que yo quisiera, y es que hay otros empresarios –de mucho respeto y algunos que ni siquiera son empresarios-, que son traficantes de influencias, no aportan nada y se dedican nada más a saquear, a robar y no tienen llenadera, que ahora hasta se están oponiendo al cambio.
«El país está en una situación difícil y ellos quieren seguir manteniendo sus privilegios. Hay afortunadamente muchos empresarios, yo diría que la mayoría de los empresarios de México, tienen una dimensión cívica, una dimensión social.
«En el caso de Ricardo Salinas –les complemento, porque esto a lo mejor ustedes no lo saben–, es de los que conozco, de los empresarios que más leen, porque hay otros que de plano, no leen ni el periódico».
Se equivocan sus opositores, AMLO no va por la venezolización del país
Siempre es tiempo de recapacitar y de ir conociendo los alcances programáticos de Morena. Estamos ante una oportunidad excepcional para aplicarlos en todos los ámbitos de la República.
Y es que López Obrador propone que en México se implemente el modelo danés y no, como dicen equivocadamente sus opositores, el venezolano.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: «Tuvimos una reunión con integrantes del sector privado, una buena reunión, en la que hubo acuerdo, hubo conciliación, en el entendido de que el próximo Gobierno de México va a representar a todos los mexicanos, a ricos y a pobres, va a ser un Gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo… Estamos, por eso, construyendo la unidad nacional, lo que se necesita, que todos juntos saquemos adelante a nuestro querido México, entre todos, de manera pacífica, sin violencia, que logremos la cuarta transformación de la vida pública de nuestro país». Así relató Andrés Manuel López Obrador a sus simpatizantes en Tlaxcala la reunión que horas antes sostuvo con los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios a los que, dijo, les planteó su fórmula para promover el desarrollo del país: acabar con la corrupción e invertir el dinero robado en actividades productivas, generación de empleos y becas para jóvenes, reportó el diarioReforma. + + + Y de acuerdo a una nota periodística de El Universal, » el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, dijo que se mantuvo siempre la cordialidad en la reunión que tuvieron los empresarios con el candidato, en donde comentó que le pidieron al aspirante diálogo constructivo y dejar de lado las descalificaciones contra el sector privado, al acusarlos de ser parte de la ‘mafía del poder’. ‘Evidentemente se puso sobre la mesa, por ambas partes, las discrepancias que hemos tenido en la voluntad de ponerlas para buscar soluciones’, expuso Castañón al término de la reunión que tuvieron con López Obrador. En respuesta a si le pidieron a López Obrador dejar de lado las descalificaciones y mostrar más respeto, el líder de la máxima cúpula empresarial comentó ‘lo pusimos sobre la mesa siempre en el diálogo constructivo. Que no nos separen las diferencias’. Añadió que la visión de los empresarios ‘podrá o no coincidir con los candidatos’, pero lo importante es buscar un diálogo constructivo en beneficio del país.»
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