Índice Político
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Por lo visto, Enrique Peña Nieto se consume en su propia hoguera de vanidades, recordando al recién desaparecido Tom Wolfe. Junto con él, se incinera el grueso del mexiquismo. Al revelar públicamente –en el segundo debate– y en su condición de candidato del Frente por México el lado más sensible de su piel inexplicablemente delgada, Ricardo Anaya clavó la pica en Flandes. Y al mismo tiempo, decidió su destino.
En un primer momento de la contienda, en la lucha por el primer lugar, la bandera y los argumentos de Anaya eran inmejorables. El desplante bastaba para un lugar protagónico. Fue el primero que dijo que iba a meter a la cárcel al ratero. Pero en un seguro segundo lugar, las perspectivas cambiaron. Con su inicial propuesta, el queretano sólo trataba de sumar incautos.
Ricardo Anaya, el Ricky Riquín Canallín, el hoy segundo lugar inexorable, expuesto públicamente por un delator colombiano, contratado para quehaceres del cuerpo por los asesores camerales del dirigente panista, relató en su carácter de abanderado todos los tiquismiquis del peñato en los establos de la corrupción y asentó su credibilidad en la promesa de enchiquerar al de Atracomulco.
Al tomar la decisión de balconear a Peña Nieto, Ricky Riquín sabía que ya no podría esperar la declinación de Meade, ni la transferencia de votos del aparato priísta en su favor. Fue muy grande la ofensa, dicen los defensores del mexiquismo agraviado. Tendrá que rascarse con sus propias uñas. En el podio de segundo lugar ya no le sirve la bandera.
El sistema se ensució al ofrendarle el registro de independiente a Zavala
A partir de ahí el canallita del drama político tendría que conformarse con los votos que surjan de los saldos de Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón Hinojosa, atinó usted, excepto los comprometidos de antemano con el pringado Meade, que emitirán en favor de la causa perdida tricolor, los senadores habilitados Cordero, Zuarth, Lavalle, Abascal y dos más.
De los que sobren de ese dos por ciento de Margarita, la dama del rebozo mordido y arrastrado, deberán descontarse la mayoría de sufragios que se fueron con ella ardidos por las maniobras de los mirreycitos del PAN, y que ahora no tienen más que tomar por montera la salida en favor del puntero. No le hacen falta, pero no sobran. Lo documentó la seria encuestadora de Vicente Licona.
Lo que son las cosas: López Obrador deberá apechugar con el sesenta por ciento de los que iban a votar por Margarita Zavala. Nadie sabe para quién trabaja, aunque el borrachín Calderón haya creído que bajándola le iba a hacer el caldo gordo a Baillères y a Larrea para engrosar las alforjas de Anaya, el candidato de la burbuja empresarial.
Los compromisos adquiridos por la pareja Calderón Zavala tienen que ser cumplidos. El sistema se ensució hasta el cogote para ofrendarle el registro de independiente. Ahora, la pareja del escarnio debe regresar a la maleta de la compra, ese dos por ciento de intención de voto, haigasido como haiga sido.
También lo que es más importante es este momento: los oficios del hermano Hildebrando para robarse la elección con el mismo disfraz de caco de Carlos Slim.
Demasiado para EPN que RAC haya dicho que lo refundiría en chirona
Jamás se imaginó el de Los Pinos que un candidato comprado como el extraño perfumado blanquiazul iba a poner su dedo en la llaga de la corrupción, destacando los puntos culminantes del robo en despoblado y asegurando que, de ganar la competencia, lo refundiría en chirona. Fue demasiado para sus aguantes. Reventó, montó en cólera y juró por ésta que de su partido nadie podría apoyarlo. Y el de Atracomulco se quedó sin gallo.
El asunto en conflicto ha rebasado los ámbitos territoriales de la venganza y ha puesto los oficios diplomáticos al servicio de la causa, perdida de antemano, de juzgar el lavado de dinero y las consecuentes transferencias bancarias de los cómplices de Anaya en el seno de la Audiencia judicial española. El burro hablando de orejas.
Las lanzadas del beodo Calderón, incondicional de Peña Nieto, al hacer público el asunto de las naves industriales de Querétaro que han engordado las cuentas bancarias de la cónyuge Martínez Franco para compensar las soledades y las aventuras colombianas de Gasparín, prendió en el ánimo guerrero de los mexiquitas para hacer todo un casus belli.
Y en eso de la oficios de la justicia española al servicio del narco mexicano éste no será el primer caso que se solventa, comentan en los desayunaderos políticos, recordando los oficios exteriores que se llevaron a cabo en España para liberar al ex presidente del PRI, Humberto Moreira, indiciado por lo mismo. Son expertos en ese laberinto.
Pero de ahí a utilizar y someter a la justicia española para anular la candidatura del seguro segundo lugar de la contienda criolla, es demasiado. No les alcanzan las fuerzas. Los monarquistas ibéricos ya tienen demasiado con lidiar a Pujol y a los separatistas catalanes, empeñados en salvar el honor de la casa frente al ridículo Rajoy. Por ahí no llegarán a ningún lado.
El puntero representa a los priístas la oportunidad de volver a ganar
La vanidad y el orgullo de Peña Nieto tocaron fondo. Ahora tendrán que enfrentarse al voto duro del priísmo, ése que lleva en la sangre el ADN del logro del poder. Ése que no descansará hasta cobrarle al mexiquita el desacato de haber escogido a un candidato hechizo, que no sabe ni cómo se llama.
En la soledad de las urnas, los priístas se preguntarán qué hacen votando por un candidato tricolor que no es de los suyos. De inmediato, el subconsciente colectivo de los tricolores deberá decantarse por el programa que más se asemeja a lo que pudo ser y no fue. Dígase lo que se diga, el puntero los representa más frente al espejo de su dignidad.
Además, les ofrece la oportunidad de oro de ganar, una vez más. De sentir que atinan, aunque les hayan birlado la conciencia con un mequetrefe que jamás respondió a expectativa alguna, que ha jurado defender hasta la muerte a la rapiña mexiquita del desenfreno y la frustración. Que sólo responde a las causas de una casta de empoderados y enriquecidos.
Nadie quisiera estar en los pellejos de los rateros e ignaros toluquitas
Por más que los medios a modo del aparato insistan en que todavía pueden echar mano de un 30% de indecisos, por más que hagan creer al respetable que del segundo debate surgió un candidato tricolor invencible y echado p’adelante y que puede emparejar su discurso con el atrevido Anaya, la realidad es otra muy diferente.
La gente opina que este espectáculo de carpa ranchera ya acabó. Las cosas siguen igual a los últimos meses. El puntero es francamente inalcanzable. Todo tiene un techo, y más cuando el cincuenta por ciento ha decidido votar por el puntero, con credencial en mano. Ha sido puro dinero tirado al caño. Nadie puede levantar al cadáver del pringado.
De nada sirve ya que Videgaray, Alejandra Sota y Peña Nieto quieran montar en el espectáculo de los denuestos al acojonado Meade. Ése momento ya pasó. Ahora suenan más a las bravatas del enano del tapanco. La dignidad del nacionalismo no puede destruirse con denuestos ñoños.
Ante una cosa juzgada, los momios ya no se interpretan para el desenlace de la justa electoral, sino para imaginar el futuro inmediato de los rateros saqueadores de la Nación. Nadie quisiera estar en esos pellejos. Nueve de cada diez mexicanos están agraviados por los mexiquitas de Peña Nieto. Siete de cada diez ya decidieron su voto, en búsqueda de esperanza y aliento.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: «El mejor soy yo», «mi carrera de 20 años es limpia», «nos fue bien» son las frases más socorridas por el muy vanidoso candidote Meade, quien así pareciera querer conjurar el rechazo de las mayorías a su aspiración presidencial. Lo peor es que ya resulta cansado escuchar tanta alabanza en boca propia. + + + Y ahora el priísta de corazón, aunque no tenga credencial de ese partido, se enfrenta a una muy posible demanda por difamación de la candidata al Senado Nestora Salgado a quien, con ligereza inaudita, acusó de secuestradora. Meade pone en riesgo la seguridad y hasta la vida de la luchadora social. + + + Esa cantaleta de que AMLO vive de su partido debe tener ya una respuesta contundente. El poblano Javier Lozano Alarcón, quien más la blande, tiene años viviendo de los presupuestos públicos en todo tipo de cargos, lo que le ha permitido amasar una regular fortuna que, ciertamente, no hizo como pianista, ¿o sí? Todos, hasta Meade, han sido beneficiarios de los recursos que aportamos los contribuyentes. De hecho, como se lo recordó Anaya, hasta fue nuestro becario durante sus estudios de posgrado en los Estados Unidos. + + + Y Peña Nieto sigue aferrado en creer sus propias mentiras: que el país ha avanzado. Cierto, sí, ha dado un paso adelante… hacia el despeñadero.
www.indicepolitico.com / pacor