Desde lejos, los próximos comicios electorales del 1 de julio en México, se observan como si fuesen ajenos: de este lado “del charco” predominan sentimientos vagos del mexicano que “se siente fuera, apartado y abstraído” y ahora intenta más bien integrarse en su nueva residencia.
Como lo explicó Roberta Lajous, embajadora de México en España, en la actualidad existe una comunidad en el país ibérico conformada por 50 mil mexicanos; en cambio, en el territorio azteca, la comunidad hispana está formada por 150 mil españoles.
“Por el lado empresarial, digamos que en estos años que llevo de embajadora lo sorprendente es ver a muchas medianas y pequeñas empresas mexicanas establecerse aquí”, añadió Lajous.
Mientras que, para el español nativo, atreverse del otro lado del Atlántico pasa por encontrar un maná de oportunidades: al desembarco del capital ibérico capitaneado por los bancos españoles en la década de 1990 le siguió el de muchas otras multinacionales hasta llegar a las 5 mil empresas españolas en tierras mexicanas, de acuerdo con datos oficiales de España Exportación e Inversiones.
Momentáneamente, a poco menos de dos meses de las elecciones, no se palpa en los corrillos españoles una acuciosa preocupación por México como sucede, por ejemplo, por Venezuela; la más reciente pantomima electoral realizada por Nicolás Maduro para perpetuarse ahora hasta 2025 acontece, so pena, de las condiciones económicas de los ciudadanos y de coartar más sus libertades.
De México y su inminente contienda se sabe lo justo comenzando por los candidatos; y de todos, Andrés Manuel López Obrador suena en España asociado con movimientos antisistema, antiglobalización y de corte populista.
“Otro estilo chavista pero en México”, según Adrián Espallargas hay cierta intranquilidad en las instituciones financieras ibéricas “habrá que poner especial énfasis en BBVA” uno de los titanes de la banca española “más expuestos a los vaivenes de la economía azteca”; y es que al menos un 37.6% de las ganancias anuales (el año pasado reportó 2 mil 162 millones de euros) las obtuvo de su negocio en México.
En opinión de Espallargas, el veterano candidato López Obrador, le quita el sueño a los inversores extranjeros especialmente al BBVA: “La amenaza de que un populista tome las riendas de la segunda economía de habla hispana pone los pelos de punta a los mercados financieros”, aseguró el analista de El Confidencial.
¿Temores adelantados? Lo cierto es que hace unos días el periódico El Mundo llamó la atención debido a una repentina “fiebre mexicana por las viviendas de lujo en Madrid… pero no por Barcelona”.
De acuerdo con el artículo de María Hernández se trata de empresarios aztecas que buscan edificios clásicos con un precio entre dos y cuatro millones de euros (al tipo de cambio actual de 23.50 pesos por euro) se trata de un valor que oscila entre los 47 y 94 millones de pesos por vivienda.
“Éste es el perfil de los últimos vecinos que están arribando al madrileño y cotizado Barrio de Salamanca y sus alrededores. Tras la llegada de familias e inversores venezolanos y colombianos, la última tendencia que se empieza a ver en el residencial de lujo de la capital está protagonizada por ciudadanos procedentes de México que, desde hace varios meses, son cada vez más numerosos en los barrios más caros y lujosos de la capital”.
A los venezolanos más pudientes los ha expulsado de su país la persecución contra el capital privado padecida desde que Hugo Chávez tomó el poder en 1999 y luego secundada por Maduro; esta oleada de mexicanos que miran a España para invertir en una vivienda “por lo que puede pasar” coincide esta vez con las próximas elecciones y las tendencias en las encuestas.
A COLACIÓN
En relación con las tendencias de los votantes y sus intenciones, en las últimas semanas se habla con ahínco del rol decisivo de los jóvenes: el Baker Institute for Public Policy analiza que por vez primera en el terreno de los urnas convergerán muchos de la llamada generación Z con la millennial; se trata de chicos y chicas con edades comprendidas entre los 18 a los 35 años de edad.
Estos dos grupos –generación Z y milenícos- constituyen el 45% del grueso de los votantes empadronados, en ninguna de las tres anteriores elecciones presidenciales (2012, 2006 y 2000) habían conjuntado un bloque con tal tamaño etario.
El Baker Institute for Public Policy afirma que tendrán un peso preponderante el próximo 1 de julio aunque se ignora su preferencia política “unos avizoran que muchos se abstendrán” y otros confían “que votarán como nunca antes” lo cierto es que el 80% de esta masa joven vive en áreas urbanas, están más educados que sus padres; y al menos 7.8 millones de ellos ni estudian ni trabajan.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
@claudialunapale