CIUDAD DE MÉXICO, 15 de octubre, (ATIZAPÁN HOY / CÍRCULO DIGITAL).- El observatorio astronómico de la Universidad Nacional Autónoma de México ubicado en Ensenada, Baja California, recibe al año por lo menos 120 solicitudes de científicos de todo el mundo para acceder a sus instalaciones.
Situado en una montaña de dos mil 830 metros sobre el nivel del mar, el Observatorio Astronómico Nacional en la Sierra de San Pedro Mártir (OAN-SPM) es uno de los mejores lugares en el mundo para estudiar los cuerpos celestes a través de alguno de los cuatro telescopios que tiene.
“Estamos en un lugar muy oscuro, en una montaña muy alta, de dos mil 830 metros sobre el nivel del mar, en Baja California. La atmósfera es muy estable, por un lado está el Océano Pacífico y, por el otro, el mar de Cortés”, explicó el jefe del Departamento de Astronomía Observacional del OAN-SPM, Sergey Zharikov.
El tiempo de observación que se otorga a cada uno de los solicitantes es determinado por una comisión de especialistas, que emite dos convocatorias al año para recibir los proyectos y evaluarlos.
“Anualmente recibimos más de 120 solicitudes. Hay competencia por acceder en algunas noches, pero aplicamos varios criterios científicos y, en general, les asignamos el mayor tiempo que podemos. Aprobamos casi el 90 por ciento de los estudios que se presentan”, resaltó en un comunicado.
El también especialista en procesos físicos de estrellas binarias comentó que muchos de los que acuden tienen colaboraciones con astrónomos de otros países, pues ésta es la vía por la que pueden hacer observaciones en distintos instrumentos.
“Nuestra ciencia es fundamental, algunos problemas son de gran importancia como la observación de los asteroides porque podría haber alguno que choque contra la Tierra. Además, es necesario tener respuesta a otras preguntas respecto a quiénes somos o cuál es el futuro del Universo”, indicó.
Los astrónomos cuyos proyectos son aceptados viajan por carretera desde Ensenada hasta el Parque Nacional de San Pedro Mártir, donde se encuentra el observatorio.
Aquí se alojan en un albergue que está totalmente aislado y donde pueden dormir, comer, bañarse y analizar los datos que obtienen tras horas de contemplar la bóveda celeste.
Explicó que unas 16 personas se encargan de tareas operativas en la cocina, el mantenimiento o el transporte; la mayoría prácticamente pasa la mitad de su vida en el observatorio ya que su jornada laboral es de 15 días con una semana de descanso.