18 de November de 2024
Autogoles Políticos
Opinión Principal

Autogoles Políticos

Jun 26, 2018

Ágora Política

Jesús Yáñez Orozco

Frase lapidaria: “los goles anotados en la cancha son los goles en contra de los dominados”, libro Futbol Como Ideología –1971, Siglo XXI Editores– del escritor alemán Gerhard Vinnai. Flecha encendida al corazón del espíritu triunfalista, patriotero, del pueblo de México, históricamente derrotado. Anhelante de fugaces victoria balompédicas. Incluido el presidente de la República.

Primero porque, con el pretexto del baloncito como eficaz opio social –más que cualquier religión—, el Tri es jolgorio nacional porque, insólito, lleva paso perfecto en el mundial de Rusia: dos juegos dos victorias

Aunque está en vilo su calificación a octavos de final y se definirá el próximo miércoles, contra Suecia— tiene con el Jesús en la boca a casi 125 millones de habitantes, pese a su embeleso quimérico: ganar la copa del mundo.

Oran, en la catedral del balón, porque no aparezca la ley no escrita: juegan como nunca, pierden como siempre, característico de los llamados Ratones Verdes, apodo creado previo al mundial de 1966 en Inglaterra, por Manuel Seyde, periodista del diario Excélsior. Ya vencieron a Alemania, campeona del mundo y Corea del Sur. Falta un hueso duro de roer: los suecos: derrotaron a Corea de Sur y cayeron ante el campeón del mundo, en el Grupo F.

La clase política mexicana, sobre todos los candidatos a la presidencia de la república, echa las campanas a vuelo, gracias a los reflectores mediáticos, fábrica de hacer verdades mentiras y mentiras verdades.

Por eso el técnico de México, en colombiano, Juan Carlos Osorio, consciente o inconscientemente,  pide a la afición –incluida quizá la clase política— “humildad” y que “no nos gane la euforia”.

Sería paradoja que el equipo quedara eliminado luego del excelso futbol mostrado, sobre todo ante los germanos.

Segundo, porque la justa mundialista cayó como anillo al dedo, eficaz distractor, en un país donde el balompié es deporte nacional, de cara a la elección del próximo 1 de julio. Ese día será crucial en la vida moderna de un país necrosado hace 500 años: Serán nombrados tres mil 416 puestos de elección popular, incluido el de presidente de la República, en un padrón electoral de 89 millones de votantes.

Cargo éste que, como nunca, se ha polarizado en las campañas y donde el PRI, partido en el poder durante 77 años –salvo de 2000 a 2012, cuando el PAN ocupó la Silla—  tiene un pie, de nuevo, fuera de Palacio Nacional.

Porque tradicionalmente, los políticos mexicanos no anotan goles, sino autogoles. Nomás, para exhibir cómo es un país hecho jirones, basta  citar cinco amargos rubros:

Casi un tercio de la población vive en extrema pobreza, 80 millones en pobreza, de acuerdo con algunos indicadores socioeconómicos, el salario mínimo es de 88 pesos diarios, de 2000 a la fecha hay cerca de 300 mil muertos a consecuencia de la delincuencia organizada, está entre los países más corruptos del mundo y es una de las naciones más peligrosas para ejercer el periodismo.

Con el pretexto del balón, en el marco del mundial, aparecen un sinfín de imposturas políticas.

El tono triunfalista-patriotero –de apropiarse de la victoria de la selección mexicana, en Rusia 2018 — que en voz en cuello grita la clase política, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, tras el triunfo 2-1 a Corea del Sur–: “¡ganamos!”, hace recordar una anécdota futbolera.

Luego de un triunfo del Tri, bajo la dirección de Ignacio Trelles – dirigió durante 15 años al representativo nacional en tres copas del mundo y en Chile 1962 derrotó 3-1 a Checoslovaquia, a la postre campeón del mundo, que significó la primera victoria en copas del mundo— un afamado cronista de la televisión, Ángel Fernández, bajó a la cancha y, eufórico, espetó al entrenador:

“¡Ganamos, don Nacho, ganamos!”

Trelles –a punto de cumplir 103 años el 31 de julio próximo– desde la frialdad de su mirada de hielo, bajo su cachucha contra el sol, lo enfrió:

“Pues no lo vi en la cancha, que yo recuerde”.

Esas mismas palabras van dedicadas a los políticos mexicanos que se cuelgan, cual calvos ardientes, de los triunfos del Tri, Dependerá del resultados contra Suecia, el miércoles, y el juego entre Alemania y Corea del Sur para saber si va, o no, a la siguiente ronda.

La elección del 1 de julio próximo será el más amargo parteaguas en el país. Porque gane quien gane el país perderá. El virtual ganador, Andrés Manuel López Obrador, es comparado con Donald Trump. Otro neofascista con la bendición de dios.

Peña Nieto, celebró, extasiado, el triunfo de México contra Corea.

“¡Bravo, mi (sic) selección mexicana ¡Qué nivel! Este Mundial haremos historia. Gracias por esta alegría. Sigamos demostrando que a los mexicanos, cuando estamos unidos, nada nos detiene.”

Peña Nieto desconoce, entre otras cosas, que la Selección Nacional, en sentido estricto –y está documentado– es propiedad de Televisa desde aquél mundial de Chile 1962, cuando realizó la primer transmisión televisiva del torneo de la FIFA que llegó a México.

La dinastía Azcárraga – Vidaurreta, Milmo y Jean— es la verdadera dueña del balón, incluido el Tri. No ésa casualidad que, empleados de ese empresa, como en los anteriores mundiales, 1970 y 1986, encabecen y coordinen cómo se realizará el mundial 2026, un TLCAN futbolero, con Canadá y Estados Unidos. Acá se disputarán 10 encuentros.

Incluso, según algunos columnistas, Azcárraga Jean cabildea ante los jerarcas de la FIFA, trasladar a México el mundial de Quatar 2022.

Televisa tiene en exclusividad, gracias a un polémico contrato amañado –según versiones de prensa– los derechos de televisión hasta el TLCAN mundialista de 2026 con México, Estados Unidos y Canadá.

También el canciller Luis Videgaray se sumó a los festejos, al escribir en sus cuentas de rede sociales, casi las mismas palabras de Peña:

“Bravo mi (sic) selección mexicana, muy bien ganado, en un mensaje sellado con el tradicional grito nacionalista: “¡Viva México!”

Un balón no es el país.

Tras la victoria sobre la escuadra coreana, también se subieron al barco del triunfo del llamado, con sorna, Tritanic –la selección nacional—tres de los cuatro candidatos presidenciales: José Antonio Meade (PRI-PVEM-PANAL), Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC), y Jaime Rodríguez (independiente).

Se mantuvo al margen, Andrés Manuel López Obrador, de Morena, a quien las encuestas dan virtual ganador, con un amplio margen de ventaja sobre el segundo lugar. Tuvo el desatino de hacer proselitismo durante el partido. Su acto fue desangelado,

Meade, en tercer lugar en la preferencia del electorado –apodado Duvalín e hijo de Tigre…, por su vitíligo, en redes sociales– afirmó que la victoria motiva e inspira.

“¡Nada detiene a México cuando tenemos determinación y aspiramos a un futuro mejor! Felicidades a @miseleccionmx por este gran triunfo frente a Corea. Nos motivan, nos inspiran #NadaNosDetiene”, publicó en redes sociales.

El aspirante priista, estuvo acompañado del secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, así como del candidato al gobierno de Veracruz, José Yunes.

Según el diario El Universal, Meade llegó a un hotel ubicado al Sur de la ciudad de Coatzacoalcos donde fue alquilado un salón para ver la transmisión del partido.

Mientras que Ricardo Anaya, segundo en las simpatías de los votantes, estuvo muy activo en redes sociales. Incluso, reportó los goles de México.

Además publicó una foto con su esposa e hijos, portando las camisetas de la selección nacional.

“¡Felicidades @miseleccionmx! Gracias por demostrar que cuando hacemos equipo, #NadaNosDetiene”, expresó Anaya, en su cuenta de Twitter.

Incluso, durante un mitin adelantó, luego del encuentro, que el 1 de julio, va meter una “goliza” a Morena y López Obrador. Es decir, ganaría por amplio margen de sufragios.

El único candidato que sí realizó actividad proselitista, durante el partido, fue López Obrador. A la hora del juego, hizo su cierre de campaña en el Estadio Luis Pirata de la Fuente, de Veracruz.

“Gol de Chicharito, vamos 2-0…”, dijo escueto, en el minuto 20 de su discurso. No más.

El candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, quien ha propuesto que sean amputadas las manos de políticos corruptos, también se inmoló con el esférico. Consideró que el Tri tiene la actitud para no rendirse y auguró el campeonato de México.

“De nuevo la predicción bronca: 2-1 quedamos. México fregón, Chicharito fregón, todos; Vela. fregón”, dijo en un video.

“México campeón, van a ver: México va a ser campeón”, insistió.

Otro que también estuvo activo, con el pretexto del balón, fue el ex presidente Vicente Fox Quesada. Aprovechó el triunfo de la selección mexicana para atacar a  López Obrador, a quien llama, con sorna, “lopitos”.

“Si podemos generar campeones, es que somos un país campeón. ¿Por qué inventar una vuelta en U? Un salto al pasado populista y autoritario que tanto nos dañó (o daña). Somos dueños de un gran futuro. NO al populismo, no a la demagogia. No a #lopitos”, escribió Fox en Twitter.

Internautas respondieron al ex mandatario. Le pidieron, entre otras cosas, que no manchara el triunfo de la selección con temas electorales.

“Ya, viejo baboso, deja de estar usando el triunfo de la selección de México para tus mamarrachadas electorales”, tuiteó una mujer.

“Ya se te olvidó que tú fuiste un populista entre los populistas? Así lo dijiste en 1999”, le reviró un hombre.

“¿Qué tiene que ver el futbol con las próximas elecciones de México, maldito viejo? Uno no quiere ofender, pero con esta clase de burgueses rateros, no se puede uno contener”, agregó uno más.

Porque el triunfo tiene muchos padres. La derrota es huérfana.

México y sus eternos autogoles.