Jesús Yáñez Orozco
Más de lo mismo significan los cambios en el seno de la Federación Mexicana de Futbol. Nada bueno auguran. Igual, como ha sucedido los últimos 50 años. Modificaciones para seguir igual… o peor: Tri, inconmensurable campeón de la derrota a lo largo de su participación en 17 mundiales, de 21 disputados. Per saecula saeculorum –por los siglos de los siglos–, amén.
De entonces a la fecha, no suelta la joya de la corona –los Ratones Verdes–, la dinastía Azcárraga, cabeza de los zares del balón. Han sido Emilio I, II y III –Vidaurreta, Milmo y Jean: Famiglia del balompié nacional– heroicos villanos. En connivencia con el resto de la Telepatria, TV-Azteca, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, e Imagen TV, de Olegario Vázquez Raña. Amén del resto de propietarios de clubes, cortados por la misma tijera: ambición desmedida de dinero.
Ellos fueron, son y serán culpables de la debacle del futbol mexicano en general, del Tritanic, en particular. Con la corresponsabilidad de jugadores, directores técnicos, árbitros, prensa y aficionados. Porque, como dice el refrán: tanta culpa tiene el que mata a la vaca como el que le agarra la pata.
Equivale al demoníacos querubines que habitan la catedral del futbol local. No hay ateo del balón, oficial o privado, que sirva de contrapeso a su poderío dictatorial.
Porque, para que las cosas cambien, hay que moverse de lugar. No es el caso de los barones de la pelota en México. Siguen estáticos en su zona de confort. Porque el mediano nivel del balompié local reditúa pingües ganancias, gracias a la zona de Con-caca-f.
Prueba de ello es que, de 1970 a la fecha, a los largo de 13 copas del mundo, México ha quedado fuera en tres ocasiones: eliminados en los premundiales de –Haití, 1973 y Honduras, 1981–, amén de 1990, a consecuencia de una sanción administrativa por los Cachirules. Sólo en 1986, como anfitrión, México ha logrado su mejor papel a lo largo de la historia mundialista: disputar el quinto juego.
No se olvida que para el mundial de Brasil pasó de chiripa, luego de ganar al repechaje a Nueva Zelanda.
Olvidaba: Por tercera ocasión –que tampoco es coincidencia– Televisa organizará una copa del mundo en México. Lo hizo en 1970, 1986 y. Y, ahora, en el TLCAN, futbolero, con Estados Unidos y Canadá. Trinidad balompédica, serán sede en 2026. Aunque, de los 64 juegos que se calcula, si no se aumenta el número a 48 los países participantes. Acá sólo se disputarán 10.
Quien ha osado desafiar ese poderoso satán esférico milagroso ha sido encarcelado, una forma de escarmiento. Sucedió con Emilio Maurer, ex presidente de la Primera División, preso durante 12 horas en el reclusorio Oriente de la Ciudad de México, en noviembre de 1993.
Fue tal su sentimiento de vulnerabilidad, desamparo e indefensión, pese a sus millones de pesos como próspero empresario poblano, que comentaba a los reporteros, en broma y en serio, que, tras las rejas, habría sido capaz de firmar si le pidieran que reconociera que era homosexual.
Tampoco son contrapeso los “esclavos” del balón, como llamó Hugo Sánchez a sus compañeros de profesión, allá por 1993, cuando arribó como refuerzo del América, como afamado pentapichichi. Las dos asociaciones de jugadores, de la década de 1990, a la fecha, han sido parte del guiñol de la Telepatria. Los jugadores reciben un trato inconstitucional, vía el Pacto de Caballeros –que coarta el derecho al trabajo.
(Nueva directiva de la Femexfut. Cambios para seguir igual)
El dominio de Televisa sobre el balompié nacional data de la década de 1960, cuando el presidente de la Federación y del club América, propiedad de la dinastía Azcárraga, era Guillermo Cañedo de la Bárcena. Hacía el trabajo sucio de la familia, mano de hierro en guante se seda –como inhibir en sindicato de futbolistas de 1971, único registrado ante la secretaría del Trabajo, que duró un suspiro–.
Todo ha sido miel sobre hojuelas, salvo el momento con Maurer.
Por eso, de acuerdo con la columna deportiva semanal del diario La Jornada, los cambios recientes en la Femexfut, van encaminados a “perpetuar” a Televisa en el férreo control del futbol mexicano. Otra vuelta de tuerca de su poderío.
Yon de Luisa –quien entró en relevo de Decio de María– ex directivo del América negó enfático –como muchos otros antes que él en ese cargo–, ser un instrumento de Televisa, durante su presentación como titular de la Federación, en días pasados pasado, en Toluca, sede de la Femxfut.
“Querer tapar el sol con un dedo es absurdo. Hubiera sido mejor dejar de lado el tema y tener un proyecto serio, ambicioso y creíble, pero Yon llegó con las manos vacías; en cambio, puso bajo reflectores a Gilberto Hernández Oseguera”, según el texto del diario, bajo la firma de Marlene Santos.
De Luisa estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Texas. Inició su carrera en el mundo deportivo en 2005, cuando se unió a Grupo Televisa. Ejerció el cargo de vicepresidente deportivo del América. Ascendió en 2011, cuando se convirtió en el presidente operativo del conjunto Azulcrema.
Ese mismo año, fue presidente del Comité Organizador del Mundial Sub 17, dónde México se coronó. Para el 2012 fue asignado director del comité de futbol de Grupo Televisa. Después de tres años llegó a la vicepresidencia de Eventos Especiales y Deportivos de Grupo Televisa.
Antes de ser nombrado titular de la Femexfut, De Luisa fue el director de la candidatura de México del Mundial 2026, la cual se hizo en conjunto con Estados Unidos y Canadá, países que organizarán la primera justa mundialista con 48 selecciones.
Narra Marlene Santos, como botón de muestra, algunos de los momentos más aciagos de la empresa televisiva, durante los últimos meses.
No cabe duda, explica, que la presidencia de De Luisa es resultado de un “periodo turbulento” en el balompié mexicano, del que parece haber salido airosa y fortalecido Azcárraga. Al más puro estilo de la película El Padrino, basada en el libro de Mario Puzo.
La crisis principal se dio en septiembre de 2017. La empresa de Azcárraga no dudó en esgrimir por igual amenazas, presiones y promesas hasta lograr la renovación del contrato para transmitir los partidos del Tri hacia Qatar 2022 y el TLCAN futbolero, mundial tripartita de 2026.
Al que, curioso, el presidente Donald Trump, neofascista con la bendición de Dios, no ha puesto “pero” alguno.
Según un sector de la prensa deportiva, incluso algunos columnistas políticos, no fue fácil imponerse y conseguir que los equipos del máximo circuito se doblegaran ante la peor oferta económica.
Jesús Martínez Patiño –quien apoyaba la propuesta de América Móvil, de su ex socio Carlos Slim– denunció amenazas y le respondieron (28 enero 2018) con el reportaje llamado TuzoGate, que exhibió el enriquecimiento de Martínez con dinero de los hidalguenses.
No fue encarcelado. Sí exhibido públicamente.
Palo dado ni dios los quita.
Martínez, presidente de Grupo Pachuca –propietario de los cubes León y Tuzos–, vinculado al PRI, se replegó, levantándose de la lona luego de un gancho al hígado a su inmaculado prestigio, denostado en voz baja.
El otro rebelde, Jorge Vergara, propietario de Guadalajara –uno de los cuatro clubes más populares, por jugar con plantilla de mexicano, con América, Pumas y Cruz Azul– se había autoanulado con su grave crisis económico-familiar –divorcio de su mujer–.
Hizo pasar corajes a Azcárraga Jean con sus intentos independentistas, con la idea de finalizar contrato y transmitir los partidos de las Chivas por cuenta propia.
(Decio de María, otro incondicional de Televisa)
Mejor trato recibieron sus demás rémoras, los poderosos equipos regios, Monterrey y Tigres, así como Toluca, la directiva servil de Pumas y no se diga Santos Laguna.
Pero ¿quién es Hernández Oseguera?
Abogado, con licencia de promotor expedida por la FIFA desde 2012, tiene historia oscura bajo los reflectores mediáticos: primero colaboró en la Conade con Jesús Mena –que sólo en uno de los dos años como su director dispuso de un presupuesto de ocho mil millones de pesos– y luego le dio la puñalada trapera para apoyar a Alfredo Castillo.
Trascendió que trabajaba para destituir a los presidentes de federaciones deportivas que se eternizan en los cargos. Que son muchos. Cometió excesos y puso en riesgo la participación de algunas disciplinas hacia Río de Janeiro 2016, hasta que el entonces titular de la Secretaría de Educación le puso un alto.
“Ahora Hernández Oseguera está listo para trabajar en sentido inverso, ¡con la meta de que Televisa se perpetúe en la FMF!”, advierte La Jornada.
El abogado será un superfuncionario. Una especie de Milusos: atenderá las comisiones de Arbitraje, Disciplinaria, así como de Controversias y apelaciones. La Liga Premier, Tercera División, Sector Amateur, Sistema nacional de capacitación.
En el olvido quedó la iniciativa para destituirlo como miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano. Y, desde su nuevo cargo, buscará trepar en la Con-caca-f y en la FIFA, como cuando Guillermo Cañedo fue vicepresidente.
Los zares el balón, parafrasean, inconscientemente, en sus lujosas oficinas, al Chicharito, Javier Hernández, cuando afirmó aquello de pensar en «cosas chingonas”, antes de enfrentar a Brasil, que los eliminó 0-2, en octavos de final.
Obvio, ellos sólo piensan en el dinero. Es lo más «chingón».
El desarrollo del futbol puede esperar otros 50 años.