Índice Político
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Los traidores a la patria se llaman engañados por sus patrones neoyorquinos. Éstos los están descobijando ante lo que saben que viene. ¡Lástima! Es el destino de quien traiciona, roba, miente en aras de su bolsillo personal, a espaldas del país, cobijado por el poder económico de los amos de sus haberes y de su conciencia infantil.
¡Cómo no van a estar para el arrastre los miembros del uno por ciento de nuestra población! Están usando lo único que tienen, dinero mal habido y facilitado por el poder a su servicio, para exacerbar los ánimos a través de la prensa infame, para orientar con perfidia a la opinión pública sobre las decisiones tomadas.
Afortunadamente se les está volteando el chirrión por el palito. Se están dando cuenta de que todo lo que se hace contra el pueblo tiene un precio, y ese precio puede subir más, hasta niveles insospechados por sus cálculos alegres de rapiña. Ha llegado el momento de que no festejen las noticias que vienen del exterior.
El jefe del mecate es Larry Finck, es dueño de la gigantesca BlackRock neoyorquina, propietaria de Exxon, Google, de casi toda la deuda externa mexicana, de los bonos del fallido mega aeropuerto de Texcoco, de pozos y plataformas petroleras obtenidos a través de sus prestanombres locales en las tortuosas rondas de hidrocarburos, acaba de de cambiarles su perspectiva de vida y hasta el modito de andar.
Larry Fink, dueño de medio México, vendió Sierra Oil & Gas
En efecto. Los miembros del uno por ciento de nuestra población, lo peor de nosotros mismos, están que se los lleva patas de catre. Larry Fink, el súper poderoso, vendió olímpicamente las acciones de Sierra Oil & Gas que, supuestamente, era de la sociedad Salinas de Gortari con sus cuñados Gérard Rivero. Sin más, la vendió a la empresa alemana Deutsche Erdoel AG, y borró de un plumazo a los prestanombres mexicanos.
¡Cómo no van a estar que trinan, si se sentían los propietarios de las aguas someras de nuestro mar territorial! Habían «obtenido» 9 mil 400 kilómetros cuadrados, una superficie de gran contenido, considerada entre las aguas más productivas del mundo…
… equivalente a 800 millones de barriles de aceite en volúmenes recuperables. A partir de ahora, pasan a ser «gatos» de la DEA (Deutsche Erdoel México) que ya opera yacimientos en el Golfo de México, desde Tampico hasta Campeche. Sí, «gatos», ya no aparentes propietarios. Tendrán que obedecer a nuevos panderos.
Petroleritos improvisados por el poder de la firma de Peña Nieto
La voz del amo de casi todas las firmas «mexicanas» de prestanombres habilitados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos, petroleritos improvisados por el poder de la firma de Peña Nieto han ganado las rondas de licitación –de alguna forma hay que llamarle a la subasta del territorio nacional– en comandita…
… con la estadunidense Talos Energy y la inglesa Premier Oil, como usted y yo lo hemos platicado desde que empezó esta danza de buitres perforadores de la soberanía. De esta caterva de insaciables que por primera vez en la historia está viendo declinar su fortuna. De esta casta de apátridas que deben ser juzgados irremediablemente.
Hasta ahora el castigo procede del exterior. ¿Se imagina usted lo que puede pasarles cuando las sentencias y el castigo venga del pueblo? ¿De ese 99% de la población que se debate en la miseria provocada y en su diario afán por llegar a fin de la quincena?
Tremenda tarea tiene Octavio Romero en Pemex para salir avante
El pueblo está siendo testigo de cómo Pemex, la dichosa empresa productiva estatal, fue utilizada como caja chica de los sultanes petroleros del finado régimen atracomulca y de sus privilegiados, que medran de ella hasta nuestros días a costa de nuestros bolsillos. La destruyeron, la sepultaron, destrozaron la capacidad de subsistencia.
Tendrá que librar grandes batallas Pemex para volver a ser empresa, productiva, petrolera y estatal. Lo que hay ahora es una gran oficina de reparto de privilegios y beneficios para ladrones sin oficio comprobado. Tremenda tarea tiene Octavio Romero para salir avante.
Salinistas, zedillistas, foxistas, calderonistas y peñanietistas, con su respectiva cauda de mentecatos, han logrado acabar con ese sostén de las instituciones, aval hipotecario del gobierno y palanca del desarrollo que era Pemex. Se requiere imaginación y voluntad para revivirla.
¿Estragos de los fondos buitres? Aquí tenemos a los carroñeros
Una larga lista de traidores, siguiendo el ejemplo de presidentitos nefastos y corruptos se avoraza sobre reservas petroleras, contratos, subastas de territorios, explotación industrial de derivados petroquímicos y todo aquello que el artículo 27 Constitucional denomina como hidrocarburos en estado sólido, líquido y gaseoso. Es indecente, obsceno, protervo lo que ha ocurrido.
Para qué necesitamos deudas de fondos buitre, si entre nosotros operan los nombres y las figuras que han causado los destrozos más grandes de que tengamos memoria. Da hasta vergüenza recordarlos. Entre otros, Pedro Aspe, el mentor de Videgaray, prestanombre de Evercore Partnerships, empresa filial de BlackRock, que ganó de calle las primeras rondas.
En contraprestación, el virrey Luis Videgaray a estas horas ya está contratado de chalán en alguna oficina neoyorkina del jefe del mecate, Larry Fick, como nuevo «gato» de BlackRock, como él mismo lo anunció con desparpajo desde la derrota del primero de julio.
Calderón, Gil Díaz, Montemayor, los Bibriesca, también son «gatos»
Baillères, Slim y compañía, como puente del engaño Carlos Morales Gil, el que vendió los secretos petroleros en Houston, son asimismo los prestanombres de Petrobal, enemiga jurada de los intereses nacionales. Felipe Calderón, junto con Georgina Kessel, su secretaria de Energía forman parte de los testaferros de Iberdrola, también adjudicataria petrolera.
Rogelio Montemayor, ex director de Pemex con Salinas, hoy es el prestanombres de la empresa Strata BPS, consentida de la reforma energética, a la que se le han entregado cuantiosas reservas de la veta prodigiosa de Cantarell.
Francisco Gil Díaz, el hombre de Baillères, jerarca de testaferros con Guillermo Cañedo y Juan José Suárez Coppel, a quienes insertó como garantía hipotecaria de todos los fraudes fiscales hechos por el foxismo desde la Secretaría de Hacienda. Carlos Ruiz Sacristán, el prestanombres de Energética Nova, reina extranjera del contratismo.
Hasta los hijitos de Marta Sahagún, y su protegido Amado Yáñez, explotan los contratos multimillonarios de Oceanografía, la empresa que quiso adjudicarse Emilio Lozoya Austin para coronar sus depredaciones de Odebrecht.
Y ni qué decir, Hipólito Gérard Rivero y sus hermanos, cuñados del felón de Agualeguas, al frente hasta ayer de Sierra Oíl & Gas, de ingratos recuerdos. Todos, dentro de la nueva conspiración de Larry Finck para hacer retroceder la decisión de cancelar el mega aeropuerto de Texcoco, una piñata de los rapaces.
Para su desgracia, la voz del pueblo está dada:
¡No pasarán!
Índice Flamígero: Apenas hace poco más de cuatro meses, Deutsche Erdoel México, Petróleos Mexicanos y Cepsa firmaron contratos correspondientes a los bloques 16, 17 y 30 en aguas someras del Golfo de México, mismos que adjudicó la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) en la ronda 3.1 en marzo de este año. En los tres bloques,Deutsche Erdoe México es el operador. + + + Sierra Oil & Gas se anunciaba –y no se ría, por favor– como «la primera empresa petrolera independiente de México». Y de acuerdo a su página online, ha estado «parcialmente financiada por AFORES o fondos de retiro y pensiones, los cuales representan 35% del total del capital de Sierra…» Esto es, los trabajadores siguen financiando a Carlos Salinas y familia que le acompaña. + + + Sobre el tema de hoy, Bibi Villavicencio, leal amiga del Índice Político escribe: «Las ratas comienzan a saltar del barco que se les hunde. Sierra Oil & Gas se vende a una alemana. ¿Pero qué venden? Pues los contratos que les regaló Enrique Peña Nieto que no han explotado y que tienen muchísimo petróleo. Pero, como dice AMLO: ni inversión ni explotación. ¿Quién aprueba estas compraventas? Se les andan cayendo los negocios, pero no se van con las manos vacías. Gil Díaz, sin chamba y su empresita petrolera con muuuchos problemas ¡Pobrecitos!»
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