Por la Espiral
*Claudia Luna Palencia
Orbitar en el lado correcto de la vida significa vivir en libertad, en democracia y bajo los embrujos de la ley del mercado, los más liberales defenderán a ultranza la nula intervención del Estado.
Para Estados Unidos el binomio irrefutable e indivisible pasa por democracia y economía de mercado, todo lo demás sale sobrando o bien se ubica en otro lindero al que habrá que fustigar para señalarle reiteradamente a los demás que están haciendo justamente todo lo contrario a lo que debería ser.
Sin embargo, China se ha convertido justamente en toda una excepción a la regla defendida “porque una cosa naturalmente llevará a la otra” como una condición sine qua non; es decir, la libertad económica terminará tarde o temprano conduciendo a la libertad política.
Cuba, por ejemplo, quiere llevar el mismo modelo de China y que es también el de Rusia guardadas las proporciones porque el PIB chino ha llegado a desbancar unos años sí y otros no, al PIB estadounidense.
Me refiero a aplicar cierta apertura económica, comercial, financiera y de inversiones bajo una serie de corchetes, favorecer la proliferación de la propiedad privada pero mantener una oligarquía en un sistema político centralizado lleno de candados porque además pesa bastante en el código genético una serie de profundas creencias, lazos ideológicos y culturales.
Hace poco leí que Coca Cola Company no había logrado permear como esperaba en el gusto del consumidor chino que sigue optando por consumir sus bebidas tradicionales, las de siempre. La transculturización como modelo exportador de los usos, costumbres y hábitos de los capitalistas consumidores estadounidenses también se topa con algunas resistencias.
México que no viene de una etapa comunista, su gente se ha rendido ante “las aguas negras de imperialismo” y es hoy por hoy el mayor consumidor per cápita de Coca Cola en el mundo.
Y en Rusia, aunque Mijail Gorbachov participó en un anuncio de Pizza Hut (por cierto la imagen del ex líder soviético resultó bastante chocante) ni así los rusos prefieren una pizza al estilo americano por encima de su comida tradicional.
Con McDonalds a pesar de que se cumplirán 27 años de la inauguración de su primera sucursal en Moscú –el 31 de enero de 1990- tampoco la cadena tiene un éxito desmedido entre los rusos; es más en los últimos 24 meses ha sufrido el cierre de varios locales.
Así es que sin querer queriendo el capitalismo extendido con una nueva etapa, una fase más, actualmente con la Revolución Digital está teniendo dos versiones equidistantes: la de la economía de mercado con democracia y la de la economía de mercado con más controles políticos.
A COLACIÓN
Hace unos días en una tienda de Louis Vuitton ubicada al interior del Corte Inglés de Castellana, un diligente vendedor de la marca refería que, dentro de los tours que los turistas chinos incluyen en sus vacaciones en España, una cita imperdible es la de dedicar al menos media mañana en dicho centro comercial que en su planta baja tiene representadas varias de las grandes marcas de lujo.
Casi todos los días arriban al Corte Inglés de Castellana entre 3 a 5 autocares repletos de visitantes chinos ávidos de dedicar de cinco a seis horas para comprar fashion luxury.
Ante mi interrogante de por qué cree que actualmente sean los chinos los principales compradores de Chanel, Louis Vuitton, Gucci, Cartier, Versace, Armani y otras firmas exclusivas para cierto segmento de la población, el dilecto asesor de compras me respondió: “Es que hay que entender que viven en un país comunista y por lo que sé allá les cuesta además más caro todo esto por los aranceles y los impuestos entonces cuando viajan salen además a adquirir muchos artículos de lujo que inclusive ya vieron en los catálogos de nuestros desfiles de moda o los lleva alguna actriz o cantante. De hecho, muchos llegan a nuestra tienda mostrándonos una fotografía del artículo que están buscando y tenemos muy claro que si entran a la tienda es porque saldrán de aquí con outfit de la firma”.
Nótese dijo un país comunista. Para mucha gente en su noción mental el gigante asiático sigue siendo el país de Mao, es más a mí en lo personal cada vez que pienso en China lo hago casi unido a un silogismo con el líder revolucionario.
Pero, ¿acaso lo es? Hasta el momento no he escuchado que, desde la Casa Blanca, emanen voces hablando de derrocar al demonio marxista-leninista que oprime a los chinos, violenta sus derechos humanos y delimita sus derechos civiles. O que pretenda imponerle sanciones económicas por no tener una democracia similar a la de la Unión Americana. La cuestión es cuál es el tipo de capitalismo que está triunfando verdaderamente…
