“Club de Tobi”, zares del futbol mexicano
–Televisa –con TV Azteca y Grupo Imagen– 60 años de caricatura esférica
–Importa el negocio, al servicio del poder político, no mejoría del balompié
–Cambios en la Federación Mexicana de Futbol para seguir igual… o peor
(Primera parte)
Ciudad de México a 14 de Marzo (Jesús Yáñez Orozco / Balón Cuadrado /CÍRCULO DIGITAL).-En el futbol mexicano históricamente, ocurren inenarrables aberraciones de los zares del futbol –dictadura perfecta del balón–. Muchas veces insólitas. Siempre con el espíritu habido de dinero y poder. Que los zares del balón han convertido en burda, amarga, caricatura, al amparo de su inconmensurable poder omnímodo, sin contrapeso alguno.
No, nunca, en favor de una mejora del su mediano nivel balompédico nacional.
Dueños de clubes alimentan así, sin rubor alguno, sus obesas chequeras, y adelgazan, sin percatarse, la ilusión del aficionado que, consciente o inconscientemente, ansía un mejor espectáculo.
Hace 60 años, desde la transmisión televisiva del primer mundial celebrado en Chile, 1962, Televisa es una especie de angelical demonio en el control tiránico del futbol mexicano. Ahora en connivencia con dos televisoras: TV-Azteca y Grupo Imagen TV.
Televisa posee históricamente al América. Pero llegó a poseer cuatro equipos más: Necaxa, Atlante, San Luis y Querétaro. Maneja a su libre albedrio este deporte, sin contrapeso alguno, ahora en complicidad con TV-Azteca, dueña de los clubes Atlas y Morelia, y Grupo Imagen TV, propietaria, curioso, del club Querétaro.
Multipropiedad que, por cierto prohíbe la FIFA. Pero que en el balompié nacional es práctica común sin rubor alguno.
La máxima aspiración de los zares del balón, en este contexto, es llegar, con el llamado Tritanic, al quinto partido en los mundiales venideros de la FIFA. Su endeble estructura futbolística no da para más.
Porque el aficionado es un esclavo cautivo por la magia del balón.
Cree en lo que quiere creer: que Los Ratones Verdes, como se conoce popularmente a la selección mexicana, obtendrán un título mundial con los grilletes del deseo y la voluntad. Como sucede cada cuatro años hace seis décadas.
En caso de ser así, no reflejaría la realidad del balompié nacional. Sería un espejismo: como los dos campeonatos obtenidos en categorías menores, sub 17, y medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Son, valga la expresión, popular, de chiripa.
En el manejo del futbol mexicano se perdieron las formas, no hay disimulo ni pudor y las vueltas de timón para favorecer a unos cuantos son grotescas, descaradas,” escribió en días pasados Marlene Santos Alejo, en la columna, Balance de La Jornada –diario mexicano del mismo nombre–, titulada: La farsa, el descaro y la voracidad persisten en el futbol mexicano.
“El reglamento” de competencia de la Liga MX, agrega la reportera, “tiene más enmiendas que artículos y lo mismo se aumenta a 20 equipos que a la vuelta de la esquina se retrocede”, en referencia a que hace algunos días los dueños del balón deseaban erradicar el descenso en la liga MX. Ahora, dieron marcha atrás. Pretenden aumentar de 18 a 20 equipos.
Es una especie de Club de Tobi. Popularmente en México, y seguramente algunas otras partes de Latinoamérica, se le llama así a una reunión de amigos en la que no hay mujeres. Ya sea que se junten a ver un partido de futbol, jugar póker, dominó o lo que sea.
Los dueños de clubes de reúnen para jugar a que saben de este deporte. Aunque no saben que tienen un balón cuadrado a sus pies. Ni ellos mismos saben hacia dónde botará.
“Algo está podrido”, resume Marlene Santos.
Las televisoras, con Televisa –propiedad de la dinastía Azcárraga– tienen la sartén por el mango. Disponen a su albedrío –a su conveniencia– del deporte favorito de los mexicanos sin que nadie las perturbe.
“Confabulan, amordazan y chantajean a sus socios, y son capaces de aterrizar los proyectos más ilógicos con tal de maquillar su ineptitud y voracidad,” agrega hiriente la reportera.
Por ejemplo, ahonda, Tv Azteca, impulsor de la suspensión del descenso, se confirma como un rotundo fracasado en el manejo de equipos de futbol. No es lo suyo. La maniobra para evitar que caiga el Atlas y de paso buscar el pronto regreso de su socio Veracruz –si, como todo indica, desciende– fue un recurso extremo, antirreglamentario, una sonda para darles vida artificial.
“En un acceso de locura e ilusión”, define, cedió las transmisiones de los partidos de La Máquina –su mejor activo– a Televisa a cambio de un insulso Atlas, al que soñó llevar a la cumbre. Qué mal tino, igual que la contratación de Rafael Márquez, investigado por el Departamento del Tesoro de Estados unidos, por presunto lavado de dinero del narcotráfico.
Decio de María, tras una gestión corta y gris, tiene vacaciones anticipadas a partir del Mundial ruso, el cual no augura gran cosa para el Tri: renunció como titular de la Federación Mexicana de Futbol.
Todo estaba cocinado rumbo a la caricaturesca asamblea del viernes, a la que De María llegó con la renuncia irrevocable en la mano; enseguida se orquestó la farsa de una elección.
Punzante, Santos Alejo, escribe:
“El sometimiento fue ignominioso, inclusive los directivos de los equipos que representan a las universidades –con Ares de Parga (de Pumas) al frente– acataron. Cual más tiene empeñada su economía con las televisoras. No hubo una sola voz de valor u honor”.
Y remata:
“Por unanimidad ganó el directivo del equipo de Televisa, Yon de Luisa, la nueva marioneta.”
En el balompié mexicano no importa si el socio tiene la cara limpia, sólo cuenta si es incondicional.
Así ha sido y así será per saecula saeculorum: Club de Tobi.
@kalimanyez