Cómo murió Jesucristo?
Ciudad de México, 19 Abril (JUAN R. HERNÁNDEZ / CÍRCULO DIGITAL).-A través de los siglos, muchos investigadores se han dado a la tarea de tratar de explicar las causas de la muerte de Jesucristo y para tener una idea exacta se toma como referencia los relatos bíblicos de la crucifixión descritos a través de los evangelios y las imágenes obtenidas del Santo Sudario.
En todos ellos, se refiere que Jesucristo padeció el más cruel, inhumano y despiadado de los castigos que pudiera recibir un ser humano en la época romana: La Crucifixión (servile suppliciun).
Para los escritores sagrados, la pasión y muerte de de Jesús de Nazaret se inicia desde las nueve de la noche del jueves 12 al acabar la Última Cena y ser detenido) hasta las tres de la tarde del viernes 13 en que murió, transcurren un total de 18 horas.
En el Huerto de los Olivos, los escritores afirman que Jesucristo vive una mezcla indecible de tristeza, espanto, tedio y flaqueza. Dicho sufrimiento moral hizo que se presentara el “sudor de sangre”, una manifestación somática, física; sudor de sangre (hematihidrosis).
Al momento de ser tomado prisionero, Jesús es desnudado de la parte superior del cuerpo y sujetado a un pilar elevado con la espalda encorvada.
El instrumento usual era un flagrum (especie de látigo de correas o tiras a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas). Cuando los soldados azotaban repetidamente las espaldas de su víctima, las bolas de hierro causaban profundas contusiones y hematomas mientras que los huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular subcutáneo. Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los músculos, produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada.
Se creaban las condiciones para producir la pérdida importante de líquidos (sangre y plasma) y, sobretodo hay que tener en cuenta que la hematidrosis había dejado la piel muy sensible en Jesús y si a ello sumamos las lesiones producidas por la corona de espinas en la cabeza, el tormento fue doloroso.
CRUCIFIXIÓN
En la Crux Immisa –o cruz latina-, como era la costumbre, se obligo a Jesús a cargarla desde el poste de flagelación al lugar de la crucifixión.
La cruz pesaba más de 136 kilos. Con agotamiento extremo y debilitado, Jesucristo tuvo que caminar entre 600 a 650 metros para llegar al Gólgota – el nombre en arameo significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenia cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina calvario-.
Antes de comenzar la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo.
Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en el patíbulo. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran probablemente puestos entre el radio y los metacarpianos.
El clavo penetrado destruía el nervio sensorial motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el nervio cubital. La afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provoco fuerte contracciones en la mano.
LA AGONÍA
Por la postura existente en la cruz, donde el cuerpo cuelga literalmente de las extremidades superiores a través de una tensión que se transmite al tórax y a sus músculos, que ven dificultada sus funciones, entre ellas la de facilitar los movimientos respiratorios.
Las graves lesiones en el tórax bien pudieron producir una irritación de las membranas que rodean los pulmones (pleuras), ocasionando una pleuritis con una acumulación de líquido llamado exudado en el espacio interpleural. Esto puede explicar perfectamente por qué salió “sangre y agua” al momento que el soldado romano enterró la lanza en el cuerpo de Jesús.
Finalmente, la posición en la cruz hace difícil la llegada de oxígeno al cerebro ya que la sangre tiende a acumularse en las partes inferiores del organismo por efecto de la gravedad, el corazón y el cerebro se debilitan.
Ésta lenta y dolorosa agonía, traducida en términos médicos sería: hipoxia-anoxia (disminución de oxígeno en la sangre) cerebral consecuencia de hipovolemia (disminución del volumen de sangre) post-hemorrágica, de insuficiencia respiratoria mecánica (incapacidad para respirar adecuadamente por falta de movilidad) por graves lesiones en músculos intercostales, y de insuficiencia cardiaca.
Causa fundamental de la muerte: múltiples heridas inciso-contusas, equimosis, erosiones, excoriaciones y hematomas en la parte anterior y posterior del tronco.
Fuentes Consultadas
* Rubén Dario Camargo R.
Medicina Interna – Cuidados Intensivos. Barranquilla, Colombia.
* Dr. José Antonio Lorente Acosta
Especialista en Medicina Legal y Forense y profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada.
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