24 de November de 2024
Crean el árbol genealógico más grande: 13 millones de personas
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Crean el árbol genealógico más grande: 13 millones de personas

Mar 4, 2018

Ciudad de México a 04 de Marzo (ESFERA EMPRESARIAL/CÍRCULO DIGITAL).-La revista científica ­Science publicó el árbol genealógico más grande de la humanidad creado hasta ahora y en el cual hay información de 13 millones de personas de 11 generaciones.

Este número de personas es mayor al de ciudadanos que viven en países como Cuba o Bélgica, y su enlace fue posible mediante millones de perfiles genealógicos interconectados online. Los datos reflejan cómo se produjeron las migraciones y los matrimonios en Europa y América del Norte durante los últimos 500 años, y hasta qué punto los genes influyen en la longevidad.

Los investigadores descargaron 86 millones de perfiles públicos de Geni.com, una plataforma web en la que el usuario que busque descubrir sus orígenes puede subir sus datos personales para hacer su propio árbol genealógico y, a partir de la información compartida, conectar con parientes desconocidos y hacer crecer las ramas del árbol familiar.

El equipo de investigación empleó la teoría matemática de grafos para organizar los datos y lo que surgió fue un árbol de 13 millones de personas y once generaciones. Teóricamente, habría que retroceder otras 65 generaciones para converger en un único ancestro común y completar el árbol desde que los primeros humanos pisaron la Tierra.

“Mediante el arduo trabajo de muchas personas con curiosidad por su historia familiar, hemos realizado un enorme árbol genealógico, algo único”, dice el autor principal del estudio, Yaniv Erlich, científico informático de la Universidad de Columbia y director científico de MyHeritage, una compañía de pruebas de ADN y genealogía propietaria de Geni.com.

“Es un momento emocionante para la ciencia ciudadana”, dice Melinda Mills, demógrafa de la Universidad de Oxford que no participó en el estudio. “Demuestra cómo millones de personas entusiastas de la genealogía pueden marcar la diferencia en la ciencia”, añade.

PRECISIÓN. De acuerdo con la revista Science el conjunto de datos obtenidos detalla cuándo y dónde nació y murió cada persona: refleja la demografía de los individuos, la gran mayoría provenientes de Europa y América del Norte.

Además, pone en relieve muchos cambios sociales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la industrialización, que alteró profundamente el trabajo y la vida familiar, y que coincide con el cambio de las elecciones matrimoniales en los datos analizados. Antes de 1750, la mayoría de los estadunidenses encontraron un cónyuge dentro de los 10 kilómetros del lugar donde nacieron, pero para los nacidos en 1950, esa distancia se había extendido a cerca de 100 kilómetros. “Se hizo más difícil encontrar el amor de tu vida”, añade Yaniv Erlich.

Además, antes de 1850, casarse con un familiar era común, probablemente un primo cuarto, en comparación con los primos séptimos de la actualidad. Pero entre 1800 y 1850, la gente viajaba más que nunca para encontrar pareja, casi 19 kilómetros en promedio, pero tenían más probabilidades de casarse con un cuarto primo o aun más cercano. Según los autores, esto significa que cambiar las normas sociales, más que el aumento de la movilidad, pudo haber llevado a las personas a rechazar la consanguinidad.

En una observación relacionada, el equipo descubrió que las mujeres en Europa y América del Norte han emigrado más que los hombres en los últimos 300 años, pero cuando los hombres lo hacen, viajan significativamente más lejos.

CRECE ESPERANZA DE VIDA. Los investigadores compararon la vida de cada individuo con la de sus parientes y su grado de separación y encontraron que los genes explicaban aproximadamente el 16 por ciento de la variación de la longevidad en sus datos, en el extremo inferior de las estimaciones previas que oscilaban entre el 15 y el 30 por ciento.

Los resultados indican que poseer unos buenos genes puede extender la vida de una persona unos cinco años. “Estudios previos han demostrado que fumar te quita diez años de vida. Eso significa que algunas elecciones vitales podrían importar mucho más que la genética, sostiene Yaniv Erlich. (Con información de ABC)