Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
· Todos contra AMLO, representante del pasado oscurantista
· Simulación, el apoyo con dinero público a la reconstrucción
Enrique Ochoa Reza no podrá contentar al electorado, cuya mayoría está verdaderamente dispuesta a sacar a puntapiés al PRI de Peña Nieto de la residencia presidencial de Los Pinos y de Palacio Nacional, por la torpeza con la que ha gobernado el mexiquense, que ha alimentado el rechazo popular, ni renunciando a todo el abultado financiamiento que, por una ley injusta, el Legislativo aprobó otorgar a los partidos políticos, so pretexto de que el financiamiento particular podría ser el medio para que los barones de la delincuencia organizada se entronicen en las estructuras gubernamentales, aunque de todos modos lo estén logrando.
Esa decisión, anunciada por el presidente del CEN priista, es la simulación pura del populismo y la demagogia priistas, que pretende “empoderar” al negocio a la cabeza de las preferencias del público, en momentos en que el Coco de la derecha, la extrema derecha, el PAN, el PRD, el PRI, el empresariado neoliberal, el líder del Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), Andrés Manuel López Obrador, encabeza con mucho las encuestas de preferencias del electorado y difícilmente los anti lopezobradoristas podrían ocultar un triunfo aplastante del líder tabasqueño.
Es por ello, además del cuento de la renuncia al dinero público, repartido a manos llenas por el Instituto Nacional Electoral, por lo que Ochoa Reza y Peña insisten en que votar por López Obrador es votar por las políticas del pasado, que probaron, dicen ellos, su anacronismo en el fracaso económico y social, aunque no aceptan los gobiernos del PAN y del PRI que ellos son los responsables (autores) de una economía fallida (que privilegia al capital sobre la fuerza de trabajo), del agudizamiento de las condiciones inhumanas en las que subsisten los trabajadores, de la depauperación de las clases medias, del fracaso de la administración del petróleo (que tuvieron que devolverlo a los capitalistas privados extranjeros con el pretexto de modernizar a Pemex), de la corrupción, de la impunidad, de la simulación, del cinismo y de la complicidad con el narcotráfico y el crimen organizado, que, independientemente del financiamiento público, apoya también a ese sector político con montos considerables de dólares estadounidenses.
Inclusive, para los priistas no es suficiente dizque renunciar a 258 millones de pesos (para destinarlos a la reconstrucción post terraemotus), sino que se declaran a favor (Ochoa Reza dixit) de que desaparezca el financiamiento público para que los partidos se rasquen con sus uñas y sólo dependan del financiamiento privado, que obviamente será, en gran parte, proveniente de las empresas del contrabando de estupefacientes, o de empresarios de lo ilícito, como incluso ocurre ahora ante la vista gorda de Lorenzo Córdova Vianello, presidente consejero del INE, quien se hace pijiji, siguiendo el principio de “dejar hacer, dejar pasar” ( Laissez faire, laissez passer) porque así lo ordena el Padrino.
Sin embargo, los terremotos, particularmente en Terremoto 7.1 que mató a por lo menos 360 personas bajo las edificaciones colapsadas, y unificó a la juventud, sobre todo a la juventud, con la gente madura, en las tareas de rescate de personas y apoyo a los damnificados, cambió de tajo las condiciones en las que simularán contender los barones de la partidocracia. Pero el pueblo pudo darse cuenta, y se llenó de odio, de que los políticos sólo hicieron la pala de que estaban organizando la ayuda a los damnificados, pero no cogieron la pala para levantar los escombros y buscar a los vivos enterrados vivos y a los muertos que vivos fueron muertos de un piedrazo en la cabeza. Era notorio que a donde se presentaba Peña era vilipendiado, insultado, corrido por la gente. Y los políticos – diputados y senadores – ni se mosquearon. El Congreso no movió un dedo para participar en las tareas de ayuda. Que estuvieron los marinos y los soldados. La verdad es que, en la mayoría de los casos, salvo honrosas y muy personales excepciones, sólo para estorbar a los rescatistas y a los topos, expertos en el rescate de personas atrapadas en las ruinas de un edificio colapsado. El de los perros. Bueno. Mejor no criticar a los perros, mis grandes amigos.
Así que la clase política no tiene motivos ni menos derechos para reclamar el apoyo de la mayoría del electorado. Puede que vuelvan a ganar; puede que el que vuelva a sentarse en la silla sea un priista, pero a costa del hambre y la necesidad, comprando conciencias de las mayorías hambrientas mediante monederos electrónicos rellenos de dinero sucio, de millones de dólares, salidos de la magia del crimen, o robándolos del Erario. Et sic ad aeternum