25 de November de 2024
El anatema de las jubilaciones
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El anatema de las jubilaciones

Ago 19, 2016

Por la Espiral

*Claudia Luna Palencia

El fracaso universal del sistema de pensiones debe obligar a un urgente cambio en su planificación, un nuevo estratagema para blindarlo de permanentes e inminentes desequilibrios demográficos, en su composición etaria y primordialmente en su tejido socioeconómico.
Actualmente en pleno 2016, digamos los albores del siglo XXI, más de un sistema de pensiones público en el mundo se encuentra detenido con alfileres y estadistas y sociológos no se atreven a aventurar que pasado el 2030 (los más agoreros) o quizá el  2050 exista en pie un pago en firme para los jubilados, al menos el derivado del sector público.
Ello representa posiblemente el segundo mayor desafío para las finanzas públicas en general, el primero, derivado de la presión de la deuda sobre de las arcas y el PIB; el segundo, precisamente el cisma poblacional con gente  económicamente activa, inactiva, gente sumida en el inframundo de la economía subterránea y todos con ingresos inestables combinado con una población cada vez más longeva.
Es un caldo de cultivo maldito, una bomba de relojería, con el adyacente  desafío del tiempo un acertijo que en mi opinión nadie sabe bien cómo atajar y lo único es que se recurre a la fórmula más inmediata que pasa por alargar la edad de la jubilación bajo la premisa cierta de que hoy por hoy  el ser humano es mucho más longevo.
El paradigma del modelo de pensiones públicas va moldeándose de forma directamente proporcional, en dicha correlación, con la amplitud de edad de vida de los seres humanos.
Recientemente, el Bundesbank analizó  que si aumenta la edad biológica entonces debe retrasarse más la edad de retiro; para el caso de Alemania, el banco central sugiere elevar la jubilación hasta los 69 años de edad, hacerlo de manera escalonada  para fijarse como definitivo a partir del 2020.
En México también existe el debate en torno de dicha temática y vamos a decirlo no hay país en el mundo más o menos próspero subsumido en igual dialéctica buscando las repuestas para que sus pensionados no se queden sin nada en un futuro inmediato.
En el país azteca se estudia en el Senado junto con la CONSAR la posibilidad de modificar la edad de 60 años para el retiro e incrementarla considerando los argumentos arriba descritos.
En Francia durante el mandato de Nicolás Sarkozy fue reformada la ley  a fin de elevar la edad de jubilación de 60 a 62 años aunque para cobrar una jubilación al 100% es necesario tener 65 años o a partir de 60 (antes de la reforma), con aportaciones durante 40.5 años en 2010 (41 años a partir de 2012). La reforma prevé elevar la edad a 67 años.
En Francia, de acuerdo con el Ministerio de Economía, una jubilación de cada 10 es financiada por deuda, provocando una inminente carga para la administración pública en momentos en los que la crisis de 2008 desnudó graves debilidades económicas, financieras, administrativas y manejo de deuda en buena parte de los países del orbe.
Respecto de España, para el año 2027 «los españoles que hayan cotizado más de 38 años y seis meses podrán retirarse a los 65 años de edad. Y el resto podrá hacerlo a los 67 años de edad. Es decir, en 2027 la edad de jubilación anticipada será la que hoy es la edad de jubilación mínima normal.»
A COLACIÓN
Hay un error de interpretación no existe un quid pro quo entre la edad, la salud y la productividad. Es irrefutable: hoy en día vivimos más sobre todas las mujeres de media 5 años más que el hombre  o en países como Japón todavía mucho más.
Por una u otra razón fundamentalmente porque hemos mejorado genéticamente respecto del ser humano del siglo XIX que a duras penas superaba de los 40 años de edad había los casos excepcionales aunque es cierto que era un mundo civilmente más convulso.
A mediados del siglo XX comenzó a superarse la esperanza de vida por encima de los 55 años de edad con mayor facilidad hasta nuestros días en los que traspasar la barrera de los cien años ya no es una quimera.
Pero ello no implica que superar  «las sesenta primaveras de vida» se haga sin problemas de salud complicación a tomarse en cuenta con tanta diabetes, cáncer y obesidad con problemas cardiovasculares.
Si los tiros de los asesores públicos apuntan a tener más tiempo trabajando a las personas para poder cotizar y retirarse deben ponderar estar dispuestos a aceptar el costo colateral de tener empleados en activo achacosos y enfermos. Lo que deben hacer los gobiernos del mundo es poner un subsidio universal para todos, coticen o no, estén en un trabajo formal o no y derribar las pensiones públicas. Dejar el canal de las pensiones privadas para quien quiera llegar a mayor con mucho más holgura.