Índice Político
*Francisco Rodríguez
El burococo –virus intracelular inoculado en las partes blandas del cerebro colonizado por las administraciones públicas nocivas, paralizadas en su capacidad de respuesta por aparatos de dominación extranjeros– ha cumplido su función enajenante y ruin. Ha logrado mantener a los pueblos a raya, sometidos mediáticamente a conceptos ininteligibles.
Es cierto que debemos estar abiertos al mundo, que no podemos aislarnos de las revoluciones tecnológicas y del contacto permanente con las mareas del comercio internacional. Pero de ahí a aceptar incondicionalmente los designios externos para esperar de ellos todas las respuestas en automático a nuestros males, existe una diferencia abismal.
El clásico referente, el que dice que cuando a los vecinos del Norte les da gripa a nosotros tiene que cargarnos la tía de las muchachas con una fulminante pulmonía, corresponde a mentalidades atávicas, un pensamiento ajeno y entreguista a las preocupaciones y necesidades del pueblo. Aunque usted no lo crea, ese es hoy el caso.
De la aldea global a la nefasta globalización política y económica
Lo que empezó siendo un planteamiento efectivo que implicaba la necesidad de afirmar la interdependencia, acabó siendo un concepto que trata a toda costa de borrar las fronteras territoriales de las naciones para unificar una conciencia planetaria común y devastadora… al menos en México.
La posibilidad de aprovechar los avances del desarrollo científico de los centros de dominación para convertirla en instrumento liberador fue trastocada al identificar el concepto de «aldea global» con el más nefasto de «globalización» política y económica. Los débiles se uncieron a ese macabro cabús.
Globalizar la concepción del mundo a la medida de los centros dominantes es hoy un objetivo de carácter financiero y militar que responde a mentalidades terroristas, en lugar de coadyuvar a superar el aldeanismo mental que impide la conjunción de fuerzas estratégicas.
Una conciencia ética de esta realidad haría posible el aprovechamiento de las ventajas que ofrece la revolución tecnológica para ponerla al servicio de los grandes conglomerados históricos, marginados de la alimentación y la cultura, engullidos por la globalización desenfrenada y paranoica.
El ágora de este milenio es la digitalización del mensaje
No se puede controlar la invasión mental de nuestros pueblos, dirigida desde los centros globalizantes, pero sí se puede contrarrestar su efecto de parálisis en la capacidad crítica liberadora, mediante la implementación de nuestros propios mecanismos culturales.
Democratizar por la vía mediática la comunicación de nuestras culturas no supone degradarlas, sino enaltecerlas al compartirlas con las mayorías sociales de nuestro universo geopolítico. Esta sería la base de una política cultural con participación crítica de las redes digitales.
El ágora de este milenio es la digitalización del mensaje y su libre acceso por parte del colectivo social, sin que ello signifique el genocidio de las diferencias y de las identidades.
La mitificación de la cibernética ha dado lugar a un esquema de rigidez maniquea donde se opone la identidad a la comunicación masiva de una cultura por quienes proponen «blanquear» la globalización de los mercados con una globalización de cuerpos y almas.
México, el país de AL más golpeado por los mandatos globalizadores
Los adalides de la globalización terrorista, financiera y militar, los políticos estadunidenses, republicanos y demócratas –aunque han reconocido su fracaso para toda el área de América Latina, su emblemática zona de influencia– siguen conservando sus recetas para este traspatio, sólo porque nuestros gerifaltes se dejan aplicar todo.
Ningún país de América Latina ha sido tan golpeado por los mandatos globalizadores del desmantelamiento del Estado, la desregulación crónica, el apego a las doctrinas del libre comercio, las restricciones de política monetaria y el endeudamiento hasta el cogote, sin capacidad de solución, como México. Los otros países, increíblemente menos dañados.
Somos el ejemplo último, el más acabado, de sus fracasos. El cobayo a modo de todos sus experimentos. El chavo contrariado que se queja porque no le dan más fuerte en el trasero. El chivo expiatorio, dispuesto a exculparlos ante la comunidad internacional. Porque somos los únicos culpables de la entrega sin remilgos.
El muro, último de los eslabones de una cadena de dependencia
Las clases dirigentes hacen siempre un denodado esfuerzo por arrasar lo poco que nos queda del conocimiento histórico, pluriétnico, plurilingüistico y pluricultural de las raíces ancestrales, completando un círculo perfecto de dominación y vasallaje execrable.
Los grandes globalizadores, los que pregonaron los beneficios de abrirse sin cortapisas, los campeones de la aldea global, son los primeros en aplaudir las actitudes aldeanas de levantar un muro en la frontera, como si faltara, para cerrar los candados de nuestros eslabones, para completar una larga cadena de dependencia que no tiene fin.
Pregonaron las bondades del libre comercio, sólo para acabar cerrando la frontera al tránsito de humanos, de bienes y servicios exportables, de unidades de transportación por carretera, que portaban nuestros productos a sus mercados. Pero los mercachifles de aquí siguen queriendo cazar oportunidade$, condonándoles impuestos a sus empresas, a cambio de oportunos moche$.
El intruso Meade culpa del endeudamiento a los dóciles levantadedos
Los fruncionarios hacendarios –empezando por Meade, quien no tiene pa’ dónde hacerse, después de las barbaridades y zarandajas que vertió en la Cámara de Diputados para defender el paquete económico y el presupuesto lacayuno– hacen el flaco favor a la Nación, de recortar el presupuesto productivo y de ayudas sociales, para destinarse por entero al pago de los servicios financieros de la deuda.
Dice Meade, un simplón paniaguado del nefasto Videgaray, que la deuda externa que él ayudó a contratar –y que ya rebasa, como usted y yo lo hemos venido comentando desde hace meses, más de la mitad del producto interno bruto, diez billones de pesos, que no alcanzarán a pagarla ni nuestros choznos–, no representa ningún problema.
¡»Es la deuda mejor administrada del mundo», se atreve a decir el fatuo meteco!… y suplica, con una demagogia retrechera, que los pobres diputados ya dejen de endeudar al país. El mismo mecanismo mental que emplea Donald Trump, pero… al revés. Primero, hacen el triste papel de colonizados, después, le echan la culpa a infelices levantadedos que no la tienen, pero a quienes les faltan arrestos para enjuiciar a los traidores.
La misma receta verbal contra la devaluación. Aconseja políticas responsables, como la de aprobar un presupuesto empobrecedor, regulado a ceros. Mientras sus contlapaches se dan vuelo perdonando a deudores fiscales de polendas, que ni necesitan sus servicios.
Administraciones públicas sin opción ante la destrucción del país
La devaluación y la inflación consustancial, ya se salieron de madre. Como muestra, un botón: los dueños de las distribuidoras de productos farmacéuticos ya están elevando los medicamentos necesarios para curar las enfermedades más letales del rancho grande. Y ni así reconocen sus políticas económicas equivocadas.
Es el resultado final del burococo, contraído y transmitido por administraciones públicas rastacueras, paralizadas, que no tienen una sola opción frente a la destrucción de esto que todavía llaman país.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: El atentado del maratón de Boston ocurrió el 15 de abril de 2013. En la meta detonaron dos artefactos explosivos de fabricación artesanal (ollas a presión, rellenas de metralla), que causaron la muerte de tres personas y otras 282 resultaron heridas. Los responsables, Tamerlán y Dzojar Tsarnaév, fueron identificados el 19 de abril. Y tras una persecución peliculesca, para el 20 uno ya había sido «abatido» por las policías y el otro apresado…. El atentado contra Charlie Hebdo, semanario satírico francés, fue un tiroteo llevado a cabo en la ciudad de París el 7 de enero de 2015, cuando dos hombres enmascarados y armados con fusiles de asalto y otras armas entraron en las oficinas de dicho semanario. Ellos dispararon hasta 50 tiros, matando a 12 personas e hiriendo a otros 11. También mataron a un oficial de la Policía Nacional de Francia poco después. En la noche del mismo día del atentado, se hizo pública la identidad de los presuntos autores. Un documento de identidad (Carte nationale d’identité) hallado en el primer vehículo usado en la huida facilitó la labor de identificación, que fue también ratificada gracias al análisis de ADN. Según los datos policiales, el autor principal habría sido Chérif Kouachi, nacido en París el 29 de noviembre de 1982. junto con su hermano, llamado Saïd, nacido en París el 7 de septiembre de 1980. Fueron «abatidos» dos días después de los hechos, el 9 de enero, tras otra persecución peliculesca… Los atentados de Bruselas de 2016 fueron dos ataques terroristas realizados por seguidores del autoproclamado Estado Islámico la mañana del martes 22 de marzo de 2016 en el aeropuerto y en la red de metro de la capital belga en los que murieron 35 personas (incluyendo tres de los terroristas) y 340 resultaron heridas. La policía belga dio a conocer, casi inmediatamente después, que dos de los terroristas suicidas fueron los hermanos Khalid e Ibrahim El Bakraoui y otro tercer participante llamado Najim Laachraoui que mantuvo vínculos con los atentados de París de noviembre de 2015 y que se cree, fue el cerebro de la operación. Además, una cuarta persona identificada como Mohamed Abrini y que habría dejado una tercera maleta con explosivos en el aeropuerto y que no llegó a explotar… Hace apenas unos días, el 19 de septiembre, una explosión en el barrio de Chelsea, en Nueva York, dejó 29 personas heridas. Muy temprano, la mañana del lunes 21, el autor del atentado había sido identificado como Ahmad Khan Rahami, de 28 años. Fue capturado, tras un tiroteo en el que resultó con varias heridas de bala, la tarde de ese mismo lunes… La pregunta obvia es, ¿por qué en otras latitudes las policías sí funcionan? ¿Por qué, en México, tras dos años de peloteo de los expedientes, aún no hay responsables de la desaparición –por llamarle cual se considera oficialmente– de los 43 de Ayotzinapa? ¿Por que aún no sabemos quién mando a matar a Luis Donaldo Colosio? ¿A José Francisco Ruiz Massieu? ¿A Enrique Salinas de Gortari? ¿Por qué? ¿Es sólo por ineptitud? ¿Nada más por la corrupción imperante? ¿O por las complicidades que usualmente mantienen los criminales con los poderosos? ¿Usted qué cree?