Análisis a Fondo
*Francisco Gómez Maza
· El tipo de cambio en manos de soñadores
· De esos que sueñan con el oro y los diamantes
Quienes se lamentan por vivir en “un país de mierda”, se equivocan. México, así como está, sin las buenas noticias que cuentan sólo para Peña Nieto, no es un país de mierda. Los que son una mierda son los que gobiernan porque sólo gobiernan para ellos y para sus amigos y al pueblo que se lo coma el chucho, como dicen los chipanecos.
A los diputados, por ejemplo, sólo les importa el chayote que les dan por aprobar una reforma o ley, a modo del poder ejecutivo, que a fin de cuentas es el que manda a los otros poderes. El judicial no tiene ninguna importancia. Está integrado por ministros a modo del presidente en turno y ganan emolumentos estratosféricos que los hacen de los seres humanos más ricos del planeta y no respetan la ley ni los buenos usos y costumbres del pueblo, de la ciudadanía. Los ministros sólo tratan de verse graciosos, bufones del patrón. Y cebándose a costa del Erario, cuando 60 o 70 (no lo sé de cierto porque las estadísticas del INEGI están amañadas) millones de personas se debaten en la pobreza, en la pobreza pobreza, en la miseria, y en la indigencia.
Y me dirá usted qué tiene que ver toda esta perorata con el tipo de cambio. Ah. Mucho. Porque si se aprecia el dólar se deprecia o se devalúa el peso y todo se encarece. Lo primero que sube son los alimentos, y curiosamente los alimentos de lo que los economistas políticos llaman canasta básica y a todo se lo lleva el carajo porque a esos 60 0 70 millones (de los cuales tienen un empleíto unos 40 millones) les cuesta “un güevo y la mitad del otro” comprar la carne, las verduras, las frutas, la leche para ellos y para la familia, y más si tienen una niña de brazos que aún le chupa la chichi a su mamita.
Los economistas de Hacienda son idealistas, platónicos, viven en un país de lujo, de encantos, de sueños, de palacios reales, de princesas y príncipes encantadores, de castillos de lujo. Son como las mujeres soñadoras que sólo imaginan un producto engañoso, irreal, que no le sirve ni al supermillonario Carlos Slim: dinero, oro, joyas de piedras preciosas. Así son los muchachones del nuevo virrey, o mejor dicho encomendero del rey, o sea del que preside, José Antonio Meade Kuribreña-.
Y, se lo asegura un periodista que ha visto mucho, pero mucho, desde tiempos inmemoriales (de los cuales no prefiere no acordarse porque de allá vinieron nuestros males, nuestros fallos, nuestros fracasos, el incremento de la corrupción, de la impunidad, de la pobreza) que ve pasar a los políticos y los ve envejecer, enfermar y morir. (Imagine viejo, tojo, a Peña Nieto. Nada más un instante. Y recuperará sus esperanzas.)
Pues tales economicistas, titulados de licenciados en economía son los que calculan a cuánto se va a devaluar el peso en un periodo de tiempo. No tienen idea de hasta dónde va a llevar la apreciación del dólar incluso con las idioteces del Pato Donald, o sin ellas, porque ahí está también el factor Obama y más, ahora, antes del 4 de noviembre, el factor de la primera mujer en la historia de los Estados Unidos que podría llevar a la presidencia, Hillary Clinton, que los demócratas no se desparecen mucho a los republicanos en eso de joder a los países periféricos, que México es uno de ellos y tanto el Pato Donald como la señora de Clinton ansiarían que fuese una estrella más de la bandera de las barras y las estrellas. Claro. Un reducido grupo, o no sé, muchos mexicanitos eso quisieran.
El hecho es que el dólar seguirá siendo la moneda de cambio más perversa del universo financiero y cambiario. Y el peso tendrá que arrodillarse y pagar tributo como dice mi doctora. Los economistas de la llamada iniciativa privada son más realistas, o menos entreguistas. (Los economistas de Hacienda tienen el método de análisis financiero que les dicta Meade, o que les impone). Los de Citibanamex no creen en las estimaciones plasmadas en el paquete económico 2017 y yo los acompaño. Se quedan cortos.
Esto se quedará a la deriva en el año venidero porque Peña Nieto sólo tendrá una preocupación. Que no lo cachen acumulando dinero para la campaña del candidato del PRI, que bien puede ser el nuevo delfín, que ya demostró al interior del sistema, que puede con la economía, con la política social, con la política de relaciones exteriores, etc, Y tiene la facha de presidenciable. No digo que el PRI vaya a ganar por las buenas la presidencia, porque ya nadie, ni las muchachonas que votaron por Peña, acarreadas de Toluca, que ahora están ya más maduritas y puede que hayan comenzado a pensar.
Entonces, ya para concluir, le dejo esta idea loca. El peso seguirá devalándose por obra y gracia de los corredores de Wall Street, las estupideces de Pemex, las tonterías del Banco de México, que es el que atiza la especulación con sus famosas subastas, y el pánico de quienes viven del dólar.-
Hasta mañana y espero que no me den cuello, como a Shen Li. Un saludo afectuoso, a todos.