5 de November de 2024
El gluten no tiene la culpa
Salud Salud y Ciencia

El gluten no tiene la culpa

Dic 11, 2017

 Ciudad de México a 11 de Diciembre (ESFERA EMPRESARIAL/ CÍRCULO DIGITAL).-A pesar de la moda del gluten-free, sólo el 1% de la población mundial padece de celiaquía, el resto sí puede comer pan.

 ¿Qué es la celiaquía?

La enfermedad celíaca se consideró en un principio como una condición que afectaba mayoritariamente a las personas de origen europeo; sin embargo, la incidencia de casos reportados en los últimos años en el Medio Oriente, India, África del Norte, Norteamérica y Suramérica demuestra que la enfermedad afecta igualmente a la población internacional y la coloca como uno de los desórdenes genéticos más comunes en el mundo, afligiendo al 1% de la población mundial total.[1] 

Contrario a la creencia común, la celiaquía no es una intolerancia alimentaria al gluten, la proteína presente en cereales tales como el trigo y sus productos derivados como el pan. La celiaquía está catalogada como una enfermedad sistémica autoinmune que se manifiesta de distintas formas en varios órganos pero ataca primariamente al aparato digestivo en personas que están genéticamente predispuestas.[2]

Al ingerir gluten, el sistema inmunológico de la persona celíaca inicia un fuerte ataque a las vellosidades del intestino delgado, haciéndolo más vulnerable a infecciones, el desarrollo de alergias alimentarias y el comienzo de otras condiciones autoinmunes tales como diabetes mellitus tipo 1, lupus, Hashimoto (tiroides), vitíligo y artritis reumatoide.[3] Esto quiere decir que es frecuente que un celíaco padezca otras enfermedades autoinmunes.

La característica principal de la celiaquía es que el consumo del gluten provoca un daño a las mucosas del intestino delgado y disminuye notablemente su capacidad de absorber los nutrientes esenciales; por lo que la deficiencia de varias vitaminas y minerales es una situación común entre los celíacos y una posible causa raíz de otra serie de padecimientos.[4]

De acuerdo con en el Centro de Enfermedad Celíaca de la Universidad de Chicago, si la celiaquía no se trata a tiempo ésta puede ocasionar anemia, osteoporosis, infertilidad, condiciones neurológicas y en raras ocasiones hasta cáncer.[5]

¿Cómo saber si eres parte del 1% de la población?

Los síntomas varían desde diarreas continuas y dolor abdominal constante hasta dolor de articulaciones, caída del cabello y depresión. Como existe un factor genético se recomienda realizar una biopsia intestinal cuando ya hay un familiar diagnosticado con celiaquía o cuando la persona padece cualquier otra condición autoinmune.

De cualquier modo, es importante consultar a un médico y no retirar el pan o grupos completos de alimentos como los cereales de la dieta diaria puesto que esto puede enmascarar los síntomas y alterar el diagnóstico.

 Razones por las que no debes dejar el gluten si no eres celíaco:

De acuerdo con un artículo publicado en la revista Journal of Pediatrics, existen algunas cosas que debes considerar antes de unirte a la moda gluten-free:[7]

  1. Una dieta sin gluten es más cara por lo que puede afectar el presupuesto para las compras.
  2. Los alimentos procesados sin gluten frecuentemente contienen más azúcar y grasa que los productos regulares. Lo cual se puede traducir en alimentos con más calorías y menos nutrientes.
  3. Una estricta dieta gluten-free incrementa la exposición de la persona a ciertas toxinas y disminuye su ingesta de hierro y vitaminas del complejo B.

Al eliminar el gluten de la dieta se corre el riesgo de ocasionar deficiencias nutricionales. Los nutrientes claves que aportan los cereales de grano entero tales como el trigo, el centeno y el maíz son hierro, calcio, fibra, tiamina, riboflavina, niacina y folato (ácido fólico).

Finalmente, eliminar el pan, pasta y otros alimentos que contiene gluten de la dieta no garantiza que se baje de peso, según lo señala un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine.[9] Para alcanzar el peso ideal es importante consumir abundantes verduras, frutas y granos enteros, así como proteínas de buena calidad y grasas saludables en cantidades apropiadas de acuerdo a la edad y mantener un estilo de vida activo.