El INAH edita libro sobre las relaciones interculturales en Oaxaca
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de junio, (DE VAGOS /CÍRCULO DIGITAL).- Oaxaca es para México, y en alguna medida para América Latina junto con Guatemala, el Alto Perú y la Amazonía, un laboratorio fundamental para comprender la interculturalidad, pensada no sólo como la relación entre la sociedad occidental y las colonizadas, sino como el vínculo múltiple, diverso y absolutamente complejo entre distintas culturas: autóctonas y no autóctonas, hegemónicas y subordinadas, destacó el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández.
Durante la presentación del libro Viviendo la interculturalidad. Relaciones políticas, territoriales y simbólicas en Oaxaca, de la autoría de Alicia M. Barabas y Miguel A. Bartolomé, el titular del INAH manifestó que el trabajo plasmado en el volumen, que aborda la interculturalidad desde tres ejes: político, territorial y simbólico, es de la mayor importancia para superar alguna visión “generalizante” de lo indígena, cuyo concepto es una abstracción arbitraria.
“No existe algo así, existen diversas identidades y universos culturales que coexisten, se multiplican y reproducen, y que tiene que ver con particularidades históricas, lingüísticas y culturales muy específicas”, aseveró.
En la Biblioteca Fray Francisco Burgoa, del Ex Convento de Santo Domingo, hoy Museo de las Culturas de Oaxaca, Prieto Hernández resaltó la reflexión que los autores hacen en el libro respecto al pluralismo de hecho (lingüístico, cultural, étnico y social), pero el reto es cómo pasar al pluralismo de derecho.
Enfatizó que el libro alumbra y empuja a la necesidad de superar la incomprensión, la mitificación y la ignorancia que impiden reconocer la pluralidad cultural, y convertirla en un espacio y posibilidad de encuentro de las culturas en su diversidad y en condiciones de horizontalidad.
“Este trabajo contribuye a descorrer el velo de la ignorancia y prejuicio que sigue prevaleciendo en gran parte de la sociedad mexicana, no obstante, al surgimiento de movimientos como el zapatista o el creciente prestigio que tiene en el país ser indígena, sigue la tendencia al desconocimiento, desprecio y la minorización de los pueblos originarios, bajo el criterio de que son minorías”, expuso.
Sobre el tema del volumen, el investigador emérito del INAH, Miguel A. Bartolomé comentó que la interculturalidad es una relación muy asimétrica, donde los indígenas tratan de aprender y adaptarse a una cultura que no es la suya. Esfuerzo que no se da a la inversa, no hay ningún impulso de la otra parte de la sociedad por conocer algo del modo de vida y pensamiento de los pueblos nativos, cuyos habitantes, calculados en millones, aprenden español, mientras que el resto de la población no se interesa en aprender sus lenguas.
“Muchas veces, la cultura occidental ve al indígena como un ser desvalido o problemático, según sea el caso, porque está acostumbrada a pensar en sus ausencias, en lo que no tiene, y no en lo que tiene: sus presencias”, destacó.
El libro, editado por el INAH, es resultado del proyecto que ambos investigadores han desarrollado en el Centro INAH Oaxaca en los últimos tres años, y en él destacan que ese estado es sinónimo de pluralidad cultural, aunque ésta transcurra en el seno de relaciones de desigualdad, lo que representa un reto para la convivencia intercultural.
Así, de acuerdo con los autores, el concepto de multiculturalismo que ha pretendido reemplazar en la literatura etnológica por el de pluralismo, a partir de las experiencias de diversidad en sociedades como las europeas o canadiense, fue acompañado por la adopción de las nociones de interculturalidad, en especial en el ámbito educativo nacional, a mediados de la década de los ochenta en México.
La investigadora emérita del instituto, la antropóloga Alicia M. Barabas señaló además que algunos ensayos están dedicados a las relaciones que han establecido las sociedades indígenas con su territorio a lo largo de la historia, lo que permite mostrar la reproducción de antiguos conocimientos y prácticas vinculadas con el medio ambiente y la geografía. En este sentido, las áreas de los pueblos originarios se estudian desde la narrativa y los diversos rituales que van marcando y construyendo la etnoterritorialidad.
Dentro del ámbito de las relaciones interétnicas destacan los escritos sobre un macroproyecto de desarrollo hidráulico llevado a cabo por el Estado, que ha sido muy criticado por la población al considerarlo un etnocidio. Asimismo, sobresale un texto dedicado a las relaciones entre una corriente de la Iglesia católica, conocida como teología india, y el pueblo indígena mazateco, objeto de un proceso de aculturación religiosa.
Durante la presentación del libro estuvieron Saúl Millán Valenzuela, profesor investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y Gustavo Lins Ribeiro, profesor de la UAM Iztapalapa.