23 de December de 2024
El mismo estribillo desde hace 3 décadas
Opinión Principal

El mismo estribillo desde hace 3 décadas

May 3, 2018

Análisis a Fondo

Francisco Gómez Maza

  • Dicen que quieren hacer de México una potencia
  • Pero no lo dejan crecer por arriba del 2 por ciento

Pareciera que El Búho de Minerva nunca posará sus garras en el nopal donde está parada el Águila devorando a la serpiente. Parece que eternamente los mexicanos continuarán comiendo víboras y no alcanzarán el poder de la sabiduría de Minerva o Atenea, patrimonio de Washington, quien está a punto de perderlo por el ascenso de China, a donde pronto sentará sus reales garras el Búho de lasabiduría, las artes y la estrategia militar.

Por lo que hemos visto desde hace 37 años, los mexicanos estamos condenados ni siquiera al sub campeonato, al que está condenado el equipo de futbol asociación, el Cruz Azul. Nuestra economía de casino, de palenque de gallos, de garito, y de un tiempo para acá, economía de compinches, pareciera que no puede crecer ni siquiera en un 3 por ciento, Siempre se queda rodeando el 2, el dos fatídico de la irresponsabilidad, de lo fácil, de la corrupción, de la impunidad, de la simulación y del cinismo, y estos cínicos aún quieren seguir mamando de las tetas de esta vaca macilenta que es la economía nacional. ¿Verdad, señores Meade y Anaya?

Qué más les da que la economía no rebase el dos y cacho por ciento anual. Lo que a estos facinerosos les importa es que haya de dónde coger para llenar sus alforjas y sus cuentas de banco en paraísos fiscales. ¿O, no, corruptos? Qué más da que la economía no rebase el 2.3 que los ricos no pierden y los pobres que mueran de hambre. No merecen vivir. Son muchos. Tienen una gran actividad sexual por su pobreza, por su miseria. Ya es tiempo de una limpieza social.

Además, a los dueños les importa un comino que El Búho de Minerva se pose en el nopal y elimine a esa águila criminal que no permite que los mexicanos se alivianen. Con Búho o sin Búho, con Minerva o con Atenea, los saqueadores de la nación pretenden seguir con el atraco y no están dispuestos a que nadie ser atraviese en su camino. Qué más da que lo que los economistas, una suerte de vagos que se solazan inventando ecuaciones que nunca dicen cuál es la realidad, concluyan que el producto interno bruto, así como van las políticas públicas, nunca rebasará el dos por ciento. Ni pensar que crezca un 6 por ciento como lo hizo en aquella época, también dramática, del Desarrollo Estabilizador, cuando los estudiantes y la gente eran eliminados como moscas. Recordar la Plaza de las Tres Culturas, en donde el Búho de Minerva pensó posarse algún día en la imaginación de algunos mexicanos locos.

Vean que no digo mentiras. Y esto lo vengo diciendo desde hace 30 años. La economía está condenada sólo a ser botín, de aventureros, de ladrones, de facinerosos, como lo fue desde el principio, cuando España nos mandó a ex convictos y criminales a “conquistar” el Anáhuac, hermosísima región lacustre donde brillaba Tenochtitlan por encima de Madrid, París y Londres (apestosos villorrios de la época). No dejarán los neoliberales que la economía crezca. Es mentira lo que dicen, lo que dice Meade, lo que en su momento prometió Peña, de convertir a México en una potencia mundial. Seguiremos siendo colonia. Ahora de Washington y de Wall Street; en los años venideros, no muy remotos, del Dragón, medio comunista, medio capitalista, extraña mezcla que aprovecha la mano de obra regalada de millones de personas que se conforman sólo con comer el día de hoy en los campos de la China.

Y es el cuento de nunca acabar. La misma historia, el mismo cuento que he escuchado desde que cubro las fuentes financieras (las empecé a cubrir allá por 1976, cuando fundamos la revista Proceso: “Analistas consultados por el Banco de México recortaron sus estimaciones de crecimiento del 2019 para la economía, al pasar de 2.33%a 2.30 por ciento”. El mismo estribillo, cansado estribillo, aburrido estribillo. Me lo sé de memoria. Y ese mismo cantar van a “dar a conocer” los del banco central, el próximo mes. Voy a pedirle a mi primo Amín o a mi prima Coqui que le pongan música, una musiquita pegajosa como la de la Niña Bien.

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