Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
· Todo el lío por el perverso neoliberalismo
· Con todo, AMLO tiene que soltar la rienda
¿Otro u otra que no se sienta a gusto y quiera dejar el gabinete de López Obrador? Adelante. Las puertas de salida están abiertas y los únicos que se escandalizarán del hecho serán los enanos del tapanco. Los burladores. Los que tienen el corazón y el cerebro de pollo.
En cualquier administración, del gabinete presidencial entran y salen, unas veces por voluntad propia, otras porque los corre el presidente, amo y señor de la administración pública en un gobierno presidencialista como el nuestro, y así ha sido y es en todas las administraciones llamadas democráticas en el mundo, en ambos hemisferios.
De qué, pues, se escandalizan los enanos del tapanco; por qué se desgarran las vestiduras, si las finanzas de la nación siempre se han manejado en Palacio y aquí los asuntos de palacio no van tan despacio como se acostumbraba antes del 31 de diciembre del año pasado. Díganselo a quien escribe este texto, quien cubrió toda su vida periodística las fuentes económicas, financieras y hacendarias… y vio renunciar o ser cesados a un montón de secretarios de estado (secretarios de Hacienda y Crédito Público. Así son llamados): Hugo B. Margáin, David Ibarra, Julio Rodolfo Moctezuma, Jesús Silva Herzog, Jaime Serra, Guillermo Ortiz, entre otros. Y no es que las cosas se sigan haciendo mal como en lo pasado. Los presidentes seguirán gozando del privilegio de ser los tlatoanis, mientras no cambie el modelo de gobierno. Por el momento, sea el gobierno conservador o progresista, sigue siendo presidencialista.
Y estoy totalmente de acuerdo con quien haya escrito en la columna Bajo Reserva de la edición digital del 10 de julio, que observadores de la política leyeron entre líneas un mensaje en las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, tras la estridente carta de renuncia de su hoy exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en la que denuncia que le fueron impuestos nombramientos de personas, que desconocen el funcionamiento de la hacienda pública y la existencia de conflictos de interés entre miembros del gobierno de la 4T.
En lo dicho por el Presidente, algunos interpretan que hubo dedicatoria para aquellos que han pensado en dejar el gabinete. El mensaje es que el que se baje tendrá el mismo trato que dio a Urzúa quien, reveló, “no está conforme con lo que estamos haciendo” y prácticamente lo acusó de no haber entendido que este gobierno realiza “un cambio de verdad, no sólo una simulación” y de no haber comprendido que el compromiso de la 4T es cambiar la política económica neoliberal, así como acabar con la corrupción, la impunidad y hacer valer la austeridad republicana. ¿Algún otro secretario no está conforme? ¿Alguien más quiere dejar el gabinete?
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un firme opositor de las políticas de Washington, de las del Fondo Monetario Internacional, de las de Banco Mundial, de las recetas de Chicago y de Manchester. No sé en qué estaba pensando cuando designó secretario de hacienda a Urzúa. En la era neoliberal y, especialmente desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), en 1994, (cuando yo estaba cubriendo el levantamiento de los indios, en Chiapas) con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, al que ahora pretenden llamar T-Mec, el crecimiento económico de México cayó de 5 a 1.1 por ciento y se impuso la precariedad en el trabajo. Nadie lo puede negar. Todo está documentado.
Carlos Manuel Urzúa Macías, quien entre el año 2000 y 2003 fungió como secretario de Finanzas del propio López Obrador, durante su gestión como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, fue propuesto por el hoy presidente de la República, para ocupar el cargo de Secretario de Hacienda y Crédito Público, cargo en el cual fue ratificado por el pleno de la Cámara de Diputados con 453 votos a favor, 0 en contra y cero abstenciones, el 13 de diciembre de 2018, al día siguiente de esta comparecencia.
Carlos se encontró con un desmadre económico, producto de las políticas dictadas por Milton Freedman, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, emanadas de la escuela de Chicago y de otras universidades estadounidenses y británicas. El 60 por ciento de la Población Económicamente Activa tenía y tiene empleos informales, sin seguridad social; de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, con salarios que van de menos de 1 a 3 salarios mínimos. Tan sólo en los últimos 6 años, durante la gestión de Enrique Peña Nieto, la población con salarios de pobreza creció en 5.3 millones.
Pero algo pasó en la cabecita blanca de Urzúa. No era fondomonetarista, no era manchesteriano, no era neoliberal. Si lo hubiese sido, AMLO no lo habría elegido. Pero se perdió y defendió la tesis de que el modelo económico de México continuaría por la senda del neoliberalismo durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (Éste había condenado y decretado oficialmente la muerte del neoliberalismo), pero con mayor intervención del Estado «para el desarrollo de infraestructura que ayude al desarrollo de la iniciativa privada», anunció Carlos Urzúa, el 12 de diciembre de 2018.
Urzúa hizo tal declaración durante su comparecencia ante diputados federales, un día antes de que se aprobara su nombramiento como secretario de Hacienda y Crédito Público, el 13 de diciembre de 2018, por el pleno de la cámara.
«Nosotros –agregó Urzúa- ya decidimos por ahí y tenemos que seguir adelante; por eso todo el mundo, todos los mexicanos o la gran mayoría de los mexicanos, incluido el Presidente de la República, su servidor, y mucha gente que trabaja en el gobierno federal, estuvimos a favor de un nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, ahora le llama Jesús Seade, creo que T-Mec. Por supuesto, si nosotros ya entramos ahí y ahora más nos vale seguir por ahí. Nada más que hay que ser muy competitivos”.
Al responder la pregunta de qué cambios hará el gobierno de López Obrador en la política política económica se pretende, comparado con los últimos 36 años dijo que la modificación que hará este gobierno al modelo neoliberal será solamente en el sentido de «Yo diría, olvidar un poquito esta visión de que el Estado no debe intervenir en lo absoluto. Nosotros creemos que sí debe intervenir y que debe fomentar la inversión privada de todas las maneras posibles pero, especialmente, a través de infraestructura pública.
Arturo Herrera será el nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP). Herrera Gutiérrez, se desempeñaba como subsecretario de Ingresos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Es un funcionario que se distingue por conocer bien el funcionamiento de los mercados internacionales, dada su experiencia en instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuenta con un doctorado en Economía por la Universidad de Nueva York.
Del 2000 al 2004 fue director general de Gestión Financiera en la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México, del 2004 al 2006 se desempeñó como secretario de Finanzas. Fue gerente de práctica de la Unidad de Servicio Público y Desempeño para América Latina y el Caribe, y formó parte de la Práctica Global de Gobernanza del Banco Mundial.
Mientras estuvo en la Subsecretaría, protagonizó algunos momentos ‘incómodos’ en los que López Obrador tuvo que desmentir algunos de sus dichos. En abril pasado, durante unas mesas de trabajo con legisladores de la Cámara de Diputados, Arturo Herrera indicó que estaban analizando la posibilidad de retomar el cobro de tenencia y generalizar el cobro de predial, así como buscar cobrar impuestos al comercio digital. Sin embargo, López Obrador salió a desmentir el tema, que su administración tenga la intención de revivir la tenencia y reiteró que cumplirá con su compromiso de no incrementar impuestos ni de establecer impuestos nuevos. Otra ‘inconsistencia’ fue cuando Herrera también afirmó que se retrasaría la construcción de la refinería en Dos Bocas para dar apoyos a otros proyectos prioritarios de Petróleos Mexicanos (Pemex).
De igual manera, López Obrador volvió a desmentir el tema en una de sus conferencias matutinas. En fin. Este escribidor cree que, aplicando las recetas de Raúl Prebisch, la economía mexicana evitará los malos farios que le endilgan los enemigos de la 4T, como las calificadoras. Aún queda mucho tiempo, si López Obrador le suelta las riendas a su nuevo secretario.