23 de December de 2024
El  valor de tu voto
Opinión Principal

El  valor de tu voto

Feb 6, 2018

Análisis a Fondo

Francisco Gómez Maza

  • Una historia de latrocinios
  • La “democrática” ingenuidad

De 1976 a la fecha se han apoderado del poder presidencial 7 personajes, próceres, pelafustanes, forajidos, cuyos programas pasaron vergonzosamente de las promesas a las vergüenzas. Tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia”, advirtió en su momento José López Portillo hablando con el Negro Durazo. Y lo que ambos se acostumbraron fue a administrar la riqueza que le saquearon a las Arcas nacionales. Entre ladrones te veas. López Portillo fue designado presidente por el dedazo del nefasto Luis Echeverría Álvarez y se fue a Los Pinos solo. En una farsa de elecciones en la cual fue “electo entre él y él. La oposición estaba en el apando o en el cementerio.

Paradójicamente, su secretario de gobernación, el maestro Jesús Reyes Heroles, uno de los escasísimos priistas respetables por cierta oposición, en la historia de lo que Moisés Edwing llama la pridictadura, entreabrió las puertas del sistema a la oposición, pero a ésta no le alcanzó, porque así lo dispuso la corrupción de la democracia, para lograr que otro priista, Miguel de la Madrid Hurtado (1962-1988), “ganara la elección” y este político gris, mediocre, desclasado, a la chita callando, con imagen de sonso, comenzó a aplicar las reglas de juego del neoliberalismo con el desmantelamiento de las empresas del Estado. Ya se perfilaba detrás de él un joven chaparrito, de botas de tacón alto, Carlos Salinas de Gortari, como la semilla venenosa del neoliberalismo. La reforma de Reyes Heroles fue un fracaso. Es famoso el axioma de la Madrid Hurtado, moralista de banqueta, quien afirmó: “Si para asegurar el sufragio efectivo tenemos que hacer fraude electoral, entonces lo haremos”.

José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco para Servirle al Diablo y a Usted (1976–1982) presenció el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia por haber encontrado petróleo, pero el hombre del pueblerino Caparroso en lugar de construir refinerías y/o algo útil, le compró mansiones a sus amigos, entre ellos al célebre y experimentado Negro Durazo, jefe de operaciones estratégicas policiales durante la incorruptible fase de la guerra sucia y pues, el dinero se acabó. De lo sublime a lo ridículo fue el caso, y López Portillo, en lugar de nombrar presidente a Secretario de Gobernación como dios manda, puso a su secretario de economía para intentar arreglar sus pendejadas sus deslices políticos.

Miguel de la Madrid (1982-1988) fue el primer presidente ecónomo que le metió duro al neoliberalismo, una tradición que hasta la actualidad nos distingue como un país socialmente irresponsable. Llegó como consecuencia de los excelentes trabajos financieros de López Portillo a tratar de mejorarlos aún más. Para ello vendió algunas cosas, como paraestatales y otras cosas que frenan la economía. Durante su presidencia sus actitudes provocaron un terremoto en la Ciudad de México, afortunadamente su gobierno respondió a paso firme, pero era tan firme que no llegó sino hasta un mes después, y además se le distingue la seguridad y soberanía, pues no quiso que extranjeros intervinieran para salvar vidas (si ya intervenían en la economía y en la política, cuando menos que nos dejaran el desastre para nosotros).

La cúspide de su renovación moral se suscitó en 1988 cuando su gobierno, para asegurar que México siguiera en su posición económica (desgraciadamente su posición no era tan tan buena), nombró a Carlos Salinas de Gortari como su sucesor.

Pero ya la oposición estaba fortalecida con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a la cabeza y le ganó las elecciones a Salinas de Gortari, quien con toda desvergüenza mandó al secretario de gobernación de De la Madrid, Manuel Bartlett, ahora en la oposición lopezobradorista, a “tirar” el sistema para que nadie supiera del triunfo del hijo de Tata Lázaro, a quien le faltó valentía para defender su triunfo hasta las últimas consecuencias.

El gobierno de Carlos Salinas ha sido el más nefasto, el más corrupto, el más impune y el más cínico, tanto que hasta la actualidad mantiene un peso específico en las decisiones de lo que López Obrador califica como “la mafia en el poder”, porque verdaderamente es una familia como las sicilianas, o las de Chicago de los años 20, sólo que aquellas comerciaban con el wiski y éstos comercian con las drogas ilícitas y la dignidad de los mexicanos.,, Y son más nacas que una guajolota o una hamburguesa de gordita.

En honor a la verdad, como dicen los historiadores, Cuatemochas (agosto 1988 – agosto 1988) fue el primer presidente legítimo de México, (ya en 2006 le sigue AMLO) pero se notaba que no le interesaba porque la misma tarde del fraude, declaró ganador a Salinas de Gortari a cambio del registro del PRD.

Afirma un autor anónimo en Wikipedia, que el Chupacabras (1988 – 1994) fue electo presidente en las elecciones más limpias que ha habido en México, enfrentándose a Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Clouthier (este último panista fue el que le hizo marchas contra el fraude y luego el PAN se pregunta de donde salieron tales mecanismos).

Durante su sexenio aplicó la política social del «atole con el dedo», con la cual puso a México en el primer mundo. El problema del país en esos tiempos era que todo era de México. Así que como buen nacionalista, Salinas empezó a vender todas las empresas mexicanas a los Estados Unidos, que ellos si les supieron mejorar el servicio y reducir los precios. La h historia reciente todos la conocen. Luis Donaldo Colosio, por el dedo de Salinas fue designado candidato del PRI pero fue asesinado por manos misteriosas que hasta ahora no ha desclasificado la inteligencia del gobierno. En lugar del hijo rebelde, el Chupacabras dedeó a Ernesto Zedillo Ponce de León, pero éste le salió peor ya que lo desconoció y lo exilió a Suiza, donde sufriría pobreza y segregación social.

Zedillo (1994-2000) fue el último presidente del PRI que estuvo «gobernando» México a la buena, los siguientes periodos los ha tenido que gobernar a la mala desde el congreso. Luego de que Salinas se desembarazara de Colosio por pejista (alguien le hizo ese gran favor), no había candidatos porque todos los buenos no habían pedido licencia a tiempo, y se tuvo que recurrir a Zedillo, que no estaba haciendo nada. Durante el primer año de su gestión se dio cuenta de la dificultad de que los mexicanos contaran su dinero por millones, y le quitó tres ceros al peso para simplificar las cosas (aunque también quedó devaluado un mil por ciento, pero es otra historia). El mayor acierto de Zedillo fue la creación del FOBAPROA, que convirtió una deuda privada, la de los banqueros, en pública. Por lo que la tenemos que pagar los mexicanos para beneficiar a los detentadores del capital contante y sonante.

Zedillo fue el acabose. Por primera vez los electores se rebelaron, afortunadamente con la venia del gobierno de Estados Unidos, y sacaron al PRI de Los Pinos, aunque sólo para entronizar a un boquiflojo, torpe e inculto personaje de pueblo, repartidor de cocacola y vendedor de botas de cuero. Vicente Fox Quesada, que estuvo a punto de enjuiciar al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador a quien le cogió una tirria infantiloide como la que los de la derecha le tienen actualmente al tabasqueño, acusándolo de que va a venezualizar México, o a cubanizarlo.

Vino Felipe Calderón, contra la voluntad de Fox. Y le ganó a López Obrador por medio voto, oficialmente, aunque todos sabemos que también se robó la elección, de lo cual él mismo acuñó su célebre frase de “aiga sido como aiga sido”. La docena trágica, en la que Calderón se vistió con una casaca militar guangas y le declaró estúpidamente la guerra al narcotráfico dejando una estela de luz de aproximadamente unos 100 mil muertos, política que ha seguido con creces el actual ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, apadrinado por el Chupacabras y los padrinos de Atlacomulco, estado de México, tierra similar a la italiana isla de Sicilia… El populacho ha bautizado a Atlacomulco con el nombre de Atracomucho.

El mexiquense Peña Nieto ha sido el presidente más repudiado por la gente del pueblo mexicano porque durante su mandato ha florecido la corrupción, la impunidad, la simulación y el cinismo y la guerra contra los narcos y contra los luchadores sociales. Se ha caracterizado por un montonal de desapariciones forzadas, asesinatos extrajudiciales, aumento de la delincuencia y la entrega de los bienes nacionales a los más influyentes inversionistas extranjeros, en cuyas manos está la el petróleo que Lázaro Cárdenas expropió para bienestar de la nación, así como la energía eléctrica que un paisano guatemalteco, el gran Adolfo López Mateos nacionalizó.

Hay muchos mexicanos que creen que votando por López Obrador las cosas van a cambiar. La verdad es que la historia mexicana se repite desde los viejos tiempos. Imposición, gobernantes ladrones, entreguistas, vende patrias. Y esta vez no será la excepción. La historia es la maestra de la vida. La democracia es muy bien utilizada por los vendedores de ilusiones priistas precisamente para mantener en el poder a estas clases dominantes, que integran lo que el tabasqueño llama “la mafia en el poder”. Se valen de la ignorancia y el hambre de las grandes mayorías, a las que les compran el voto por hambre.

Sigue vigente el axioma delamadridista: “Si para asegurar el sufragio efectivo tenemos que hacer fraude electoral, entonces lo haremos”.  Y ahora más. Por designio de Washington, el IFE no le reconocerá el triunfo a AMLO.

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