Percepción Política
*Juan Manuel Magaña
Hoy el mundo y especialmente México contienen la respiración por el desenlace cardiaco de la contienda presidencial en Estados Unidos. Las volátiles encuestas han mostrado en los últimos días una elección cerrada en la que la demócrata Hillary Clinton mantiene una exigua ventaja frente al republicano Donald Trump, cuya posibilidad de ganar no es del todo descartable.
Ante un posible triunfo de Hillary Clinton sectores críticos de México han considerado que el gobierno mexicano debe iniciar una estrategia para limar asperezas con ella y el Partido Demócrata, provocadas por el error histórico del presidente Enrique Peña Nieto de invitar a México a Donald Trump y catapultar de esa forma -torpe y quizá involuntariamente- la candidatura del republicano.
Se cree que esa decisión del Ejecutivo dañó irremediablemente la relación bilateral y dejó una molestia justificada en el equipo de la candidata demócrata. Como nunca, el gobierno mexicano se ha atrevido a entrometerse en un proceso electivo cuyo resultado es de pronóstico reservado.
Pero la postura oficial es descartar que se haya marcado una diferencia o distanciamiento del gobierno mexicano con Clinton, ya que no hubo ofensa con la visita de Trump, sino una invitación institucional a ambos candidatos. Por ello se afirma -blofeando- que es exagerado pensar que se deba emprender un control de daños.
Y si las cosas pintan mal ante un posible triunfo de Hillary, se piensa que si gana Trump el escenario se presentará catastrófico para nuestro país, no sólo porque el dólar se dispararía sino porque el magnate seguirá con un plan muy agresivo -ampliación del muro, años de relación bilateral fría, complicada y de comunicación limitada- que no cambió ni un ápice tras el encuentro con el presidente Peña. Trump es para medio mundo un chivo loco en cristalería, sin olvidar que su perfil lo define un talante fascista.
Si con Hillary le espera a México y el mundo más de lo mismo en términos de subordinación, intromisión política y bélica y desdén, con Trump está la amenaza de que el lado más oscuro una de los EU se suelte sin control en la escena política mundial.
Hoy, más de 100 millones de electores acudirán a las urnas a elegir al que consideren menos peor de los candidatos que tienen a mano. Ninguno es bueno para un electorado estadounidense tan decepcionado de la política. Con todo, si las elecciones hubiesen sido ayer, la ganadora haría sido Hillary Clinton… por un pelito. Este lunes los mercados financieros votaron en su favor y esa es una señal.
En el mapa de los votos electorales, la ventaja de Hillary sería de 297 votos contra 241. Algo un tanto cómodo, teniendo en cuenta que para ganar la Casa Blanca se necesitan 270. Además, los votos anticipados de más de 20 millones de electores indican una preeminencia de los demócratas en estados clave, como ocurrió en Nueva York, lo cual resulta decisivo en una contienda tan polarizada.
Se necesita no estar cuerdo para no percibir que, con Donald Trump, Estados Unidos puede sumirse en el caos, la inestabilidad y los bajos instintos de un hombre que ha sido acusado de prestador sexual y defraudador fiscal. Pero al mismo tiempo, nadie puede negar que la posibilidad de que Trump pueda ganar, existe.
En los últimos días la cosa se puso cardiaca debido a una importante reducción de la ventaja de Clinton en las encuestas, en función de que que el FBI se le echó encima de manera facciosa. La final, dicha entidad declaró que no hay delito que perseguir y quizá eso le dé a Hillary el último aliento que necesitaba para llegar -históricamente como mujer- a la Casa Blanca.