Enfrentamientos de policías y delincuentes causan 250 muertos al año
CARACAS, 30 de junio, (MOMENTO INFORMATIVO / CÍRCULO DIGITAL).- Al menos unas 250 personas murieron en el último año como consecuencia de la guerra que mantienen cuerpos de seguridad del Estado y delincuentes comunes en sectores populares del sur de la capital venezolana, afirmó un dirigente comunal.
“La guerra entre delincuentes y policías se inició justo cuando el gobierno puso en marcha el Operativo para la Liberación del Pueblo (OLP), cuyo objetivo es combatir la delincuencia”, precisó Pedro Salazar, presidente del Consejo Comunal de la parroquia El Valle.
En conversación con Notimex, el dirigente comunal relató que los enfrentamientos entre efectivos de seguridad del Estado y delincuentes son constantes en los sectores El Cementerio, El Valle y la Cota 905, cuyos habitantes viven en permanente zozobra.
“Desde la madrugada se pueden escuchar detonaciones de todo tipo. Hay heridos, fallecidos, rehenes, víctimas de ambos bandos, pero lo más detestable es que vecinos honestos y humildes son también apresados y tratados como vulgares delincuentes”.
Salazar agregó que familiares de las víctimas refieren estar cansados de los allanamientos sin órdenes judiciales, detenciones sin motivos, secuestro de inocentes, extorsión y corrupción policial, además de las torturas que se les aplica a los detenidos.
Un vecino de la Cota 905, que pidió no ser identificado, señaló que “ellos (los policías) vienen con sus patrullas y armas, allanan las casas tumbando puertas, se llevan a todo aquel que les dé la gana, y de paso nos quitan todas nuestras pertenencias”.
“Por eso cada vez que un funcionario pone un pie en estas zonas se forma el tiroteo. Los llamados ‘gariteros’ están vigilantes en los techos de las casas para prever la llegada de los cuerpos de seguridad. Tienen armas para desatar toda una batalla”, aseguró.
Para Andrés Peñaloza, ex Jefe del Departamento de Investigaciones de la extinta Policía Técnica Judicial (PTJ), el Estado abandonó estas comunidades y ante la ausencia de organismos de seguridad en esos espacios, los delincuentes se apoderaron de ellos.
“Ahora el costo para recuperarlos es alto, pues el hampa es quien domina y controla. Los policías que intentan penetrar en esos ‘ghettos’, inmediatamente los reciben a plomo limpio, motivo por el cual muchos han renunciado a su institución”, señaló.
Agregó que la pérdida de respeto a la institucionalidad se hace evidente ante el orgullo de los delincuentes, quienes por cada policía o militar que asesinan se enorgullecen. “Mientras más alto sea el rango, más poderoso se siente el malhechor”, aseveró.
