Expertos plantean estudios más profundos sobre efectos de mariguana
CIUDAD DE MÉXICO, 05 de julio, (CDMX MAGACÍN / CÍRCULO DIGITAL).- Ante la estigmatización del uso de la mariguana y el debate sobre su regulación en México, es indispensable profundizar en el estudio y generar evidencia científica respecto a la afectación a la salud, indicó la Comisión Nacional de Bioética.
El presidente del organismo, Manuel H. Ruiz Chávez, subrayó que en lo que se refiere al uso médico de esa sustancia «hay cannabinoides prometedores por su valor terapéutico, lo que requiere ser comprobado mediante ensayos clínicos».
Durante el seminario «Bioética y salud pública en la regulación de la mariguana», efectuado en la Academia Nacional de Medicina, expresó que la nueva legislación debe ser adecuada al contexto y a las necesidades del país, atendiendo a la epidemiología del consumo de ese elemento con un enfoque integral.
El especialista confió en que con la puesta en marcha de nuevas disposiciones «se dará la ocasión para disipar prejuicios y resolver las irregularidades en torno al acceso de esa sustancia para uso médico con fundamento científico».
Consideró preocupante el consumo de mariguana con fines recreativos antes de los 23 años de edad, porque es más nocivo para el ser humano una vez que el cerebro aún no está suficientemente maduro.
En tanto, María Elena Medina-Mora, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, comentó que encuestas en 22 países señalan que la edad media de riesgo de crear dependencia a las drogas es a los 17 años, y entre más tarde se usen esas sustancias hay menos posibilidad de ser dependiente.
Destacó que se investiga sobre una llamada vacuna para prevenir el consumo de cocaína y heroína, que ha funcionado en animales, pero no hay estudios en humanos y que en el caso del alcohol y la mariguana todavía no hay algún estudio de esa naturaleza.
Medina-Mora consideró que en la iniciativa para regular el uso de la cannabis es conveniente precisar algunas definiciones, para evitar saturar los servicios de salud o las cárceles con personas que quizá sólo necesiten acciones preventivas y no atención especializada.