Falta de transparencia patrimonial caracteriza a líderes argentinos
BUENOS AIRES, 25 de julio, (NOTIMEX / CÍRCULO DIGITAL).- Por Cecilia González. La falta de transparencia patrimonial se convirtió en un factor común del presidente de Argentina Mauricio Macri, y su antecesora Cristina Fernández, las figuras políticas más importantes del país.
Macri tuvo que enfrentar en marzo pasado el escándalo de los llamados Papeles de Panamá, una investigación global sobre fondos que descubrió que el mandatario era director de dos empresas offshore, sospechadas de lavado de dinero y evasión de impuestos.
Aunque al principio el presidente minimizó su participación en esas firmas y responsabilizó a su padre de haberlo incluido como director, la justicia tomó un caso que reveló inconsistencias patrimoniales.
Tan solo durante el último año Macri presentó cuatro declaraciones juradas que no coinciden entre sí, por lo que las investigaciones avanzan para entender a cabalidad cómo está integrada su fortuna y, sobre todo, si tiene justificación legal.
Cuando se conocieron los Papeles de Panamá, el presidente afirmó una y otra vez que no tenía cuentas en paraísos fiscales, pero un par de meses más tarde resultó que sí tenía 18 millones de pesos (poco más de un millón de dólares) en un banco de Bahamas.
En su última declaración, la primera que presentó como presidente, Macri reportó una fortuna de 110 millones de pesos (unos 7.3 millones de dólares), el doble de lo informado hace un año, sin que quede claro cómo fue posible duplicarla en tan corto tiempo.
El presidente es millonario gracias en parte a su padre, Franco Macri, un constructor que a partir de la última dictadura militar (1976-1983) se convirtió en uno de los principales contratistas del Estado.
Otro caso que la justicia sigue con lupa es el de la expresidenta Cristina Fernández, quien al terminar su mandato en diciembre pasado dejó de contar con la protección que suele brindar el poder y ahora es acosada por varios fiscales y jueces.
Fernández enfrenta una serie de causas en las que se le investiga por posible lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, en particular por sus nexos comerciales con Lázaro Báez, uno de los empresarios más favorecidos con contratos durante su gobierno.
Las declaraciones patrimonales de la expresidenta y de su fallecido esposo y antecesor, Néstor Kirchner, demostraron que su fortuna se multiplicó durante su estadía en el gobierno, ya que aumentó de 1.7 a 14 millones de dólares entre 2013 y 2009.
Un año más tarde, en octubre de 2010, Kirchner murió y la fortuna personal de su viuda se redujo porque parte del patrimonio se repartió entre sus dos hijos, por lo que en su última declaración reportó una riqueza de 77 millones de pesos (5.1 millones de dólares).
La justicia, sin embargo, investiga si parte de esos fondos provienen de actos de corrupción, por lo que ahora tiene embargados sus bienes y cuentas bancarias e incluso la pensión que deberían recibir como expresidenta.
