Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
- El lunes 1 de junio ¿saldrá la gente del confinamiento?
- Todos tendrán que llevar cubrebocas y cubrecara
Me temo que la recesión económica, que ya se veía venir hace por lo menos dos años, y que ha sido impulsada brutalmente por la pandemia de SARS-Cov-2, es y será más dramática que la Gran Depresión de 1929, aunque en entornos demográficos muy diferentes.
En esta prolongada pandemia, generada por el mortal Covid-19, en Estados Unidos de Norteamérica – de casi 10.000,000 millones de kilómetros cuadrados-, unos 330 millones de personas han estado y siguen estándolo a expensas del mortal SARS-Cov-2. Y ahora con mayor riesgo por el desconfinamiento. O sea que es muy posible que sigan los contagios masivos y la mortandad.
En México, en una superficie de casi 3 millones de kilómetros cuadrados, unos 130 millones de personas casi enloquecen por llevar ya dos meses y medio confinadas en casa para salvar el pellejo frente a los escupitajos de los interlocutores en la calle, en los mercados, en las oficinas, en los bancos, en las escuelas, en las iglesias, entre otros sitios, y muchas veces hasta en la propia casa.
Estados Unidos, que era, antes del Covid-19, la primera economía del mundo por volumen del PIB, podría decirse que está colapsada, hecha polvo, con el mayor desempleo nunca visto en su historia
Imaginen de qué catadura es el “catarrito” coronoviral que sufre la economía del país vecino, con la quinta parte de contagios mundiales, principalmente en su centro urbano más dañado por el nuevo coronavirus, la ciudad de Nueva York. Este centro urbano mundial reporta alrededor de 30 mil muertos (hasta hoy) de los 100 mil que oficialmente se dice que han muerto en todo el país.
Y eso que no se registran todos los fallecimientos, en el primer mundista imperio y menos en un país emergente como México.
Pero se está acabando el tiempo de protección prácticamente en todo el mundo. Parece que a partir del primero de junio todos tendrán que rascarse con sus propias uñas frente a la pandemia. Así que aún no se acaba el trabajo de muerteros y panteoneros.
Muchos estados, y México no será la excepción, han iniciado gradualmente a reiniciar sus actividades económicas, al permitir el gobierno que algunos negocios —desde gimnasios, tiendas minoristas y restaurantes, hasta peluquerías y salones de belleza— reabran con algunas restricciones.
Los fabricantes de automóviles están recontratando a una parte de sus empleados despedidos cuando arreció la pandemia, por lo que la cantidad de personas que reciben beneficios de desempleo ha disminuido, pero no se crea que están en un lecho de rosas.
Hubo un momento en el cual la economía estadounidense expulsó a unos 41 millones de trabajadores, los registrados, pero con el parcial desconfinamiento, las cifras de personas que solicitaron ayuda por desempleo por primera vez, aunque aún son altas según los estándares históricos, ahora han caído durante ocho semanas consecutivas. Además de los que presentaron la solicitud la semana pasada, 1.2 millones adicionales lo hicieron bajo un programa nuevo para trabajadores independientes, que por primera vez son elegibles para recibir la asistencia por desempleo.
Los datos de las tarjetas de crédito y débito de Chase Bank muestran que los consumidores han aumentado lentamente sus gastos, desde que el gobierno de Trump distribuyó cheques de estímulo a mediados de abril.
Allá, al momento, se encuentran recibiendo seguro por desempleo unos 21 millones de personas, pero hasta el 23 de mayo, casi 41 millones habían solicitado ese seguro, cuando el Covid-19 se intensificó en marzo, de acuerdo con los reportes del Departamento de Trabajo.
Imaginen. Si cuando a Estados Unidos le da un catarrito, a la economía mexicana le da pulmonía, cómo estará la actual situación, en la que la economía del imperio colapsó. No dispongo de cifras de desempleo en México porque al parecer no hay cifras confiables, Tanto las del Instituto Mexicano del Seguro Social, como las del Instituto de Estadística e Informática y el Banco de México, no son ciertas, son sólo estimaciones. Recientemente, el banco central estimó que se perderían entre un millón y un millón 400 mil puestos de trabajo, y los contadores del Seguro andan perdidos. Habrá que esperar la encuesta del Inegi. Pero a esta la conoceremos hasta el 2021.
Las cifras que van a ser aún descubiertas por los estadísticos serán escalofriantes, de acuerdo con los montos de población económicamente activa. México tiene unos 56 millones de personas en esta categoría y muchos viven de pobres, otros millones han tenido que refugiarse en la economía subterránea. Pero ya por todos lados del país se siente la hediondez de la pobreza.
Millones de mexicanos van a salir a las calles el lunes primero de junio, porque ese día se acaba la jornada de sana distancia y empieza la ignota “nueva normalidad”. Este escribidor no es agorero como la lechuza que vivía en un árbol del patio de mi casa materna, pero ya estoy viendo un masivo contagiadero de SARS-Cov-2. Ojalá que este malvado virus no me oiga.
Y como siempre, quien siempre pone el mal ejemplo es el presidente López Obrador, quien ya anunció que nuevamente se va de pata de chucho a recorrer los estados del sureste de la república, primero para dar el banderazo de salida de la odiada construcción del ferrocarril que transportará los vagones del Tren Maya.