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FRANCISCO RODRÍGUEZ
Una de las mayores perversiones del poder, el despotismo rupestre, está gobernando. Las actitudes pedestres de Trump tienen mucho en común con las acciones salvajes de Bush II, el otro ignorante de tomo y lomo que ha oficiado en la Casa Blanca durante ocho años. Entre los dos, más el incapaz y atrevido Obama, ocupan los primeros 19 años del Siglo XXI rigiendo una buena parte del planeta.
No es poco decir. El poder tiránico y deslenguado está en el escenario avergonzando y humillando a toda una generación de terrícolas que no han conocido otras figuras diferentes, con figura humana. Una real peste política se ha adueñado del escenario, de la guerra, de la intrusión ignara, de la depredación universal. Y la pesadilla amenaza con no terminar jamás.
Las réplicas de sus procederes y de sus insultos se viven también en sus colindantes Jefes de Estado de la región. En México, presumimos también de haber soportado a un gerentillo barato y a su claque de improvisados ambiciosos que creyeron haber llegaron para quedarse. Y la pesadilla nos amenazó de igual modo y manera con los panistas Fox y Calderón.
Joseph R. Stromberg, un analista conservador que conoce a fondo las trayectorias de los déspotas no ilustrados que gobiernan escribe: «La vieja República es ya la sombra de sí misma, con un gobierno que ve su verdadero enemigo en ‘nosotros el pueblo’, despojado de nuestra franquicia electoral… peculiares personajes que actúan por su maligna cuenta y en contra de la historia».
Benjamín Franklin había dicho en Filadelfia que «no hay forma de gobierno que, si se administra bien, no sea una bendición, y sólo puede desembocar en el despotismo como otras formas han hecho antes, cuando el pueblo se vuelva tan insensato que requiera un gobierno corrupto, pues sea incapaz de darse cualquier otro». Doscientos treinta años después, en México, lo estuvimos comprobando.
12 millones de migrantes y estadounidenses mandados a morir por el Imperio
Cuando la invasión estadounidense a Vietnam, donde los gabachos entregaron las naves, George W. Bush consiguió el peor pretexto, a través de las poderosas influencias de su papi, ex director de la CIA, para no enlistarse; lo refugiaron en una escuela de aviación de la Guardia Aérea de Texas. Así como suena.
Cuando en ese tiempo, varios reporteros de importantes medios de comunicación de los Estados Unidos tocaron a las puertas del emporio petrolero Halliburton, buscando entrevistar a Dick Cheney, destacado miembro de su directorio, para saber las razones de por qué evadía también el servicio militar, aquél contestó: «es que yo tengo otras prioridades».
Doce millones de migrantes y estadunidenses en esa franja de edades, aunque tenían otras prioridades, como sobrevivir, no pudieron escoger y fueron entrenados para participar en las invasiones de todo tipo en todas latitudes, y miles de ellos no regresaron para poder atenderlas.
Cuando empezaron a llegar a territorio norteamericano, procedentes de los villorrios vietnamitas, las famosas «bolsas negras» que contenían los desperdicios humanos de jóvenes sacrificados por el Imperio, la volátil e inasible opinión pública se horrorizó viendo los despojos de sus muchachos sacrificados por el Leviatán bélico.
Cuarenta años después, la pareja Bush – Cheney, presidente y vicepresidente, encabezaron un auténtico golpe de Estado para arrebatar el triunfo a los demócratas de Al Gore, secuestrando, con la complacencia de los medios, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de los gabachos. Sólo su merecido. La Suprema Corte pasó sobre la Constitución para empoderar a los perdedores republicanos en la contienda del año 2000.
Los panistas mexicanos, Fox y Calderón, empinaron la cerviz ante Bush
Los panistas mexicanos, Fox y Calderón, que alternaron con esos republicanos en el poder imperial, se sometieron obedientes a todos sus designios y aplaudieron tanto la invasión a Iraq, que destruyó la base cultural de la civilización occidental, como la nefasta Acta Patriótica de Bush, que sembró el pánico antiterrorista y antiinmigrante en todo el mundo.
Los próceres panistas empinaron la cerviz ante la odiosa «guerra preventiva», manufacturada por el fanático bautista renacido que despachaba en Washington, a cambio de mendrugos y moches. Depositaron el orgullo diplomático nacional en las manos de un estrambótico que ponía la fe por delante para justificarse, es decir la creencia en las cosas que no se ven, sólo se esperan.
Normas reglamentarias que permiten torturas y espionaje sin orden judicial, arrestos fundados sólo en sospechas, agentes federales inmunes a toda acción legal, informaciones confidenciales y delaciones sin permiso de los afectados y ofendidos, menos aprobación judicial, contenidos del Acta Patriótica obsecuente y abusiva, obtuvieron la vigencia sin chistar, ni allá ni aquí, la réplica de esa barbarie.
La misma creencia de los WASP (se usa para referirse a las personas en la sociedad estadounidense cuyos ancestros vinieron del norte de Europa, especialmente Inglaterra, y que se considera que tienen mucho poder e influencia. WASP es una abreviatura de White Anglo Saxon Protestant «Protestante Anglosajón Blanco»– que pasaron sobre el artículo primero de la Constitución gringa, en la que se señala que el Congreso es el único facultado para declarar una guerra. Pero que con motivo de la invasión a Corea, promovida por Truman, entregó esa facultad al Presidente en 1950 y desde entonces no la recuperó nunca.
La anti historia de México y Estados Unidos en manos de inconsultos y perversos
Las 342 páginas del Acta Patriótica fueron aprobadas en apenas unas cuantas horas por el Congreso, después del auto atentado de Bush a las Torres Gemelas neoyorquinas, sin debatirla apropiadamente. Igual que los empleados calderonistas Carstens y Meade se deslumbraron con las promesas sin fundamento…
… de Barack Obama para decidir unipersonalmente la solución al problema migratorio de los desplazados mexicanos, igual que la terminación fantasiosa del embargo cubano, sin reparar jamás que la solución a los dos asuntos dependía del Congreso sin mayoría demócrata. O a lo mejor para seguir mareando al pueblo nuestro con esas aspirinas.
Panistas agachados, Fox y Calderón habilitados como tales, republicanos ignorantes y sangrientos, encabezados por Bush, así como demócratas deslenguados e impostores, jefaturados por Obama, demostraron estar hechos de la misma pasta, una mezcla de salvajismo innato y de desconocimiento absoluto de las realidades de sus países. La anti historia en manos de inconsultos y perversos.
Por eso no es de extrañar que la continuación de esos procederes estén representados por el de la peluca anaranjada, que tiene el morro de humillar a los damnificados portorriqueños, uncidos al cabús gabacho cómo estado asociado sin beneficios, que se burla de los derechos humanos, de los tratados y compromisos internacionales y de las creencias religiosas de los estadounidenses, que es una Chimoltrufia reloaded, que demuele tradiciones, orgullos y dignidades, en busca de agradar a su voto duro que lo llevó al poder presidencial.
Elegidos por la Providencia para compurgar penas por sus barrabasadas
Igual que Fox y Calderón en sus respectivos momentos, los mexiquitas estuvieron en Los Pinos para oír, callar y obedecer a pie juntillas, sin salirse del renglón. Apuestaron, como sus antecesores blanquiazules, a la fe, a la creencia en lo que no se ve, a la esperanza fatua de que si lo hacían así, serían apoyados por la opinión del yernito en su demencial carrera por la permanencia, que serían exonerados por esa justicia ciega, y por el dedo del fiscal invisible, El Chapo Guzmán, que estba listo en Brooklyn para emitir su veredicto acusador contra ellos, sus cómplices del trasiego.
Y es que las complicidades con el narcotráfico y con la delincuencia salvaje, tiene el correlato con el modo impúdico de arrasar con el dolor de las tragedias. Han formado un binomio monstruoso que no puede encontrar otra forma de solución, que no sea la específica. Los mexicanos, indignados que han visto a los déspotas ignorantes en La Silla, tienen la esperanza de verlos en la cárcel ahora que el Presidente AMLO se decida a presentar denuncias para llevarlos a juicio.
Y es que, así como piensan que la Providencia los eligió para aplastar, defraudar, asesinar y robar sin miramientos, puede ser que los haya elegido para convertirlos en víctimas adecuadas para compurgar en nombre de la razón sus barrabasadas. Es el precio a pagar por un ejercicio esquizofrénico, por una ambición que piensan puede revertir la historia. Ha sido siempre el destino de los déspotas aspiracionales.
La serpiente empolla el huevo, pero siempre se muerde la cola...
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Escribe don Miguel Ramírez, desde Torreón, Coahuila: «En una de las conferencias mañaneras de la semana pasada, se hizo referencia a la campaña negra que durante varios años ha recibido López Obrador. Entre los que se considera que la originaron se incluyó a Federico Berrueto, quien es uno de los dirigentes del Gabinete de Comunicación Estratégica. Berrueto ya se deslindó de tal acusación. Para tener idea de la clase de trabajos que presenta este grupo, no está de más volver a recordar una de sus encuestas. Se llevó a cabo hace dos sexenios, cuando Felipe Calderón ya había abierto la Caja de Pandora y la violencia y el derramamiento de sangre estaban a su máximo nivel en nuestro país. La pregunta que se hizo fue cómo se calificaba a Calderón. Un 60% de los consultados contestó que lo consideraba como un presidente ideal. ¿Cuál fue la razón para que el GCE presentara un dato tan alejado de la realidad?. Bueno, cualquiera lo puede imaginar.»
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