HACIA EL NUEVO PRI
Por Martín de J. Takagui
El Partido Revolucionario Institucional se encuentra, desde hace casi diez meses en su peor momento. Nunca antes se le vio tan disminuido con apenas el 10 por ciento de la fuerza legislativa federal, con un tercio de las gubernaturas, con 40 por ciento de su financiamiento a través de las prerrogativas que otorga el Instituto Nacional Electoral, con respecto al año pasado.
Pareciera que todo está acabado; sin embargo, a pesar de esa condición que es resultado de las últimas elecciones, es el partido político con el mayor número de afiliados, el que tiene presencia en todos los rincones del país con más de 90 mil comités seccionales y el que tiene la mayor capacidad de movilización.
Hoy el PRI se mantiene en condiciones difíciles, la unidad interna, las lealtades y los intereses personales y de grupo podrían ser un factor de dificultades. La presidenta y el secretario general del CEN, Claudia Ruiz Massieu y Arturo Zamora, respectivamente tienen ante sí uno de los retos más importantes de la historia de los dirigentes nacionales, que es la renovación de la dirigencia nacional, conservando la unidad interna.
Siendo generosos, de los seis aspirantes que han levantado la mano para ser dirigentes, solamente tres tienen posibilidades reales, pero ello dependerá de la forma en que se armen las fórmulas de dirigentes, pues la individualidad en este caso no es suficiente.
El ex rector de la UNAM, José Narro; el gobernador de Campehe, Alejandro Moreno y la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, de quienes no se ha visto quiénes podrían ser sus compañeros de fórmula como secretarios generales, aunque eso seguramente se definirá a partir de los requisitos y las bases que imponga la convocatoria correspondiente.
Si bien José Narro es un hombre probo, muy respetado y con trayectoria muy respetable, su experiencia política podría quedar un tanto corta, frente a los gallones, a los dinosaurios y a los grupos reales de poder que existen al interior del tricolor, en tanto, que la militancia muy poco lo ha visto en las actividades partidistas.
A su vez, Alejandro Moreno,”Alito” ha despertado sospechas, por dos vías: los priistas se preguntan qué puede esperarse de alguien que está dispuesto a dejar una gubernatura para ir a dirigir un partido que se encuentra casi en ruinas, quién tendría interés en buscar algo. La otra duda es si con la cercanía que tiene y los lazos que ha estrechado con el presidente Andrés López Obrador, pudiera estar vendiendo al tricolor para arrodillarlo ante la Cuarta Transformación.
La otra opción es Ivonne Ortega Pacheco, con trayectoria destacada, ha sido senadora y gobernadora de Yucatán, diputada federal, además fue secretaria general del CEN del PRI, suspirante a la candidatura presidencial, conocedora del partido, pero, sobre todo, bien identificada y posicionada con la militancia priista.
Como dirigente nacional, podría encontrar un buen respaldo y su carisma le podría ayudar a ser una candidata interna que pudiera recibir una votación importante. Pero algo que no se ha visto hasta ahora es con quién integraría la mancuerna para la secretaría general.
Sin que nadie, hasta el momento lo recuerde, como una posibilidad, está, como esperando chamba el ex secretario de Turismo, Enrique de la Madrid Cordero, quien con el ímpetu de su juventud, con la experiencia política y con su capital político podría, muy bien hacer la mancuerna con Ivonne Ortega, pero eso se definirá hasta que el Comité Ejecutivo Nacional emita la convocatoria.
Lo que sí es un hecho es que el riesgo de escisión está presente, por lo que los cánones de la política recomiendan que sean más de dos las fórmulas que lleguen a las boletas electorales del PRI en septiembre, porque de ser así, el otrora partidazo podría partirse en dos.
Sigamos por la línea.