Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
Tarde o temprano todos las tendrán: no habrá país infalible e indemne sino recurre a baterías de hackers, cuerpos de élite al servicio del Estado para proteger el ciberespacio de las amenazas cotidianas e inminentes a la seguridad.
Las fuerzas oscuras y casi invisibles camufladas en la Red se ciernen con furia desafiante no nada más contra el ciudadano de a pie que arriesga sus compras por Internet también lo hace como mano desestabilizadora contra las instituciones oficiales, el orden público, las empresas y hasta contra el Gobierno.
En la Guerra Fría 2.0 que estamos viviendo actualmente, las nuevas batallas híbridas suponen un real peligro para todos por su capacidad perturbadora en microsegundos, su velo opaco de actuación y la masiva propagación de sus ataques.
El enemigo además está pulverizado en la ancha aldea global muchos actúan solos o bien adheridos a grupúsculos también diseminados en varios países pero orquestados para perpetrar sus cibercrimenes persiguiendo un determinado fin.
Los hay desde los que cometen ciberterrorismo hasta los que alimentan la anarquía, los que odian todo pilar institucional y buscan romper cualquier forma de convivencia pacífica.
Si en una primera etapa de la expansión de la Red y la revolución tecnológica las miradas de los hackers se posaron encima de las instituciones financieras y las transacciones digitales en su flechero cotidiano, ahora el derribo de las instituciones gubernamentales, de los corporativos y también de la organización del gobierno per se son su objetivo fundamental.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los países participantes en la conflagración se hacían de espías y también de matemáticos así como de los mejores hombres y mujeres con capacidades especiales en criptografía y lógica para descifrar los códigos trampa de las potencias del Eje; la coordinación de estos esfuerzos, la habilidad especial de varias personas, permitieron ganar la guerra también desde los hilos de los telégrafos, del código Morse y de otras tácticas que sobrepasan la imaginación.
En la actualidad acontece otro reclutamiento similar para crear cuerpos especializados, verdaderos batallones con ciberejércitos bien pertrechados con el know how para repelar los ciberataques.
Así funciona esto: hackers para luchar contra otros hackers, los máximos expertos en su especie aquellos que detectan las flaquezas en seguridad de los diversos órganos y organismos oficiales y pueden, por ende, reprogramarlos para aumentar su fortaleza.
El año pasado el ataque mundial conocido como WannaCry (entre el 12 y 16 de mayo) significó la punta del iceberg, hubo reuniones de emergencia primero de valoración, luego de contención y sobrerreacción.
Fue realmente catastrófico, de acuerdo con Cyber Risk de Deloitte, el ataque dispersado en los ordenadores de 150 países –un auténtico secuestro virtual- afectó a 360 mil dispositivos electrónicos; se pagaron hasta 100 mil dólares en bitcoins para tratar de rescatar las equipos pero las pérdidas globales estimadas superaron los 200 millones de dólares.
En España implicó el primer esfuerzo para la creación de un comité especializado, desde entonces se anunció que para el Gobierno de España trabajarían los mejores hackers… ellas y ellos.
Pues bien este año ya podrá ser una realidad su funcionamiento con 2 mil hackers y expertos civiles que conformarán una unidad que dependerá del Mando Conjunto de Ciberdefensa (MCCD). Ya hay otros países habilitados con estas nuevas capacidades como Reino Unido, Alemania, Holanda y Australia.
El Partido Popular (PP) prepara una ley para presentarla próximamente en el Congreso, de tal suerte, que comenzará a funcionar tan pronto como sea votada en el Legislativo.
A COLACIÓN
La ONU bastante consternada, advierte que “el delito cibernético es una forma emergente de la delincuencia transnacional y uno de los de más rápido crecimiento”.
Según cálculos del organismo internacional, la ciberdelincuencia mueve en el mundo 3 billones de dólares anualmente y en la medida que va generalizándose incentiva una desconfianza de las personas hacia creer en la ciberseguridad de sus transacciones.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
@claudialunapale