El ser humano no es inmarcesible, eso lo sabemos de sobra, y aunque a veces perdemos la perspectiva creyendo que vivimos en una especie de burbuja, la realidad es que somos una sociedad altamente vulnerable.
En la medida que la densidad demográfica se extiende a su vez incrementa su exposición al riesgo fundamentalmente derivado de los desastres naturales, aunque lo es en la misma proporción a virus, bacterias, pandemias, plagas y no se diga a una guerra civil, a un conflicto belicista o a uno de mayor escala con bombas incluidas.
Desafortunadamente el cambio climático cada vez y con mayor frecuencia va recrudeciendo la magnitud del impacto de los fenómenos naturales sobre de la población.
Como espectadores nos hemos quedado boquiabiertos ante la devastación voraz de un tsunami, el de Phuket en Tailandia, en el fin de año de 2004 nos recordó lo pequeños que somos ante la fuerza del mar y de sus olas gigantes.
México con los terremotos de septiembre de 1985 y miles de vidas sepultadas bajo los escombros es otro caso de la furia de la naturaleza que además provocó un impacto directo en el PIB del país azteca.
No hay ningún sitio seguro, ningún país indemne de los efectos del cambio climático, la crecida de las aguas en ríos, lagos, mares y océanos afectará a más de la mitad de los países de nuestro mapamundi. Habrá islas que desaparecerán.
Amigo lector aquí en esta columna le he platicado de las reuniones de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), de hecho en 2015 charlé con Jeffrey D. Sachs después de una exposición presentada por el economista estadounidense al respecto del impacto en nuestras vidas por el llamado calentamiento global.
En lo personal no me gusta provocar alarma ni mucho menos recurrir al amarillismo para asustar pero en este tema en particular no hay que andarse por las ramas, según Sachs y la información privilegiada que tiene de primera mano “la extinción de los seres vivos avanza progresivamente”.
En sus palabras: «Primero son animales, luego plantas y al final el ser humano. Este milenio pondrá a prueba nuestra inteligencia para sobrevivir y sobreponerse a los desafíos”.
Al menos hay 17 especies de animales extintas en los últimos 50 años y 15 mil especies de plantas corren el riesgo de desaparecer para siempre son la mitad de las plantas aterciopeladas del globo terráqueo.
Si la biodiversidad se altera impacta a los ecosistemas y termina lastrando la vida orgánica haciendo que la cadena biológica resquebraje comenzando por la muerte de microorganismos hasta grandes especies. Un fenómeno devastador.
La mano del ser humano ha sido en buena medida culpable de provocar el enorme drama para la supervivencia de las futuras generaciones, el presidente Donald Trump que reniega vociferando contra el cambio climático inclusive cuestionándolo así como al aumento de las temperaturas, tiene ahora mismo el primer gran problema para su incipiente Administración, con la catástrofe desatada por el Huracán Harvey.
Dirán los esotéricos que ha sido cuestión de Karma a ver si con la tragedia encima el magnate recupera la cordura y regresa a Estados Unidos al Acuerdo de París. Por lo pronto, las aseguradoras americanas calculan –a ojo de pájaro- pérdidas por 20 mil millones de dólares que seguramente serán muy superiores.
A COLACIÓN
No hay ninguna ciudad en el mundo preparada para una lluvia persistente no nada más copiosa sino incesante, esta vulnerabilidad urbana debe ponerse por encima de la mesa en los temas de mayor prioridad para las obras de ingeniería pública y de desazolve.
Lo que como autoridad y ciudadanía nos debe quedar totalmente claro es que no es irreversible el cambio climático, puede ser mitigado, y debemos aprender a anticiparnos y ser reactivos.
Así como un hecho tan doloroso como los terremotos de 1985 sirvieron para crear una cultura de prevención y reacción ciudadana y por ejemplo en Mérida y Cancún la hay igualmente para los huracanes así es menester actualizar los protocolos de actuación gubernamental y ciudadana; qué hacer con las inundaciones por lluvias y cuando desbordan los ríos.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
@claudialunapale