Opinión
BLAS A. BUENDÍA
La muerte del Metro de la Ciudad de México es inminente. Los estertores ya lo alcanzaron y en cualquier momento su “fallecimiento” será lamentado por millones, gracias a la incultura de un mal gobierno.
El subterráneo naranja que está por cumplir 50 años de servicio y que traslada a más de 5.5 millones de usuarios diariamente, forma parte para la atención de los sectores populares, particularmente los que pertenecen al enorme ejército de pobres y clases marginadas.
Desde hace cerca de medio siglo y a diario, el STC viene padeciendo un vía crucis para trasladar a sus centros de trabajo a millones de personas, pese a la pérdida de horas-hombre por la lentitud de su sistema tecnológico que no está actualizado.
Preocupa en demasía que sus ejecutivos no estén tomando acciones contundentes para evitar “la muerte del Metro de la Ciudad de México”.
“Sería muy grave para los millones de usuarios, coartarles su derecho al transporte urbano económico, por la serie de omisiones que se dan en torno a este sector”, acusa la vox populi publicitada en redes sociales.
Incluso, entre las variantes sociales, temen que “los nuevos gobernantes” de la “izquierda moderna”, ya están fraguando que, en aras de amasar fortunas ilícitas, podrían hasta privatizar el servicio del Metro, elevando el costo unitario del boleto hasta en 12 pesos. Lamentablemente, la riqueza económica que emana del Metro, ha sido sobreexplotada en un amplio frente de corrupción e impunidad entre funcionarios y dirigentes sindicales, y hoy más que nunca, no habrá nadie que les ponga un freno porque conforman una enorme cofradía cuya ideología es el permanente saqueo.
Le ha sido muy útil para el gobierno de la ciudad que considera al Metro como “la caja chica” del partido en el poder (MORENA); y de paso, el sempiterno líder charro del Metro y “político” de marras Fernando Espino Arévalo, a quien ya sospechan de su enriquecimiento ilícito.
Se presume que no deja el poder sindical porque le sigue representando una millonada en ganancias ilegítimas por los extravagantes negocios que controla y que desde hace más de 40 años no ha habido autoridad local o federal que le confeccione una profunda auditoría para transparentar su riqueza.
Tener o carecer del fuero constitucional para Fernando Espino Arévalo es lo de menos…, su desfachatez es mayúscula, es decir, mientras siga teniendo el control interno del “sindicato nacional” del STC en sus manos y sobornar a las autoridades gubernamentales en materia laboral, lo demás, para él, le sale sobrando… Es como el juego del “gato y el ratón”…, dicen.
Se calcula que su patrimonio económico asciende a más de 20 mil millones de pesos porque el Metro le ha constituido el mejor negocio de toda su vida; desde hace muchos años ha violentando las leyes, sobre todo la Ley de Adquisiciones.
Fuentes confiables afirman que el señor Fernando Espino Arévalo, “el hércules de la corrupción” y “dueño” del Metro, es poseedor de una riqueza descomunal que podría ascender en 20 mil millones de pesos; y que de forma discrecional, también posee suntuosas propiedades en suburbios exclusivos de Nueva York y en la Ciudad de México, por ejemplo, dos suites en el Word Trade Center, entre muchas otras cosas.
Su poder se concatena entre el conflicto de intereses y el tráfico de influencias. En sexenios pasados, cuando el PRI mantuvo el poder presidencial, Espino siempre los chantajeó presionando al sistema para pasarles la charola, recogiendo maletones hasta por cinco millones de dólares mensuales.
No obstante de ello, y para tener amplia impunidad, a través de concertaciones, el sistema del gobierno priista accedió a sus caprichos, lo dotó de fuero constitucional por más de diez años otorgándole diputaciones federales y locales por la vía plurinominal, para que no parara el servicio del Metro.
Con su poderío y rodeado de guaruras, al señor Espino se le considera como el ”dueño” furtivo del transporte naranja, no respeta a cabalidad los protocolos de los Concursos de Licitación creando, a su vez, empresas fantasmas que le reditúan un botín súper millonario.
A su alrededor, Fernando Espino Arévalo tiene infinidad de prestanombres para aparentar que su riqueza millonaria es “legal”, pese a que tanto en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, como en la antigua Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General), tiene radicado un gran listado de acusaciones penales en su contra que no han prosperado “porque el señor tiene un amplio poder de manipulación y dominio para eludir a la justicia”, frenando así, la cumplimentación de órdenes de arresto.
En los armarios policiacos de la Procuraduría General de Justicia, “duermen en el sueño de los justos” una diversificación de Carpetas de Investigación todavía abiertas en contra del “dueño” del Metro, por los delitos de robo con violencia, difamación, fraude, difamación administrativa fraudulenta, allanamiento de morada, y un largo etcétera que fundamentan pruebas irrefutables.
Si bien con el nuevo gobierno federal que encabeza el ex priista y líder moral morenista Andrés Manuel López Obrador, de algún modo se acogió a la amnistía que decretó el tabasqueño una vez que tomó posesión de la Presidencia de la República, para perdonar a presuntos ladrones de cuello blanco llamados “líderes sociales”, por lo que el ex diputado camaleónico Espino Arévalo se ha salvado de ir a parar a la cárcel, es decir, que la propia autoridad judicial tiene la consigna de “no tocar al intocable”.
El también calificado “Padrino Don Fer”, conforma un círculo de complicidades y perversidades con diversas familias, especialmente con la que lleva el apellido Pereznegrón.
Han establecido un régimen de terror en contra de la base trabajadora que enarbola eventuales protestas e inconformidades, siendo acallada bajo amenazas de muerte o secuestros, pero que a final de cuentas, los jornaleros ya no hallan la forma de cómo vencer al “hércules de la corrupción del Metro”.
En redes sociales se han revelado infinidad de denuncias, donde calificaron como “tremendo derechazo” el que asestó Florencia Serranía Soto como directora del STC, que cimbró al sindicato mayoritario que explota Espino.
En la víspera del 50 aniversario, y que a través de medio siglo, la sociedad radicada en la Ciudad de México sortea peligrosas barreras de envejecimiento y anacrónicos sistemas de seguridad del Metro. Corre a la par los despidos injustificados -que forma parte estratégica de la “Cuarta Transformación”-, en contra de la clase trabajadora.
Esa estrategia, según fuentes cercanas a la titular del STC, forma también parte de una “declaración de guerra” en contra del poder sindical espinista, que supuestamente por instrucciones de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, existe la consigna de minar al Sindicato Nacional de Trabajadores de STC que nunca ha dejado de figurar como un “cómplice institucional” que, por igual, explota la riqueza que rodea al STC, y crea zozobra contra la forjadora base trabajadora, misma que tiene que “avalar” las triquiñuelas de sus “honestos” y dogmáticos dirigentes para no ser castigados o ser despedidos injustamente.
Lo primordial –presumen- lo más deseable es que las autoridades laborales revoquen la Toma de Nota al SNTSTC, que indefinidamente a este documento oficialistoide que Espino posee y lo “acredita” como Secretario General, le ha permitido seguir manipulando al STC desde hace más de cuatro décadas.
El decadente dirigente metrista Fernando Espino, nativo del cerro Las Varas, Michoacán, lucha para evitar que le sea arrebatado su poder por parte del “fuego amigo”, ya que lo viene acechando una disidencia democráticamente organizada y consolidada, dispuesta a “no dejar títere sin cabeza”.
Es decir -señalan- ahora que carecer de fuero constitucional que antiguamente lo robustecía para mantener su espurio poderío caciquil, Espino ya está sintiendo que sus días están contados.
El nuevo sistema de la Mafia del Poder de la izquierda que se centra por el Ejecutivo federal, la estrategia a implementar es debilitar la estructura de la cofradía espinista, con la firmeza de desmantelarla y desaparecerla de la arena político-sindical.
Si bien el “dueño” del Metro cuenta con la coacción de funcionarios esquiroles, y en medio de toda esta controversia e imposiciones laborales del Metro, ahora se sabe que Abraham Marciano Toribio, director de Administración de Personal, va de la mano con el ingeniero electricista Michael Moscona Yossifova, gerente de Salud y Bienestar Social, éste último ocupa una posición ejecutiva inadecuada. No es médico, pero está en ese lugar por imposición de la Dra. Florencia Serranía.
La sorpresa de ello es que Moscona es ingeniero tomando en sus manos la Gerencia de Salud (nada que ver la Electrónica con la Ciencia de la Medicina). Existe la presunción que es dueño de varias empresas de cómputo, franquicias con Farmacias de Ahorro y Arrendadoras de Instrumentos y Equipo Médico y Ortopédico, utilizando los nombres de sus hijos y esposa. Esos dos funcionarios son concuños de la Dra. Serranía Soto.
Y esa otra cofradía “familiar” ha tomado en sus manos el “sablazo” atentado contra los trabajadores sindicalizados con despidos injustificados sin que nadie los defienda. “Espino sale sobrando, ya no es útil para la base”, sentencian.
El lunes 1 de abril (2019), la titular del STC ordenó un movimiento de insaculación que coloca “el dedo en la llaga” con la firmeza de que la gente se pongan a trabajar, sobresalió el fenómeno del esquirolaje bajo la cruel amenaza que quien no cumpla, será despedido sin liquidación y mediación alguna, bajo la complacencia del sindicato traidor, acción que aleatoriamente servirán para que el líder charro, paradójicamente, sea ayudado para sacudirse de sus eternos enemigos.
Agregan que sería tarea fácil en hacer una limpia total en el STC que arrastra vicios ancestrales que han impactado en la seguridad de millones de usuarios del Metro de la gran ciudad.
Un estudio de mercado laboral, advierte que la mayoría del personal es perezoso, faltista, reincidente y sobre todo abandona sus áreas de trabajo, así como es común encontrar bebidas embriagantes en los talleres, contar con sus vicio del líder sindical y sus boxeadores profesionales como “aviadores” y golpeadores, explotando también el erario federal.
Trasciende que la empresa paraestatal ha recurrido a los líderes sindicales para que coadyuven en el proceso de adaptabilidad con la nueva administración, pero ninguno de los trabajadores sindicalizados ha dado su apoyo porque se siente protegidos por la propia fuerza que tiene Espino sobre cualquier ejecutivo.
Los trabajadores hartos de la sus evasivas, hoy “justifican” que son víctimas de la prepotencia y el abuso de funciones principalmente por parte del titular de la Dirección de Administración, Abraham Marciano Toribio, quien ejerciendo un papel preponderantemente mezquino y nepotista, no tiene empacho de ordenar bajas sin fundamento y despidos masivos del personal de honorarios, confianza y eventuales, colocando a su vez a familiares y amigos.
Si bien la improvisación ha agobiado al STC porque ha llegado gente recomendada sin tener una profesionalización en áreas estratégicas con salarios mensuales de 80 mil pesos, se escudan que la Cuarta Transformación que ha impulsado la Presidencia de la República, tiene que ver mucho en el debilitamiento sindical, tendiéndoles “nuevas reglas” y ajustes en sus Contratos Colectivos.
La propuesta establece que cualquier sindicato deberá presentar la Constancia Representativa, y que para cada trámite que realicen, deben ajustarse a nuevos mecanismos. Es por ello que la cofradía de Espino ordenaría un complot con visos de sabotaje, para frenar el servicio del Metro en momentos cruciales de ver en peligro sus intereses de facto.
Esa rebeldía sindical podría desatarse en caso que la administración serranista ejecute una propuesta presentada por el mayoritario Grupo Parlamentario de Morena, insertado en el Congreso de la Ciudad de México.
El pasado 22 de diciembre (2018) en la Asamblea Legislativa, hoy Congreso local, consideró como objetivo que haya una contratación colectiva real que permita establecer salarios y condiciones laborales de los trabajadores sindicalizados donde estos no se sientan “intocables” solo por pertenecer al SNTSTC.
Demandan, en este sentido, que la Junta de Conciliación y Arbitraje brinde el apoyo y reconocimiento en otorgar Toma de Nota a otros sindicatos que han mostrado su músculo democrático, pese a la abominable injerencia espinista que tiene hasta corrompidas a las autoridades en la materia para que no reconozcan a esos nuevos movimientos que podrían menguar a su gremio sindical.
El trasfondo político es que la nueva administración serranista aprovecha la coyuntura de una visible desunión de agremiados quienes al verse desprotegidos por su líder sindical Espino, éste presiona a las autoridades bajo la amenaza de que haya cierres de Líneas o sabotajes en contra del Metro de la Ciudad de México. “Siempre lo ha hecho y ya le es menester este tipo de actos ilícitos; Espino ya merece estar en la cárcel pagando todas sus fechorías”, urgieron funcionarios de alto nivel.
Y por si fuera poco, las redes sociales alertan que se está hundiendo el STC, por “abandono histórico” que podría poner en peligro la vida de millones de usuarios.
La Comisión de Protección Civil del Congreso-CDMX, encabezada por el diputado panista Héctor Barrera Marmolejo, emitió un serio peligro por la agonía que sufre el Metro de la Ciudad, es decir, fincado por el denominado “abandono histórico”.
Acusa que “el ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard (hoy secretario de Relaciones Exteriores del gobierno amlista), sometió al Metro a una espiral de fallas llevándolo al deterioro máximo y afectando la movilidad de más de 5.5 millones de usuarios diarios”.
Asimismo, solicitó a Florencia Serranía Soto, revele los convenios con empresas que dan mantenimiento a la red de transporte, entre ellas la que corresponde a la Fumigación de todas las áreas del STC, porque existe una “firma” que ha sido beneficiada por contratos millonarios por un periodo de hasta de 20 años, mediante componendas entre el sindicato espinista y las autoridades del STC en turno.
En el campo de la investigación periodística, se descubrió que son contratos que se expiden cada tres meses y de asignación por un comité por diversos montos. Por ejemplo, el de Fumigación tiene un presupuesto anual de aproximadamente 30 millones de pesos con una inexplicable temporalidad por 19 años, beneficiando a King Mart de la potentada empresaria Martha Alicia Reyes Arvizu, de quien se afirma, explota a tan solo 24 empleados algunos inexistentes, documentando que solo laboran 14 personas.
De igual forma, los majestuosos contratos de Limpieza, en particular que benefician a la Compañía privada Operadora de Servicios S. A. de C. V., denominada Reisco, del empresario Marco Reisco, que aunque tiene unaPENALIZACIÓN ante la Contraloría externa, el STC le otorga ilegalmente contratos cada tres meses, para evitar quejas que se presenten ante la misma Contraloría, no obstante que es notoria la evasión de impuestos y el pago de cuotas ante el ISSSTE.
Reisco –trascendió- cuenta con una nómina que integran cientos de personas de la tercera edad quienes de manera lastimosa y ante la falta de oportunidades de empleo, aceptan firmar contratos leoninos. Se presume que Reisco es un prestanombres porque el dueño verdadero es Fernando Espino Arévalo.
Asimismo, dentro del STC pareciera que existe un asilo para ancianos ya que muchos de ellos, debido a sus fortalezas físicas dañadas y luciendo rostros agrietados por la vida del tiempo, son explotados con míseros contratos, so pena que esos hombres y mujeres apenas pueden cargar las herramientas de trabajo de limpieza.
El diputado Barrera Marmolejo, lamentó en este contexto, el abandono, descuido y desatención a la red del Metro durante ese sexenio, “y que hoy, se traduce en deficiencias constantes en el servicio. Pugnamos para que, de forma inmediata, de forma urgente se resuelva la problemática del Metro; el Metro debe estar operando y funcionando sin incidentes”, mencionó.
Prueba de lo anterior -señaló- están casos específicos de las recientes explosiones en la Línea 2 y fallas en las escaleras de la Línea 7, por lo que “la titular de ese organismo, Florencia Serranía, debe implementar un programa general e integral de mantenimiento en toda la red del STC”.
Subrayó: “En varios casos se ha detectado que las autoridades de este Sistema no aplican con responsabilidad el Programa Interno de Protección Civil durante alguna emergencia, por lo que se ha puesto en riesgo la vida de los usuarios. Repercute no sólo en la movilidad, sino en la seguridad y garantía de todos los usuarios del Metro, solicitamos explicaciones, queremos explicaciones, pero, sobre todo, que se atiendan las necesidades de los millones de usuarios de este medio de transporte”.
Comentó que ante tumultos o afectaciones en el servicio, “el Metro NO ha cumplido con brindar un servicio adecuado y eficiente. Es trascendente que sepamos sí el Programa Interno de Protección Civil está actualizado, vigente, si se está aplicando de forma adecuada, ya que se trata de salvaguardar miles de vidas, y podría decir que hasta de millones de personas”.
Exhortará a la titular del Metro que muestre la radiografía y estado de salud del Metro de la Ciudad, aportando datos precisos sobre las fallas en cinco de sus Líneas, así como el planteamiento de auditar los convenios con empresas que se dedican a otorgar el mantenimiento a la red, como son las empresas privadas Reisco y King Mart.
Por ejemplo, King Mart ha incumplido con las normas de sanidad y fumigación eficaz; no ha exterminado la fauna nociva como ratones, cucarachas y alacranes que se desplazan silenciosamente por todos lados en los andenes y convoyes del Metro de la capital de la República.
En las taquillas se presentan focos de infección al estar plagadas de chinches y pulgas, donde las trabajadoras vendedoras están expuestas al contagio de enfermedades contagiosas y profesionales, sin tener un seguro de altos riesgos, desamparadas por su sindicato.
“Problemitas” como los anteriores son peccata minuta –dicen- porque el sindicato de Espino ha dejado de velar por los intereses de sus agremiados; ha creado, asimismo, extraordinarios cotos de poder hasta en el Sanatorio Durango, donde la atención a pacientes de los trabajadores del Metro, visiblemente es deficiente porque sus médicos y “hacendosas trabajadoras sociales”, violentan el Juramento de Hipócrates.
“No se trata de abrir frentes de descalificación contra las autoridades, sino coordinar esfuerzos y tener información de primera mano para generar alternativas de solución a corto plazo en beneficio de los usuarios”, aclaró el diputado Héctor Barrera Marmolejo.
Lo anterior, se desprende en clara alusión de la empresa fumigadora King Mart que logra adquirir contratos millonarios hasta por 20 años, con el refrendo de tres meses más, para volver a ser ratificada por otras dos décadas, aleatoriamente representando un claro delito de Colusión de Funcionarios, es decir, la aplicación de irregularidades administrativas con los evidentes delitos agravantes de corrupción, complicidad e impunidad.
Los funcionarios del Metro carecen de programas de transparencia, concluyeron diputados locales entrevistados por este reportero.