Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
- Les importa un pito y dos con sal a los verdes
- Urge ya un programa de rescate del Grijalva
El pasado fin de semana me dio vergüenza Chiapas.
Llevé a un grupo de amigos al recorrido por el Río de Chiapa (Río Grijalva) pasando por el Cañón del Sumidero, hasta la presa de Chicoasén, y cual no sería mi sorpresa.
En primer lugar. ya no existe en los riscos del río, pasando el puente Belisario Domínguez, el nido de zopilotes que limpiaban de carroña la zona del río hasta el cañón,
Qué pasó con esas aves. Qué le ocurrió a la zopilitada, una ave que hace lo que los políticos nunca se interesan en hacer: limpiar de carroña al estado de Chiapas, y en este caso, al río grante.
Nadie supo decirme. El lanchero, que nos transportaba del embarcadero de San Sebastián hasta la presa creyó que yo era extranjero y me mintió. Me dijo que en cada temporada del año los zopilotes cambian de nido: mentira. Como si no fuera yo chiapacorceño de nacimiento, como si nunca hubiera caminado dentro de las aguas del río cuando su nivel es caminable, como si nunca hubiera yo ido en lancha, cada sábado, a trolear río abajo y pesar con anzuelo en las aguas mansas del cañón.
Me atrevo a aventurar que los zopilotes fueron exterminados por algún prócer de la ola verde dedicada, cual cártel de la delincuencia organizada, a saquear Chiapas- Un buen ejemplo de ese saqueo es La Plaza de la Mamá, o el espléndido edificio de la municipalidad de San Cristóbal de Las Casas, donde pasé los mejores años de mi vida.
Pero lo que más me dio vergüenza fue la espantosa contaminación de buena parte del río. Esa contaminación proviene de Tuxtla, la capital estatal, a través del río Sabinal, que desemboca en el río grande y que lo llena de cualquier porquería inimaginable, sobre todo de plásticos y ya sabemos que el plástico es un contaminante mortal para las especies acuáticas y para los humanos.
Pues las lanchas que transportan a los visitantes del cañón tienen que aminorar su velocidad al mínimo al empezar la zona más contaminada del río. Muchas veces las aspas de los motores se enredan y causan problemas mecánicos a los vehículos acuáticos. Y ni los encargados del turismo del gobierno estatal y menos la Sectur de De La Madrid, Cordero (El Cañon del Sumidero es un Parque Nacional) hacen algo por resolver de tajo ese gravísimo problema.
Bueno. No es de extrañarse. En este país la inmensa mayoría de los miembros de la clase política sólo está interesada en llenarse los bolsillos de dinero aprovechándose de su posición de privilegio para meterle las uñas al Erario. Y entre esta punta de ladrones, los más ladrones son los verdes. ¿O no, Rutilio Escandón, que te vas a desvestir del verde, y te vas a vestir, o ya te vestiste, del color vino de López Obrador, para ser el siguiente gran chapulín chiapaneco. Bueno ahí, los más prominentes priistas abandonaron el caballo cerrero de la cuija y del hijo de Satanás para irse con el tabasqueño porque, auguran, que Chiapas se despintará el verde y se vestirá de color vino.
No se vale, volviendo al tema central de esta nota, que el paseo insignia de Chiapas, que llega al cañón del Sumidero, donde están las cenizas del gran profesor Miguel Álvarez del Toro, el gran cuidador de la ecología y protector de la fauna del estado, en donde la leyenda narra que están los restos de los indios soctones de Chiapa de los Indios, que se lanzaron de los riscos para no ser esclavos del bandidaje que vino de España a saquear este continente y a destruir la teología y la cosmogonía indígenas, siga contaminado por toda la eternidad. Y con toneladas de plásticos, de esos en que la cocacola envasa el brebaje más mortal para la humanidad. ¿Sabía usted que una lata de cocacola contiene 25 cucharadas de azúcar? El peor veneno para la humanidad?
No sé cómo, pero algo tendrá que hacer Peña Nieto para descontaminar uno de los grandes y apasionantes ríos del territorio mexicano, Si no lo hace, la próxima vez que quiera ir a pasear hacia el Cañon del Sumidero con su amigo y socio Julión, se le van a enredar las aspas del yate con la basura estancada en las aguas del Grijalva. Ya vimos que las pangas actuales no son suficientes para la limpieza del agua.