18 de November de 2024
La diversidad cultural, riqueza de México: Alejandra Frausto
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La diversidad cultural, riqueza de México: Alejandra Frausto

Ene 31, 2019

Ciudad de México, 31 de Enero  (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).-
En el Museo Nacional de Antropología de México calificado por ella como “el más hermoso del mundo”, la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, inauguró la exposición “Golfo. Mosaico ancestral”, tras asegurar que “no hay comunidad sin cultura ni cultura sin comunidad”.

Durante su discurso mencionó que la mayor riqueza de este país es su enorme diversidad cultural, y reconoció que si una institución ha enseñado a los mexicanos a reconocerla, es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia que cumple ocho décadas de vida este 2019. “Es un honor ser titular de Cultura y conmemorar estos 80 años”.

Por su parte, el antropólogo Diego Prieto, titular del INAH, mencionó que la exposición es al mismo tiempo una celebración por los 80 años del instituto y de otra que tiene que ver con el hecho de que hace 500 años un grupo de españoles desembarcó en el Golfo de México y encontró las maravillas que ahora se presentan al público en esa exposición.

“Varias piezas que se pueden admirar en la exposición forman parte de los tesoros de comunidades del municipio de Jáltipan, en el Sur de Veracruz, y estamos agradecidos porque facilitaron esas piezas que son patrimonio de la nación pero su custodia, cuidado y significación corresponde a los pobladores de Jáltipan, hombres, mujeres y niños”, señaló.

Dijo que la exposición es derivada de un amplio proyecto académico que lleva a cabo el INAH, bajo la premisa de celebrar la condición pluricultural de México establecida así en la Constitución, y que tiene como fundamento la existencia de los pueblos originarios del país, y subrayó la riqueza de las culturas prehispánicas asentadas en el Golfo de México.

Explicó que la muestra permite acercarse al conocimiento de los primeros habitantes de este territorio y que más tarde darían a luz diversos troncos civilizatorios, como el de la cultura olmeca, y constituye la recuperación de materiales de quienes desde hace más de tres mil años ocupan de manera continua las zonas que hoy ocupan Tabasco, Veracruz, San Luis Potosí y Tamaulipas.

Así, en el marco de los 500 años del desembarco de los europeos en las costas del Golfo de México y de la fundación de Veracruz, el INAH presenta “Golfo. Mosaico ancestral”, que da cuenta de la pluralidad de culturas que hasta antes de 1518 habitaron la región y sus inmediaciones, donde se estima que al tiempo de la Conquista se hablaban alrededor de 20 lenguas.

Una vez concluida la ceremonia y cortado el listón inaugural, los funcionarios recorrieron la exposición, propuesta curatorial de Rebeca Bell González Lauck que plantea nuevos acercamientos derivados de las investigaciones arqueológicas que en las últimas décadas han generado mucha información, invitando a revaluar las interpretaciones tradicionales.

González Lauck habló de la idea preconcebida de que en las costas del Golfo solo habitaron los olmecas en el periodo Preclásico, totonacos en el Clásico y huastecos en el Posclásico. Las investigaciones recientes demuestran que es una región multicultural dinámica, donde por tres milenios hubo constante interacción entre los diferentes grupos que la habitaban.

Se exhiben 44 esculturas y piezas individuales. La estelar es “La Mujer escarificada”, descubierta en la Zona Arqueológica de Tamtoc, San Luis Potosí, que por primera sale del sitio huasteco, y 357 objetos correspondientes a 21 conjuntos, entre entierros y ofrendas como la “Ofrenda 4” de La Venta, y el lote de las “Joyas del pescador” del Museo Baluarte de Santiago de Veracruz.

Todas las piezas son originales excepto tres, de las que se exhiben réplicas fieles: la escultura “La Sacerdotisa”, de Tamtoc, que no pudo traer desde el sitio arqueológico de Tamtoc debido a que pesa 36 toneladas y siete metros de largo, y la “Estatuilla de los Tuxtlas”, grabada con escritura istmeña, cuyo original está en el Instituto Smithsoniano en Washington.

La tercera réplica fiel de la original es un hermoso e interesante facsímil del “Lienzo de Tzoquitetlan-Tzicohuac” que data del siglo XVI, resguardado actualmente en las bóvedas de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y que por razones de conservación no se debe mover, por ser una pieza única y de alto valor histórico, artístico y cultural.

El recorrido de la exposición celebratoria comienza con el tema “Figuras humanas”. Ahí, a través de una selección de esculturas de diferentes estilos que dan cuenta puntual de la pluralidad de habitantes de la región, se aprecia la forma en que los antiguos pobladores retrataron su físico e indumentaria, son piezas de diversos materiales y distintos tamaños.

Otro núcleo temático es “Comunicación”. Como ya es sabido, los olmecas no tenían escritura, pero en los últimos años se ha sabido que las esculturas funcionaban como una forma de comunicación ideológica y visual; “Los yugos, tradiciones pétreas rituales” es el siguiente tema y alude a las piedras en forma de U, lisas o labradas con imágenes de sapos o caras de ser humano.

“Influencias” destaca la interacción que tuvieron las culturas del Golfo entre sí y con otras regiones por lo menos durante tres milenios; en el apartado “Organización política”, a partir de la réplica del “Lienzo de Tzoquitetlan-Tzicohuac” se ofrece una evidencia de la complejidad política, económica y social en la costa del Golfo, explicó la curadora.

En la sección “Ofrendas” se exhiben los objetos en los contextos que se descubrieron: hay ofrendas de épocas tempranas, olmecas, asociadas a manantiales, ojos de agua, ríos, y de periodos posteriores que acompañan entierros, construcciones y al paisaje en general, porque cada grupo cultural de la costa del Golfo tenía diferente forma de ofrendar, dijo.

La sección “Joyas del pescador” alude al conjunto de piezas de oro (algunas en forma de pendientes y otras fundidas por los españoles como lingotes) que fueron elaboradas en la Mixteca oaxaqueña y hoy forman parte del acervo del Museo Baluarte de Santiago. Un pescador las halló en los años 70. No se sabe si los españoles las llevaron de Oaxaca o si ya estaban en Veracruz con anterioridad.