Vaya que cuesta sobrevivir en el mundo empresarial sobre todo cuando la globalización abre enormes oportunidades para avivar la competencia y falta todavía más porque el futuro inmediato pasa por convivir con la inteligencia artificial.
En los últimos meses hemos sabido de diversos colapsos empresariales primordialmente ligados con el sector de la aviación: Alitalia, Air Berlín y ahora recientemente Monarch Airlines.
Se trata de corporativos que tenían sus años volando, décadas acumulando experiencia y con una cierta reputación ganada en nichos bastante segmentados.
No eran cualquier cosa: Air Berlín es la segunda mayor línea área de Alemania y la séptima de la UE quizá por eso el anuncio de su quiebra dejó a más de uno boquiabierto… incrédulo; porque además se supone que ya pasó lo peor de la larga crisis económica de 8 años que azotó a los europeos.
Después Alitalia, declarada en diez años dos veces en bancarrota, y esperando porque un nuevo salvavidas saque a flote a la principal aerolínea de Italia.
Yo recuerdo un viaje de Madrid a Milán en Alitalia cuando aterrizamos la mitad del pasaje tuvimos problemas porque nuestras maletas nunca llegaron, se extraviaron y aparecieron unos días después.
La más reciente noticia es la quiebra de Monarch Airlines, la británica gozaba de una relevante cuota de mercado entre viajeros chárter así como low cost bastante definida con pasajeros de la tercera edad (sobre todo jubilados) y también jóvenes estudiantes que volaban fuera de Reino Unido.
No es casualidad sino más bien el síntoma febril de que algo está aconteciendo adentro de una industria tan sensible a los cambios como lo es la aeronáutica y esta vez no es únicamente que le pegue el precio de los hidrocarburos; va más allá.
Hace unos meses leí un interesante análisis que aventuraba el derrotero de la industria en cuestión y advertía más o menos lo siguiente: “¿Se imagina no tener que pagar por volar, es decir, hacerlo gratis?”.
En la medida que los hoteles vayan siendo desplazados como primerísima opción de hospedaje, ante la competencia de las propias casas-habitación, llegará un momento en que el sector del turismo le dará todo al potencial viajero “pagar un hotel con el avión gratis”, por ejemplo.
De esta forma compensar la cuota de mercado que les robará el alquiler de temporada, una moda que llegó para quedarse, y día con día va ganando más adeptos.
A COLACIÓN
En todo proceso económico acontecen movimientos de consolidación, sucede casi siempre después de una crisis económica, uno esperaría que lo peor fuera en medio del cisma pero en realidad eclosiona al final; lo vemos con el sector financiero, la Banca al menos en Europa, tampoco termina su proceso de consolidación.
En buena medida se sobrevive si la empresa es más eficiente. Precisamente ayer fue dado a conocer el IMD World Competitive Yearbook (WYC) elaborado en Suiza acerca de la competitividad.
Una buena noticia para México es que este indicador que mide la eficiencia de las grandes empresas ubica al país azteca en el séptimo sitio, a continuación el ranking de los diez: Suiza, Hong Kong, Irlanda, Países Bajos, Dinamarca, Emiratos Árabes, México, Austria, Estados Unidos y Alemania.
“El IMD mide cómo una economía gestiona la totalidad de sus recursos y competencias, para evaluar su productividad a fin de incrementar el bienestar de su población”.
Tiene mucho que ver con la readecuación en los procesos, la capacidad de innovación, de resiliencia y la habilidad para adaptarse a los tiempos cambiantes y volátiles.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
@claudialunapale