23 de December de 2024
La gente espera el manotazo presidencial para poner orden
Opinión Principal

La gente espera el manotazo presidencial para poner orden

Feb 13, 2019

Índice Político

FRANCISCO RODRÍGUEZ

El sistema político protector de los potentados creó sus guardias blancas en los primeros balbuceos revolucionarios cuando vio que el reparto agrario y la productividad en el campo eran el objetivo de los reivindicadores. Los comandos de trúhanes, las columnas volantes de los hacendados y caciques asolaron el territorio. Por poco acaban con la paz y con el país.

Las guardias blancas son un pésimo recuerdo nacional. Armados hasta los dientes masacraron a líderes sociales‎, maestros rurales, extensionistas agropecuarios, dirigentes sindicales, profetas políticos desarmados que querían una mejor distribución de los beneficios, cumplir las promesas, identificar al pueblo con los gobiernos justicieros.

‎El infantilismo, la soberbia y la desesperación de los adinerados y de los políticos oportunistas de la época permitieron todo tipo de represiones en el campo y en las ciudades mexicanas. Echaron mano de jueces venales, de aparatos represores de caciques, de fuerzas armadas de hacendados, de casi todo lo que se movía en esa dirección.

Reprimieron y mataron a mansalva en el campo y en las ciudades. Casi no hubo rincón del territorio donde la acción asesina de las guardias blancas no hubiera operado. Entre la nueva revolución y la dictadura del pasado reciente no había diferencia alguna. Se cumplían todos los cánones del desprecio y la displicencia.

Fue necesario que surgiera una ideología popular para que no se frustrara la expropiación petrolera, la educación laica, los amplios programas sociales de las primeras décadas del país. Sin ella, jamás hubiera sido posible explicarle al pueblo lo que estaba pasando. Eran tiempos de oscuridad y de asesinatos a mansalva.

El poder empieza cuando de verdad se ejerce, no hay otra

La historia, circular por definición, nos enseña que nada es posible sin tomar las decisiones fundacionales de una nueva época. El sistema presidencial de corte vertical y absolutamente piramidal requiere que en México se tomen acciones contundentes para que el ejemplo del gobernante cunda entre las clases sociales. Se dé un manotazo definitivo.

Cuando no se hace así, la gente empieza por dudar de las buenas intenciones. Empieza a pensar que los que llegaron son necesariamente iguales a los que se fueron. El poder empieza cuando de verdad se ejerce, no hay otra manera. Y para ejercerse, debe empezar por enderezar situaciones insostenibles.

‎Entre la ingenuidad y la indefensión existe una línea muy delgada que sólo puede pintarse clara y firme con decisión y contundencia. Haciendo a un lado a los medrosos, a los cómplices y a los traidores a la causa. Lo demás es agua de borrajas, siempre será el obstáculo insalvable. Si se le da tiempo, florece cada día con mayor fuerza.

Las guardias blancas mutaron. Ahora son los cárteles del narco

Los tiempos de las guardias blancas no se han ido. El neoliberalismo entreguista las sustituyó con su complicidad con los carteles del narcotráfico. Una alianza difícil de superar con el solo ejemplo de un líder, por más carismático que sea. El carisma sirve también para lo trapeado y lo barrido. Como ejemplo vulgar: Mussolini era carismático.

El poder acumulado, en términos de dinero en efectivo, fuerza real de ataque, armamentos sofisticados, organización en el campo y las ciudades, colaboración de desempleados como halcones e indicadores, es suficiente para poner a temblar a cualquier régimen legal, a cualquier institución formal establecida.

‎Las guardias blancas de los reaccionarios del principio de la Revolución mutaron, se transformaron en una complicidad más que demostrada entre el Estado neoliberal y los grupos de la delincuencia organizada y el trasiego de psicotrópicos que ya causaron medio millón de muertos, desaparecidos, desplazados, torturados y ejecutados sin miramientos.

Complicidad y encubrimiento criminal entre asesinos y políticos

Si las guardias blancas mocharon las orejas de los educadores y de los líderes sociales, los carteles no se han andado con chiquitas. Éstos matan y destazan a placer, cobijados por el amancebamiento con los políticos de la rapiña, el entreguismo y la vergüenza internacional del país en el extranjero, que no es poco decir.

‎La complicidad y el encubrimiento criminal entre asesinos y políticos ha convertido a este país en una caricatura de la ley. La asociación delictuosa, nunca probada por los esmerados y perfumados procuradores de justicia –ahora fiscales– ha convertido nuestro territorio nacional en una fosa clandestina. En el hazmerreír del mundo moderno.

La falta de decisiones presidenciales a tiempo, oportunas y eficaces puede convertirse en la mayor debilidad del sistema. Los conservadores y los delincuentes quieren que el Ejecutivo federal y los poderes sean una especie de plantas de ornato, una nueva edición de los juicios medievales: obedézcase, pero no se cumpla.

Se precisan sensibilidad e inteligencia para contrarrestarlos.

En estos momentos cruciales de la Nación nada más inoportuno que asesores jurídicos medrosos, funcionarios con manos de maraqueros, gente cooptada por el poder del dinero. Hay demasiado efectivo líquido que manejan los traficantes, muchísimo más del que pueda manejar el aparato en todo el presupuesto.

Los cincuenta o cien mil millones de pesos con los que cuenta el Presidente son una carcajada frente a los cientos de miles de millones que maneja cualquier capo regional, cualquier cartel con autorización oficial para ejercer, cualquier asesino complicitado con los poderes neoliberales del entreguismo nacional.

Es preciso poner en juego la sensibilidad y la inteligencia para contrarrestarlos. Es necesaria la decisión oportuna, medida, eficiente para desmantelar el emporio criminal que azota los caminos, las propiedades, los terrenos y las ciudades. Sin eso no se va a ninguna parte, excepto al ridículo.

Fin al reino de los Tomás Zerón, Mondragón y Kalb, Sales Heredia

Los operadores de la seguridad nacional deben ser los cirujanos equipados con el mejor y más filoso bisturí para penetrar con eficacia en el ámbito de la delincuencia organizada. No dar bastonazos de ciego, no agotar el tiempo en discusiones bizantinas, no enseñar las cartas antes de actuar. Ser precisos e inclementes.

El reino de los Tomás Zerón de Lucio, Mondragón y Kalb, Sales Heredia, es el mismo del que permitió el florecimiento del desastre de la seguridad pública y nacional. Es el mismo de “las verdades históricas”, la complacencia con el supuesto enemigo que de pronto dormía en la misma cama. Es el reino de los secuestradores encubiertos, de los torturadores con permiso, de los asesinos del trasiego.

Es el mismo régimen del silencio cómplice que quiere seguir encarcelando a los líderes sociales y sindicales que se oponen a la subasta de la patria. Es el mismo que sirve a los designios del imperio chiquito para imponer sus condiciones y sus plazos de la entrega del país.

Un manotazo en el escritorio bastaría para deshacernos de ellos

Y lo verdaderamente increíble es que frenarlo depende de decisiones que peguen en los bolsillos de jueces corruptos, procuradores blandengues y comprometidos con los de siempre, políticos oportunistas que quieren seguir acabando con la paz y el desarrollo del país.

Un solo manotazo en el escritorio bastaría para deshacernos de estos asesinos. La gente lo espera con impaciencia y con desasosiego.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Fechado en Washington, DC, el Departamento de Justicia del gobierno estadounidense emitió ayer un boletín de prensa casi inmediatamente después de que se conociera la condena de El Chapo: “Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, conocido por diversos alias, incluyendo El Chapo y El Rápido fue declarado culpable el día de hoy por un jurado federal en Brooklyn, Nueva York, de ser el principal operador de una empresa criminal de larga vigencia – el grupo de crimen organizado mexicano conocido como el Cártel de Sinaloa – acusación que incluye 26 violaciones relacionadas con las drogas, y una conspiración para cometer asesinato.  Guzmán Loera fue declarado culpable de los 10 cargos incluidos en la acusación, entre los cuales están tráfico de narcóticos, utilización de arma de fuego para perpetrar crímenes relacionados con las drogas, y participación en conspiración para lavar dinero.  El veredicto se dio tras un juicio de 12 semanas presidido por el juez de distrito Brian M. Cogan.  Guzmán Loera enfrenta una sentencia obligatoria de cadena perpetua, la cual se pronunciará el 25 de junio…”

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