Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
- Los “delitos” del Fiscal no ameritaban cese
- Pero era ya un agente muy incómodo al poder
Corrupción, impunidad, simulación, cinismo son los antivalores que norman ahora, en tiempos cibernéticos, la conducta de la mayoría de los miembros de la clase política, que está gozando de las delicias del poder político y en todos los niveles, empezando con el policial, siguiendo con el municipal, el estatal, hasta llegar a la cumbre, bajo el pedestal de la cátedra del Gran Tlatoani, adorador de Huitzilopoxtli.
Lo más grave es que los tales politicastros rechazan cualquier afirmación basada en una realidad escatológica. Son corruptos, pero no consideran que la corrupción sea mala, sea injusta; es simplemente una manera de ver la vida, de vivirla, de gozar de las mieles del poder, tanto ellos como sus familiares más cercanos, como madre, esposa, amante, hijos. Es una nueva visión de la ética, una nueva moral basada en abusos y costumbres. Claro, para ellos, para los políticos encumbrados, no es abuso, sino sólo ejercer un derecho que otorga el poder.
En esta tesitura se ubica la destitución del fiscal especial para delitos electorales, Santiago Nieto, quien en su carácter de procurador de justicia ya empezaba a pisar callos en los dedos de los tlatoanis de las altas esferas del aparato de la corrupción como el caso Odebrecht.
El pretexto para cesarlo fue que violó ciertos códigos de secrecía, pero que no son delitos graves y no ameritan el cese del agente del ministerio público y si, si acaso, una amonestación o una suspensión administrativa. No ameritan que el funcionario sea llevado a instancias dedicadas a perseguir al crimen organizado, porque sólo son faltas administrativas, que a cada rato viola hasta el procurador general de la república para meter hilo y sacar listón en cualquier investigación de cierta trascendencia.
La verdad es que Nieto ya se estaba metiendo hasta la cueva de la corrupción con la investigación de la gran empresa brasileña, construida en base a la corrupción y corruptora de funcionarios en todo el mundo para ganar contratos con muchos gobiernos, entre los que se encuentra el gobierno de México,
Y la verdad a este escribidor le pareció muy raro, rarísimo, que en las campañas del PRI se gastaran millones y millones de pesos y el IFE, en su momento, no dijera nada, sino pasadas, pero muy pasadas, las elecciones como lo hizo con los monederos electrónicos que repartió el partidazo de las empresas Monex y Soriana. Muy sospechoso ese acto de reparto masivo de monederos electrónicos que, ciertamente, no eran llenados con recursos de las prerrogativas y financiamientos aportados por el órgano jurisdiccional, que organiza y vigila los procesos electorales. Igual a lo que pasó en el Estado de México, en cuyas elecciones, cuyo triunfo fue dado a Alfredito del Mazo por el INE local, el PRI invirtió infinitamente más recursos económicos de los que le autorizó y le financió el instituto electoral.
Ni hay explicación lógica, ni aritmética, ni matemática, ni algebraica, ni geométrica para explicar, para justificar, los millonarios dineros invertidos por el PRI en sus campañas electorales. Son, claro, muy inteligentes para ocultar tales fechorías, porque corruptos son, indudablemente, nadie lo cuestiona, ni ellos, pero no son tontos (iba a escribir pendejos, pero me detuve para no ofender los buenos modales lexicográficos de las buenas conciencias) como para que las autoridades jurisdiccionales y, menos las del ministerio público (FEPADE), que es el que procura justicia, los sorprendan corrompiendo a los votantes.
Y mientras tanto, se está dando la gran simulación en el Congreso, concretamente en el Senado, en donde aparecen confrontados la “oposición” (PAN, PRD y otros chiquillos como el PT) y el PRI (juez y parte) por el asunto Santiago Nieto-Odebrecht-Emilio Lozoya Austin (el operador financiero en el 2012)-Peña Nieto, en medio de los cuales está el procurador en funciones, Alberto Elías Beltrán.
Todo un caso para la araña, porque el asunto no pone de acuerdo a ninguno, ya que los ortodoxos aseguran que Nieto está bien cesado porque infringió los códigos de la PGR, y los heterodoxos, que las infracciones no son para que el fiscal sea cesado, sino sólo reconvenido, porque revelar los detalles de una investigación no es delito como para decapitar al inculpado, como lo hacen algunos desalmados sicarios de las bandas del narcotráfico con sus competidores. Les cortan la cabeza y las cuelgan de los arbotantes de la calle principal.
Pues así están las cosas. El escenario de esta nueva simulación es el Senado de la República, en donde los senadores se están atribuyendo la capacidad de votar por si es válida la decisión presidencial de ordenar el cese del fiscal, o no. Claro, los priistas defienden que el voto sea secreto, pero los de la oposición defienden que sea abierto y que se conozca por qué vota cada senador.
Vaya pues, Jefe Diego. Hasta dónde llega aún tu influencia y tu obediencia al gran jefe de la banda, el del beso del diablo, Carlos Salinas. ¿Que el senado fue puesto en crisis por el cese del fiscal? Falso. Lo que está en crisis es el país, la economía, la cultura, los valores, la estabilidad social y cultural. Y todo por la irresponsabilidad de la clase política y por la dejadez de los líderes populares, de los partidos políticos autodenominados de oposición de una izquierda color de rosa, porque es mucho pedirle a un miserable muerto de hambre que no vote por el PRI a cambio de un monedero electrónico con un capital de 3,000 pesos, por lo menos para una sola vez.