Por la Espiral
*Claudia Luna Palencia
Hace unos días asistí a un muy interesante seminario titulado “Ciberseguridad y Contrainteligencia” impartido por José María Díaz de San Pedro, teniente coronel diplomado en informática militar.
Acababa de suceder un ataque masivo contra Twitter, Amazon, Reddit, CNN, Netflix, People y otras webs líderes en el universo del Internet lo que provocó una sacudida en la red y sobre todo mucho nerviosismo corporativo.
Todavía no se sabe cuánto dinero perdieron estas compañías durante todo el tiempo que estuvieron en off pero en definitiva fue una acción antipática y que, por desgracia, puede convertirse en una espiral.
Díaz de San Pedro explicó que se trató de un atentado de DDoS dirigido a colapsar al proveedor de DNS estadounidense “lo que se logró debido al ataque coordinado por un grupo de hackers dispersado por el mundo y que de acuerdo con lo que hasta ahora sabemos estaban probando algo, una nueva herramienta delincuencial o ciberterrorista y simplemente se les fue de las manos”.
No, no estamos más seguros que el pasado inmediato, además de los desafíos persistentes en la jungla urbana debemos añadir la elevadísima vulnerabilidad proporcionada gracias al Internet, las redes sociales y a que día a día digitalizamos más nuestras actividades cotidianas.
En la medida que nos adherimos y nos hacemos más fans de la comunicación online en esa forma le estamos abriendo la puerta a gente indeseable, a los del guante negro, guarecidos en los hilos de la tecnología dispuestos a maniobrar para provocar daños de todo tipo.
Cuando digo de todo tipo debo subrayarlo y entrecomillarlo para que no quede ninguna duda de que estamos inmersos en una nueva Guerra Fría 2.0 con hostilidades visibles: en lo comercial, en la disputa por territorios, en los reacomodos geopolíticos y geoeconómicos, en las sanciones económicas y en la batalla diplomática; lo que sumado implica roces con alambre de púas por lograr el máximo poder de mando.
Pero también existe una amenazante guerra menos visible dado que es subterránea se libra desde el inframundo de la red con hackers dispuestos a cometer desde actos fraudulentos, robos y desfalcos masivos con un simple click hasta ciberterroristas con objetivos claros de provocar grandes daños humanos y otros más obsesionados con derrumbar a las instituciones que conforman el Estado.
En Londres, hace apenas unos días, Tesco Bank suspendió todas sus operaciones tras descubrir con estupor que de la noche a la mañana desaparecieron 20 mil cuentas corrientes; el ataque sucedió el fin de semana pasado y afectó a 40 mil cuentas justo la mitad quedaron en ceros. “Fue algo sin precedentes en el sistema financiero británico”.
A COLACIÓN
Como está el patio para que a determinado nivel de prioridad ejecutiva los despachos, corporativos, ministerios y secretarías de Estado estén regresando a las Olivetti. “El Pentágono y otras instituciones con información privilegiada han retornado a la máquina de escribir a partir de los rangos medios superiores hasta arriba”, confió el teniente coronel Díaz de San Pedro.
No se trata de crear pánico ni de volverse paranoico, pero si el mismísimo Mark Zuckerberg le pone cinta a la cámara y al sonido de su portátil, por simple precaución habrá que hacer lo mismo. Máxime si se desempeña un puesto relevante público o privado.
Hoy en día predomina el espionaje cibernético ya quedaron atrás los viejos mecanismos del espionaje industrial y corporativo ahora basta con descargar un malware o spyware y pulsar el botón equivocado para abrirle la puerta al intruso invisible.
Además a la prensa y a la opinión pública no le llega la información completa de cuántos casos diarios se registran de ciberespionaje, ciberterrorismo y ciberdelincuencia reveló Díaz de San Pedro.
Al respecto el sagaz militar refirió una anécdota reciente: “Alguien dejó un USB al lado del ordenador del encargado de controlar la temperatura de uno de los reactores nucleares en Irán; esta persona cogió el USB y lo conectó en su ordenador para indagar el contenido y aparentemente no había nada de interés; él no se dio cuenta que había metido un virus muy potente que con el paso de los días comenzó a desestabilizar los enfriadores y a elevar la temperatura en la central nuclear. Cuando empezaron a sonar una y otra vez las alarmas por sobrecalentamiento se desataron entonces todas las sospechas”.
Este tipo de actos de terrorismo no son ni los primeros y por desgracia tampoco serán los últimos. La amenaza es real en cada proceso que va digitalizándose.
De la nueva Guerra Fría 2.0, Díaz de San Pedro fue bastante enfático al señalar que “Rusia se ha convertido en una máquina de hacer hackers obviamente al servicio de Putin”. La Rusia con su mano negra a la que se acusa de estar detrás de la filtración de los mails de Hillary Clinton y de otras maniobras cibernéticas.