Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
· Elba Esther anunció su segunda vuelta
· El Nuevo Gobierno, contra viento y marea
Aniversario de Joaquín Miguel Gutiérrez, prócer liberal tuxtlense
Dice el adagio popular que los lunes ni las gallinas ponen, pero este lunes 20 de agosto, retorno forzado de los niños a la escuela o a la escuelita, a enfrentar la reforma de Enrique Peña Nieto, sí pusieron:
Hubo nota, como decíamos ayer los reporteros.
No tuvimos que “matar a nadie” (otra expresión de reportero cuando el día estaba ayuno de información, a eso de las 4 o cinco de la tarde, cuando había que enviar a la redacción el famoso presupuesto o budget de noticias. “No hay nota. Hay que matar a alguien”.
Este lunes ya desde la noche anterior, domingo, había notas de primera plana: Elba Esther, Enrique Peña Nieto, López Obrador y el encuentro de los gabinetes.
Para empezar, una hora antes del mediodía, el salón Castillo del Presidente Continental se llenó de periodistas y, la entrada al establecimiento de hospedaje (hacia la calle), de profesionales de la protesta callejera. La Maestra, como le llaman los maestros, Elba Esther Gordillo, anunció su retorno a la libertad, pronunciando un mensaje de vencedora, bien ataviada, muy bien maquillada, guerrera como a ella le gusta autocalificarse, y conjuró a los “demonios” que se “confabularon” para acusarla de todo lo acusable y tenerla encarcelada todo el sexenio casi, del autor de la reforma educativa, ahora puesta en la picota por el Nuevo Gobierno.
Fecha clave, de mensajes – inicio del nuevo ciclo escolar -, eligió La Maestra para su segunda gran presentación en sociedad, ya libre de acusaciones infundadas, como lo consideró el juez que dictó la absolución y la orden de libertad de la chiapaneca. Y lo que se esperaba: anunció que está dispuesta a seguir en los andares sindicales, confiada en lo que ha prometido el presidente electo, de que respetará la vida interna de los sindicatos.
La presencia y las palabras de Elba fueron miel sobre hojuelas para los medios de información y propaganda, tanto escritos como electrónicos. Las social media y las social networks se atiborraron de información, comentarios, bienestares, malestares, apoyos, insultos, protestas racionales y más irracionales.
Fin de la tragicomedia orquestada por Peña Nieto, dos meses después de haber protestado como presidente (el primero de diciembre de 2012, coronado por una fenomenal compra de votos) aquello de «Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar, leal y patrióticamente, el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.» Y vaya que no sólo se lo está demandando, sino que las mayorías piden que rinda cuentas ante la justicia.
En otro orden, una segunda nota que endulzó los oídos de los reporteros fue el encuentro, encabezados por Peña Nieto y López Obrador, de los gabinetes. Los actuales secretarios de Defensa Nacional y Marina, Salvador Cienfuegos y Vidal Francisco Soberón, presentarían al presidente electo, a los candidatos para sucederlos.
Y los camarógrafos y fotógrafos de la prensa iniciaron la guardia en todas las entradas de Ciudad de México, en espera de otro personaje, también ave de tempestades de la farándula política, que con toda seguridad robará cámara cualquier día de esta semana, pues retorna de Canadá a tramitar su credencial de senador. Se trata del dirigente de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia, heredero de la dinastía Urrutia, cancerberos del viejo sindicalismo corporativo, que también fue acusado, sin pruebas, de robarse como 50 millones de dólares del gremio.
En fin, que el país se mueve ahora hacia nuevos horizontes para satisfacción de los sectores progresistas, nacionalistas, inclusive ciertos sectores de izquierda (no todos) y para malestar de las derechas y ese tradicional sector que se mueve de acuerdo con la dirección de los vientos ideológicos y políticos. Un sector que nada le satisface; que siempre está herido y maldiciendo su suerte, ya sea con el PRI, con el PAN y ahora con el “demonio” de Andrés Manuel. Esos que no quieren ni a su madre.
Y lo más esperanzador. Que este 20 de agosto, la reforma educativa de Peña y que tanto defendía el improvisado educador, aunque no sabe “ler”, Aurelio Nuño, nació muerta.