Análisis a Fondo
*Francisco Gómez Maza
· Qué ha sucedido con los seis
· Va medio año y no hay detenidos
Dicen que México es un país sumamente peligroso y riesgoso para los periodistas. Es muy fácil matar un periodista en cualquier rincón, en cualquier esquina, en cualquier calle de las poblaciones y ciudades más violentas del país.
Y nadie se da cuenta si los gobiernos tanto el federal como los de los estados y municipios estén haciendo algo para proteger a este gremio tan importante y tan necesario para la sociedad, Y yo digo que no están tan preocupados de lo que le pasa o lo que les pasó a los periodistas a manos de asesinos sin nombre ni apellido, solamente achacados a la delincuencia organizada y al narcotráfico. Llevamos ya casi seis meses del año; en los primeros meses fueron asesinados seis colegas y nadie sabe si el Ministerio Público ya dio con los asesinos. Los seis crímenes siguen impunes y por ahí andan otras agresiones que se han quedado ocultas en la oscuridad.
De veras, Presidente, pareciera que a su gobierno no le interesara el tema. Sabemos que muchos políticos contentos andan de que hayan desaparecido seis periodistas incómodos, aunque presuntamente ellos no hayan sido los autores intelectuales de los crímenes.
Pero las autoridades de procuración de justicia tanto la nacional como las de los estados ya deberían de haber informado del estado de las supuestas investigaciones que supuestamente realizan en torno a los asesinatos, Pero no, los asesinatos continuarán impunes y me temo que así continuarán por los siglos de los siglos, amén.
Quisiéramos saber que están haciendo la Fiscalía Especial y el mecanismo de protección de periodistas para atender muchos casos de compañeros que viven en sus pueblos y ciudades bajo amenazas de muerte. Recientemente supimos de un periodista de Guerrero, seriamente amenazado de muerte, que no tuvo otra opción que irse a los Estados Unidos donde le negaron el asilo y la protección a su vida. No volvimos a saber de él.
Es difícil que un periodista sobreviva. Me refiero a aquellos que son muy incómodos para las clases dominantes. Aquellos que publican precisamente lo que no les gusta que se sepa en público lo que hacen en privado pero que afecta a las colectividades. Los que se dicen periodistas y que viven a sus anchas alabando a los poderosos obviamente que no tienen problemas. Solamente son sujetos de espionaje para que no se salgan del redil
Y a propósito del espionaje a periodistas y defensores de los derechos humanos, fue un sofocón que conforme pasan los días se va apagando. Y no es para menos. A nadie de los espías le conviene que el tema siga estando en las primeras páginas y en los primeros espacios de la prensa. El espionaje va a seguir desde los radares, desde las antenas de la secretaria de Gobernación, a través del “súper espía”, Eugenio mías, quién por cierto pareciera que será relevado del cargo quien sabe si por inútil.
Que no se victimicen aquellos periodistas que aunque incomodos gozan del favor de los medios para realizar un trabajo crítico. Y que sepan que no son los únicos espiados por los aparatos de inteligencia gubernamentales. Les aseguro que estos ponen a trabajar a sus bots y a sus spys para escuchar y copiar a toda la gente importante y que representa un peligro para el sistema y para la seguridad del Estado. No vayan a reírse pero espían desde el presidente de la república, su familia, su estado mayor, sus ayudantes para abajo y abajo entramos los periodistas. Lo bueno para las clases dominantes es que a un periodista incómodo con que se le descargue un cargador de balas en la panza se arregla el problema.
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