OPINIÓN
*CLAUDIA LUNA PALENCIA
Amigo lector, ¿últimamente ha solicitado un crédito o cualquier forma de financiamiento con una entidad financiera o comercial y se lo han denegado? Quizá le convenga leer lo siguiente.
Las autoridades hacendarias frustradas porque no logran romper el cerco de la evasión fiscal (principalmente por las distorsiones provocadas por la amplia economía informal, subterránea y actividades ilegales) se ensañan sobre los contribuyentes con retraso en uno o más de sus compromisos fiscales.
En los últimos tres sexenios se han intentado y aplicado diversas fórmulas, esquemas y mecanismos que pretenden incrementar la capacidad recaudatoria del Gobierno. Hasta la fecha, los esfuerzos han sido infructuosos porque no han logrado mejorar la base tributaria, hacerla más equitativa y participativa.
El caso es que México sigue figurando, tanto en América Latina como en el resto del mundo, con bajos niveles de recaudación en proporción del PIB y en rangos de altos niveles de evasión fiscal.
Diversos estudios del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) demuestran que México recauda un volumen de IVA como proporción del PIB de 3.5%, que es muy bajo si se le compara con el promedio de los países de la OCDE de 6.9 por ciento. Con respecto al ISR en México la recaudación anual es del 4.72% del PIB y la media de la OCDE se ubica en 13.6% del PIB.
Al interior del país podemos encontrar entre analistas, legisladores, empresarios y funcionarios públicos, un consenso acerca de que el país requiere un moderno esquema tributario que obtenga mayores recursos. El disenso comienza a partir de la forma en cómo se pretende hacerlo.
Está comprobado que una mayor evasión fiscal sucede en países donde la percepción de la gente sobre la eficiencia del gasto público es negativa (Teoría de Kent Smith). De igual forma, cuando la ciudadanía siente que la carga fiscal no es equitativa entonces la evasión aumenta (Teoría de Spicer y Becker).
A COLACIÓN
La Secretaría de Hacienda debe comprender que los mexicanos estamos dispuestos a pagar impuestos siempre y cuando la base sea el respeto, transparencia y obligatoriedad.
También demandamos equidad porque deseamos que así como se persigue a los pequeños evasores, los grandes sean castigados en vez de andar libres por las calles, operando en empresas fantasmas que sirven de membrete para las actividades ilícitas que cada día proliferan más en México.
Asimismo queremos transparencia porque buscamos la certeza de que no se aplican fórmulas contables en las que se beneficia a organizaciones de beneficencia y caridad que deducen hasta los gastos personales y familiares de sus representantes; queremos tener la certeza de que los bancos no llevan una doble contabilidad o una contabilidad paralela en la que ocultan al fisco sus verdaderas ganancias y utilidades.
Exigimos obligatoriedad: una persona cumplida con el pago de sus impuestos se vuelve apática cuando tiene que perder tanto tiempo para obtener una factura o comprobante fiscal; el sistema recaudatorio en México no funciona porque está lleno de ineficiencias y es burocrático.
A cuento de qué lo escribo: recordemos que desde 2004 sucedió la amenaza del SAT de enviar al Buró de Crédito a poco más de 100 mil expedientes de morosos fiscales, de los llamados créditos exigibles.
Entonces, la Secretaría de Hacienda argumentó que el SAT tenía facultades para entregar legalmente dicha información. A lo que el Senado de la República respondió solicitando al SAT no proporcionar ningún expediente al Buró de Crédito “por carecer de competencia para ello”.
Empero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio su aval para que todos los deudores fiscales sean definitivamente enviados al buró; y sucede fehacientemente desde el primero de enero de 2011.
Así es que si usted no está al pendiente con sus pagos fiscales entonces figura como moroso contumaz en el Buró de Crédito que es justamente el órgano de consulta de todas las empresas y entidades financieras antes de conceder un préstamo tanto a una persona física como a una moral.
La única forma de pasar al «expediente bueno» es poniéndose al día en el pago de sus adeudos, entre éstos, los que corresponden con las declaraciones trimestrales y anuales. Ahora ya sabe la respuesta…