Llama Congreso de la CDMX a la reflexión para no regresar a un poder hegemónico que divida al país
Ciudad de México 02 Octubre (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).- La mejor manera de honrar a los jóvenes del 68, es frenar el avance de un partido hegemónico y no regresar a tiempos del siglo pasado, donde prevalecía un poder político monopólico, sin pluralidad, sin contrapesos, que sólo estaba en manos de un hombre.
Durante la Sesión Solemne por el 51 Aniversario del 2 de Octubre celebrada en el Congreso CDMX, el diputado Diego Garrido López, dijo que México no resiste una represión militar y policiaca más, como en los tiempos de la dictadura hegemónica: “que nadie quiere, ni desea volver a ver, ni padecer en nuestro país”.
“Donde era censurada brutalmente la crítica al poder; no queremos aquellos tiempos sin pluralidad, tiempos sin democracia, de elecciones simuladas y de Estado”.
Garrido López mencionó que el Estado no debe estar en manos de un solo hombre, ya que vivimos en tiempos de libertades políticas, contrapesos y espacios de expresión y pensamiento, por lo que consentir caprichos del autoritarismo, puede derivar en masacres de lesa humanidad como sucedió el 2 de octubre.
“Que sirva la lucha estudiantil para reflexionar si queremos un país dividido, polarizado por clasismos estériles, confrontado entre pobres y ricos, entre el norte y el sur y entre el presente y el pasado”.
Lanzó un llamado a la sociedad para realizar ejercicios de reflexión sobre sí queremos un gobierno intolerante a la crítica. “Reflexionemos si vamos a luchar como lo hicieron los jóvenes por el derecho de todo ciudadano a disentir, a criticar el mal Gobierno”.
El PAN, detalló, “sigue su tradición histórica de partido humanista, fiel a nuestros principios y vocación deliberativa, seguiremos abiertos al diálogo, al debate y consenso para concretar la democratización del país por la que dieron su vida cientos de jóvenes”.
Agregó que así como fue hace 51 años, hoy los panistas continuarán levantando la voz cuando exista un uso del aparato de Estado para callar a la prensa o a los disidentes o cuando la opresión se oponga a la razón.