Por la Espiral
*Claudia Luna Palencia
No estaba muerto andaba de parranda. Algo no está bien con las cuentas de los vivos y los ya fallecidos síntoma por demás revelador que no nada más fallan las casas encuestadoras sino que también no le cuadran los datos a la admnistración pública y muy seguramente ni al registro federal electoral.
Y dudo mucho que la especie tenga que ver con países más o menos avanzados deber ser algo generalizado porque eso de contabilizar los nacidos, los que siguen vivos y los que ya están muertos debe ser harto complicado mucho más de lo que nos presuponemos.
Porqué a ver si muere un indigente sin documentos y nadie proporciona fe de su nombre, entonces dígame amigo lector, ¿de qué lista se le borra? ¿En dónde exactamente se tacha su nombre?
Verdad que no es fácil. El control de nacidos es complicado además con la facilidad de la duplicidad de las partidas de nacimiento primordialmente en países harto corruptos donde por un soborno puedes registrar dos o tres veces con diferentes nombres a un mismo bebé.
Todo depende de los sistemas de registro, control y gestión, de su fiabilidad operativa y si nacer tiene su intríngulis legal, morirse también. ¿Cuántos muertos seguirán votando en cada elección?
Igualmente en el sistema tributario suele pasar que una persona puede estar varias veces con determinadas variaciones en su nombre, posiblemente pequeñas pero figurar más de una.
¿Cuáles serán las bases fidedignas de nacidos, muertos, pensionados, contribuyentes y electores? Y ojo de clientes bancarios porque ese es otro padrón que merecería una depuración no quiero imaginar la cantidad de cuentas de personas fallecidas sin reclamación y que luego se apropian en definitiva las instituciones de crédito.
Con la tecnología actual y sus avances resulta ridículo no contar con un sistema contable lo más eficientemente posible a fin de armar un programa confiable en el conteo de las personas que nacen, cotizan, tributan, votan y mueren.
A COLACIÓN
Ya lleva varios días en los medios de comunicación españoles, me refiero al runrún de que el sistema de pensiones ha estado pagando las jubilaciones a varios de sus ciudadanos fenecidos tiempo atrás y que alguien (seguramente un familiar cercano) ha estado beneficiándose de dicha paga.
Esto ha puesto de los nervios a más de uno máxime en momentos en que el Gobierno español rasga las paredes para completar el pago mensual de sus pensionados.
La nota está por todos lados: «El Tribunal de Cuentas ha detectado que casi 30 mil personas que figuran como fallecidos seguían cobrando una pensión en 2014 por un importe total de 25 millones de euros mensuales. Esto es, unos 300 millones de euros al año.»
No es cualquier cosa considerando además que dicho dinero sale del bolsillo del trabajador en activo así es que se trata de un escándalo con mayúsculas en el país ibérico que goza además de un sistema contable que se precia de ser íntegro.
Por supuesto existe una investigación en curso pero esto no es óbice para que reflexionemos acerca de lo qué acontecerá en otras áreas e imaginemos en otros países con tantas bases infladas, no depuradas ni mucho menos actualizadas.
Recuerdo por ejemplo en México el constante reclamo elección federal tras elección cuando las urnas calientes revientan por sí solas, cuando se denuncia tanto trapicheo que la gente suele decir como si ya fuera un argot popular que «hasta los muertos votan».
Seguramente lo hacen y quizá por ello deberíamos presionar para que se cruzaran los datos de los muertos con los vivos empadronados para votar con mayor certeza. Como sea en la sociedad de los vivos no podemos seguir permitiendo que los fantasmas se apoderen de nuestras certezas, digo no se vale.
@claudialunapale