Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Periodista sin confianza en sus fuentes de información, es un periodista sin futuro.
Ayer aseguré en este espacio que José Antonio Meade no sería el candidato presidencial del PRI y que en cambio quien si lo podría ser era Miguel Ángel Osorio Chong.
Todo indica hoy que mi afirmación fue errada. No me disculpo, rectifico, explico.
Ayer mis fuentes del primer círculo del titular de Gobernación, de todas mis confianzas, me aseguraron que Osorio no había renunciado a ser candidato como lo indicaron primero el diario Reforma y luego otros. No todos.
Yo les creí y sigo creyendo que así era. Y fue hasta el mediodía de ayer que Osorio finalmente dijo, no que renunciaba a ser candidato, sino que no se inscribiría para serlo.
Hay matices y reglas escritas que cuentan.
La norma establecida en la Convocatoria del CEN del PRI el jueves 23 de este mes, dice que el registro de aspirantes a la candidatura presidencial del PRI será el domingo 3 de diciembre entre 11 de la mañana y 1 de la tarde. Sólo 2 horas y se cierra la inscripción.
El lunes 4 fue fijado para revisar inconformidades, dar derecho de audiencia y para subsanar algún trámite, y el martes 5 se emitirán los dictámenes que van a confirmar quiénes son considerados precandidatos formales.
Eso es ya norma porque fue registrado por el PRI ante el INE y nadie puede alterar el procedimiento sin que se considere una violación sancionable.
Vale la pena aclararlo porque lo ocurrido ayer alrededor de la renuncia de Meade como secretario de Hacienda, y su posterior declaración de que su dimisión fue para ir a buscar la nominación presidencial tricolor, sumada a los actos con los sectores del PRI donde se le calificó ya de candidato, pudiera haber violado alguna disposición oficial.
Desde luego que lo ocurrido no empata con lo establecido por la Convocatoria.
En fin, el caso es que las versiones que se corrieron de que Osorio había informado a sus cercanos que renunciaba a la candidatura del PRI, no fueron ciertas.
La versión buscaba evidentemente crear la percepción entre las fuerzas del PRI y fuera de este partido de que Meade ya no tenía opositor interno, y por lo tanto era candidato seguro a la Presidencia.
Hoy eso es pasado. Ya no importa. Meade renunció a Hacienda y se fue a recorrer sectores donde los priístas acudieron al viejo y probado esquema deLa Cargada.
Al parecer eso echó abajo los acuerdos internos que provocaron el repliegue de Osorio. Su decisión de ya no inscribirse a la contienda priísta interna.
Sin embargo en los 6 días que faltan para el domingo 3 de diciembre, fecha de la inscripción de aspirantes, pueden pasar muchas cosas, se pueden dar negociaciones para convencer a Osorio de que se inscriba. Igual para que otros participen.
Ya veremos.
MEADE, MUY DÉBIL
Hay hechos del pasado que explican el presente. Rescato aquí uno que pudiera prefigurar un escenario posible a partir de la candidatura de Meade y el descarte de Osorio.
El domingo 4 de octubre de 1987, el presidente Miguel de la Madrid destapa a Carlos Salinas como su candidato en un desayuno con líderes de la CTM, CNOP y CNC en Los Pinos.
Eso ocurrió luego de la primera pasarela de aspirantes en el PRI. Entonces acudieron a exponer sus proyectos ante los sectores Carlos Salinas, Alfredo de Mazo, Sergio García Ramírez y Manuel Bartlett.
Luego de esta pasarela, se dio un debate interno entre dirigentes de sectores quienes acudieron a exponer sus reflexiones el mencionado domingo 4 de octubre a Miguel de la Madrid en Los Pinos.
Previamente, entre las 5 y 7 de la mañana de ese domingo se dieron dos incidentes que estuvieron a punto de echar por tierra el destape de Salinas.
Un grupo de reporteros que hacía guardia frente a la casa de Del Mazo González, entonces secretario de Energía y de quien Miguel de la Madrid decía que era el hermano que nunca tuvo, salió como a las 5 en su auto con su familia y fue interceptado por los periodistas.
A ellos dijo finalmente que él no era el candidato y que se iba fuera de la ciudad, que el destapado iba a ser el entonces procurador general de la República, Sergio García Ramírez.
Al menos eso le había dicho a Del Mazo uno de los hijos de De la Madrid.
Los periodistas corrieron a la casa de García Ramírez en San Jerónimo y los noticieros de radio de la mañana comenzaron a dar por hecho que el procurador sería recibido por el PRI como su candidato.
Fue tal la confusión y el revuelo que La Jornada sacó una extra con perfil biografía y declaraciones de García Ramírez para darlo como el candidato del PRI.
Fue necesario que Fidel Velázquez casi secuestrara en Los Pinos a los dirigentes de los otros sectores, a Hector Hugo Olivares y a Guillermo Fonseca Álvarez para reencauzar el destape y designar a Salinas como el candidato efectivo.
Muy dolido salió de aquel proceso el entonces secretario de Gobernación, el poblano Manuel Bartlett.
Y Bartlett se vengó.
Punteo a De la Madrid y engañó a Emilio Gamboa, entonces poderoso secretario privado del Presidente, para instrumentar su desquite.
Bartlett tenía entonces bajo su control a los llamados partidos “morralla”, al PARM, PPS, Frente Cardenista a quienes daba instrucciones y dinero, mucho dinero para simular una democracia inexistente.
Estos partidos fueron instruidos entonces desde la oficina de Bartlett para nominar como su candidato a Cuauhtemoc Cárdenas, dentro del llamado Frente Democrático que en 1988 estuvo a punto de ganar la Presidencia.
Claro que hay muchísima más información respecto de esa venganza de Bartlett que estuvo a punto de descarrilar al sistema en 1988. Como secretario de Gobernación el poblano operó en contra de De la Madrid y de Carlos Salinas.
¿QUÉ VA A HACER OSORIO?
Hoy Osorio, secretario de Gobernación, es quien controla la relación del Estado con la oposición no sólo representada por los partidos contrarios al gobierno, sino a los grupos y corrientes no organizadas en partidos.
Tiene además la relación con las Iglesias y con los gobernadores y alcaldes, diputados locales y federales no sólo del PRI.
Y tiene bajo su mando a la Policía Federal y el control de los penales federales así como la relación directa con los mandos de las fuerzas armadas y los comandantes de las zonas militares en el país.
El sistema de Inteligencia concentrado en el CISEN está en sus manos al ser Eugenio Imaz el director de este organismo.
En Gobernación se sigue con lupa a los distintos movimientos de inconformidad social que existen en todo el país.
Ahí se ha negociado lo mismo los conflictos de la CENTE que de los anarquistas y los inconformes del IPN y del campo mexicano.
Y la lista de los hoyos negros de la inconformidad nacional son muchos más y más grandes que los aquí apuntados.
Hoy Osorio está dolido. El destape de Meade, victoria de Luis Videgaray sobre Peña Nieto, rompió acuerdos internos que lo obligan a quedar fuera de la contienda priísta por la Presidencia. Otros muy cercanos a él también se sienten tracionados. Uno es Jesús Murillo Karam, también hidalguense, quien en privado cuenta que Enrique Peña Nieto lo dejó morir solo en el conflicto de los 43 de Ayotzinapa, al grado de que hoy es el malo de esa película.
Dicen que entre los gobernadores del PRI hay desconfianza hacia el Presidente. Las persecuciones de los que dejaron el poder en las elecciones recientes les augura un destino incierto.
La dinámica de las elecciones del 2018 con un candidato que no tiene raíces priístas pudiera ser fatal para Meade, Peña Nieto y Videgaray.
En este escenario la victoria de Andrés Manuel López Obrador está más que cantada. Y con ella el enjuiciamiento de Peña Nieto sería algo consumado. Meade, Peña y Videgaray necesitarían urgentemente a Emilio Gamboa para que los saque del atolladero. Es casi el único que puede hacerlo, porque él sí sabe de operación electoral y porque Gamboa es quizá el único gran personaje priísta con control y poder de decisión en las entrañas del tricolor.
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