Médicos del IMSS salvan mano de joven dañada por astilladora
Por Elvya Martínez González
Ciudad de México a 15 de septiembre (ELVYA MARTÍNEZ / ESFERA EMPRESARIAL).-Como cualquier día Misael, de 28 años, salió a trabajar sin imaginar que un accidente laboral cambiaría radicalmente su vida. Y es que mientras operaba una astilladora, su brazo izquierdo quedó atorado y el rodillo cubierto de una especie de clavos, empezó a jalar su brazo casi hasta el hombro. “La máquina prácticamente me comió el brazo, pegué un grito y un compañero pudo parar la máquina”, relató.
Con el apoyo de sus compañeros recibió las primeras atenciones en Ciudad Guzmán, muy cerca de donde ocurrió el percance, pero debido a la severidad de las lesiones, fue enviado al Hospital de Especialidades del IMSS en Guadalajara.
Para ejemplificar lo laborioso y complejo de estas cirugías, el titular de la Clínica de Mano adscrita al Departamento de Cirugía Reconstructiva del citado nosocomio de alta especialidad, José César Camaño Ibarra, explicó:
“Este muchacho perdió todos los tejidos a nivel del antebrazo en su cara externa y primero tuvimos que reconstruir todo el aparato extensor, luego eliminar todos los tejidos con necrosis –muertos-. Lo primero que hacemos es una cura descontaminadora, una asepsia-antisepsia muy extensa y eliminar tejidos que sabemos que no nos van a servir”.
Diez días después del accidente, Misael estaba listo para la cirugía reconstructiva. Es un procedimiento minucioso y muy delicado porque luego de la reconstrucción de las estructuras internas dañadas, esto es, músculos, tendones, nervios y vasos sanguíneos, se debe cubrir el área que quedó sin piel, para lo cual se utilizó un colgajo tomado del propio abdomen del paciente, mencionó el especialista.
Este proceso, continuó el médico, es tal vez el más complicado para el paciente, porque implica pasar seis semanas en promedio, con el brazo cosido a su pared abdominal, en una especie de cabestrillo de piel con la que se envuelve el área dañada.
“El pronóstico de recuperación es alto. El paciente, cuando se le opera y se le somete a estos tratamientos, tiene limitaciones e incomodidades, por lo que el apoyo psicológico es también muy importante para que se discipline en cuanto al movimiento que puede o no realizar”, y luego ya viene la rehabilitación, mencionó el médico.
Y ¿qué dice Misael?
“Duré como un mes con el brazo pegado al abdomen. Fue muy complicado, a la hora de ponerme la ropa, al asearme, también para comer tortillas, y más a uno que le gusta hacerlas trocitos”; después de esto, fui reintervenido, en esta ocasión, para separar su antebrazo del abdomen: “la piel del abdomen con que me habían envuelto el brazo, la cosieron ya en la parte que se me había trozado con la máquina, y también me cerraron el abdomen”, dice, mientras levanta su camisa y muestra la cicatriz.
“Estoy apenas en el postoperatorio”, refirió el joven, en tanto que el doctor Camaño Ibarra indicó que Misael se muestra feliz, en especial porque unos minutos después del accidente recuerda que su mano colgaba totalmente flácida “lo único que podía mover era un dedo (el índice)” y eran apenas unos cuantos milímetros de movimiento.
“Ahorita la verdad mi mano está súper guapa así como está, ya puedo mover los dedos”, dijo. Esto es señal de que la reconstrucción muscular y de estructuras tensoras de la mano y el antebrazo, funcionó y una vez que inicie la rehabilitación física, recobrará su calidad de vida para alcanzar el sueño de continuar estudiando para especializarse en compostura de equipos telefónicos, indicó el especialista.
“Dios nos puso donde debíamos estar”, comentó la señora Zulema Reyes Ríos, madre de Misael, quien se dijo muy agradecida también con el Seguro Social y muy en especial con el doctor Pedro y el doctor Camaño porque gracias a ellos mi muchacho tiene su mano y nunca voy a dejar de agradecerles”.