México, un laboratorio de las desigualdades
Ciudad de México a 22 de Enero (JUAN R. HERNÁNDEZ /ESFERA EMPRESARIAL / CÍRCULO DIGITAL).Por ser un país con niveles de pobreza similares a los del África Subsahariana, y de riqueza equiparables a los de Oslo, Noruega, México es un laboratorio de las desigualdades, expuso el profesor Lukasz Czarnecki, integrante del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la UNAM.
“A diferencia de los economistas que piensan la pobreza en términos de distribución del ingreso, los sociólogos la concebimos a partir de las inequidades, desde una perspectiva mucho más holística. La pobreza es fruto de las desigualdades y no al revés”.
Para entender este fenómeno, el doctor en Ciencias Políticas ha estudiado cómo viven las personas con diabetes en Nuevo León y en Chiapas y ha encontrado discrepancias. “¿Por qué estudiar esto a partir de una enfermedad?, porque éstas favorecen la reproducción de la pobreza, además de que el contraste geográfico hace evidente la diferencia entre ser pobre en el norte y en el sur del país.
“Y no debemos ir tan lejos para observar esto, basta caminar por la Ciudad de México para ver que en una misma urbe conviven los lujosos edificios de Polanco con las casas de lámina de Iztapalapa o Tláhuac, lo cual, inevitablemente, genera cierta tensión”, agregó.
A decir del también poeta, las desigualdades están por doquier, pues son distintos los niveles de violencia enfrentados por un hombre o una mujer, y no todos tenemos la misma posibilidad de acceder a la salud, la cultura o la educación. “¡Vamos!, hasta el año de nacimiento influye, yo lo veía con mis alumnos, quienes no podían aspirar a un futuro mejor, mientras que los universitarios de los años 50 o 60, tan sólo por cursar una carrera, tenían un porvenir más alentador”.
Por ello, Czarnecki sugiere replantear muestro acercamiento al tema. “Gerardo Esquivel presentó el texto Desigualdad extrema en México; Joseph Stiglitz tiene el libro El precio de la desigualdad; Anthony Atkinson escribió el ensayo Desigualdad, ¿qué podemos hacer?, y François Bourguignon es el autor de La globalización de la desigualdad. ¿Qué tienen estos trabajos en común? Que conciben la desigualdad en singular, cuando el enfoque debería ser en plural, con una s final. Es decir, deberíamos estar hablando de desigualdades”.
Una visión múltiple e interdisciplinaria
Latinoamérica es la región más desigual del mundo, al grado de que el 10 por ciento de su población concentra siete décimas partes de la riqueza total de la zona y estas inequidades se dan tanto a nivel vertical como horizontal. “Las hay en el acceso a la salud, educación, trabajo y cultura, por género, por ser indígena, por el color de la piel, por ser joven o por ser viejo, entre otros factores”, indicó Czarnecki.
“Y en México se observan circunstancias peculiares, como el que la pobreza se acentúa más en el sur que en el norte y ello tiene que ver, en cierto grado, con el poder y su reproducción. Las zonas sureñas donde vemos mayor agravamiento de las desigualdades son justo aquellas con mayor presencia de un partido del cual no quiero decir el nombre, pero que ha mantenido su hegemonía desde 1929”.
Para arrojar luz sobre un asunto tan complejo se requiere una visión interdisciplinaria y para dar voz a algunas de las voces académicas con mayor autoridad en el tema, Czarnecki organizó el encuentro internacional Inequalities and Families, en el Edificio de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM.
“Hablar de desigualdades en México nos da otra idea de su proporción, como expresó una de las invitadas, Patrizia Albanese, al señalar que tan sólo el número de pobres mexicanos supera por mucho al total de la gente que vive en Canadá”, recordó el docente.
Las inequidades crean desventajas que se acumulan y pasan de una generación a otra. Repensarlas en AL y el Caribe nos ayudará a entender cómo se dan en Asia, África, Europa y Norteamérica, pues compartimos los mismos problemas globales, dijo Czarnecki al presentar esta conferencia auspiciada por la Asociación Sociológica Internacional y el Comité de Investigación sobre la Familia (RC06).
“Quienes nos dedicamos a las ciencias sociales no podemos creer, como los economistas, que podemos resolver esto con la mera distribución del ingreso y las tasas progresivas; debemos ser más sensibles y entender que las desigualdades son un problema que se reproduce en forma jerárquica y múltiple. Hacerlo nos pondrá en el camino correcto”.