¿Miedo, Terror o Pánico?
LUCERO MARQUEZ
* tóquense la nariz, quienes tienen pánico de envejecer
*Crema maravillosa, comta las patas de gallo, las arrugas
Levanten la pierna derecha quienes tienen miedo de envejecer; levanten la pierna izquierda quienes tienen terror de envejecer; levanten las dos manos y tóquense la nariz, quienes tienen pánico de envejecer.
Ahora, miren a la izquierda quienes ya no le ponen velitas al pastel en su cumpleaños; salten tres veces en un solo pie quienes buscan la crema maravillosa, única, que extermina todas las patas de gallo, es decir, las arrugas.
Hagan tres giros en B con grado de dificultad C, quienes se sienten bien cuando les dicen que no aparentan la edad que tienen.
Les tengo dos noticias, una mala y una buena; la mala, todas y todos envejecemos desde el día de nuestro nacimiento, es un proceso natural, evolutivo; la buena, somos responsables de envejecer como queramos y nos guste; podemos crear la edad en nuestra mente, en nuestro actuar y nuestra forma de pensar.
En mi México lindo y querido, una gran parte del miedo, terror o pánico al envejecimiento y por lo tanto a la vejez, es la discriminación, porque tal parece que sólo las personas jóvenes pueden amar, salir de fiesta, enamorarse, tener relaciones sexuales, disfrutar de su sexualidad; los llamados viejos y viejas, ya no sienten, su tiempo ya pasó… y qué decir de un trabajo bien remunerado, ya que se jubilen.
Así las cosas, pues nos tragamos la historia de que envejecer es sinónimo de “ya no se puede”, y entonces somos prisioneras y prisioneros de nuestros pensamientos de desánimo, de frustración, desesperanza, angustia y, muchas veces, de muerte; somos nuestros propios carceleros.
¿La vejez es el ocaso de la vida?, si tu respuesta es afirmativa, entonces sí es el ocaso de tu vida. Creo que envejecer es permanecer por mucho tiempo y no todas las personas tienen este privilegio, por tanto, mi vejez no será el ocaso de mi vida.
Quiero permanecer y continuar gozando, probando deliciosamente el aquí y ahora de mi vida, porque ¡sorpresa! Todo lugar es aquí y todo momento es ahora.
Quiero envejecer como porrista de los tintes para el cabello; fanática de mi sexualidad, aspiradora de la lectura; amante de mi piel, mis olores y sabores, dormilona, comelona; ejercitadora puntual de mis ideas y convicciones; fiel seguidora de mis palabras y principios.
Quiero envejecer sin miedo, terror o pánico cada cambio que mi cuerpo y mi ser presentan, porque a envejecer se aprende y sólo hay un curso para pasar la materia, no hay exámenes extraordinarios.
Y tú ¿Cómo quieres envejecer?