Morena bajo el “liderazgo” de Delgado, peor que con Yeidckol
TRAS LA PUERTA DEL PODER
Roberto Vizcaíno
Ante inconformidades y reclamos internos: la fuga. Frente a la tomad de la sede de su partido por sus cuadros internos: discursos rolleros. Eso es hasta hoy el liderazgo de Mario Delgado. Un dirigente político sin control ni capacidad de negociación en la conducción del partido en el poder, la fuerza política predominante en México, al inicio del mayor y más importante proceso electoral en la historia del país.
Pero, sobre todo, ante elecciones que determinarán si el futuro de México lo dictará a partir del domingo 6 de junio próximo Andrés Manuel López Obrador y su 4T, o si se lo arrebatarán sus opositores.
En medio del desastre más que anunciado, los aspirantes a suceder al tabasqueño en 2024 –Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal-, ven desconcertados como se enrarece, radicaliza y sale de control el escenario sobre el que buscarían ellos construir sus propias candidaturas hacia la siguiente sucesión presidencial.
Lo que está hoy en juego, entre otras muchas cosas, es la viabilidad de Morena para ser el partido sobre el que se puede lanzar la siguiente candidatura presidencial.
Ni que decir que la implosión política que vive hoy Delgado como presidente de Morena, prefigura ya una derrota aplastante en las 15 gubernaturas, las 500 diputaciones federales, la renovación de 1,800 alcaldías y 30 congresos locales.
Un desastre que -de entrada-, dejaría sin base de apoyo al Presidente Andrés Manuel López Obrador en sus 3 años siguientes y últimos de su sexenio.
TOMAN SEDE DE MORENA
Integrado por una mezcolanza de personajes, grupos y corrientes provenientes de una mixtura ideológica, generacional, social y regional en el país, Morena se ha significado por la ingobernabilidad.
Activistas en su mayoría, muchos de sus integrantes sólo entienden la participación política como la lucha permanente entre ellos.
Obedientes sólo a la voz y deseos, inducciones de Andrés Manuel López Obrador, enloquecen y se descontrolan ante la ausencia de estas señales de su líder máximo. En este contexto ven a sus dirigentes partidarios, sólo como personajes igual a ellos, a quienes no deben ni respeto ni subordinación. Por el contrario, surgidos de la lucha social y de la oposición, los morenistas entienden los liderazgos internos como una especie de gerencias políticas que ante todo deben cumplirles sus exigencias y reclamos personales y de grupo.
Es así que, de la inconformidad en sus estados ante un proceso de selección de candidatos a gobernador vía encuestas, sondeos que en ninguno de los casos se dieron a conocer metodología y resultados comprobables como lo exigieron los perdedores, la semana pasada pasaron a la toma de la sede nacional de Morena en las calles de Chihuahua en la colonia Roma de la Ciudad de México.
El asalto a las exoficinas de transición de Andrés Manuel López Obrador, hoy asiento de la sede nacional de Morena, comenzó como una invasión hormiga. Primero llegaron unos cuantos, luego se les sumaron otros. Hoy, afirman, son ya 20 comités estatales de Morena lo que se apoderan de la sede nacional de su partido.
Entre otros están ahí líderes locales, cuadros estatales, representantes de inconformes en Tamaulipas, Nuevo León, Zacatecas, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Estado de México, Michoacán, Guerrero y Tabasco.
Todos ellos afirman que Mario Delgado impuso candidatos a gubernaturas estatales y exigen restituir procesos, e ir a votación de bases o a elección de delegados.
No confían en las encuestas.
Mientras Mario Delgado recorre el país levantándole la mano a sus candidatos sin abrir un canal de negociación con los inconformes que tienen en su poder las oficinas centrales.
Al margen de esta toma, siguen su curso entre 15 o 20 recursos presentados por estos mismos inconformes ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Es decir, por todos lados hace agua el proceso de selección de candidatos a gobernador dentro de Morena. Los hechos indican que no hay nada firme hasta ahora.
Los inconformes aseguran que Mario Delgado impuso sin escuchar, sin negociar, sin ningún proceso de diálogo, a sus candidatos a gubernaturas estatales, y por ello le exigen retirarlos
Enrique Torres Mendoza, líder de Morena en Tamaulipas, afirmó que Delgado violentó los estatutos a imponer vía muy dudosos sondeos a candidatos ajenos a las bases del partido.
Al grupo de quienes hoy mantienen la posesión de la sede de Morena en la colonia Roma, se suma una fuerte y creciente corriente interna de militantes, representantes, organizaciones, colectivos feministas y legisladoras federales y estatales que se aprestan a dar una fuerte batalla legal y partidaria para anular la candidatura de Félix Salgado Macedonio en Guerrero.
Este grupo buscará acercarse a las candidatas de Morena a las gubernaturas en Baja California, Colima, Tlaxcala y Nuevo León, para que se sumen al rechazo contra Salgado.
“Simplemente no pueden ser compañeras del violador de Salgado en la contienda del 6 de junio”, afirmaron.
Piden que la secretaria general de Morena, la senadora Citlali Hernández, sea su representante dentro de su partido.
¿MANO NEGRA AMIGA?
En este escenario del desastre, comienza a surgir la idea de que detrás de la incapacidad de Delgado, hay mano amiga con intereses para exhibirlo.
Algunos apuntan al senador con licencia y coordinador de los superdelegados, Gabriel García, quien buscaría así obligar a Delgado a echar atrás algunas candidaturas para darle paso a un par o más de superdelegados que se quedaron calientes, muy calientes como Pablo Amilcar Sandoval que ya se hacía Gobernador de Guerrero.
Otro podría ser Alejandro Rojas, quien buscó arduamente ser dirigente nacional de Morena y que fue finalmente rebasado por Delgado gracias a un gasto de muchos millones de pesos de procedencia inconfesable, según denunció el otro candidato perdedor el diputado Porfirio Muñoz Ledo.
No hay que olvidar que Alejandro Rojas es suplente del senador Ricardo Monreal.
Hoy Rojas ya levantó la mano para ser candidato de Morena a la delegación Cuauhtémoc, en competencia contra la diputada Dolores Padierna y su esposo René Bejarano.
SEMANA DECISIVA
Esta semana inicia así en medio del desastre de Morena, y una fuerte expectativa por la casi segura reaparición de Andrés Manuel López Obrador en las mañaneras, cuya intervención será decisiva para decidir si continúa o no el trámite de las muy conflictivas y cuestionadas iniciativas de reforma del outsourcing, de la Ley de Banxico, de la Ley de la CFE, y sobre la Regulación de Redes Sociales.
Hoy todas están en ese punto y con todas las miradas en Ricardo Monreal, hombre clave en cada uno de esos casos.
No sería nada extraño enterarnos que, declarado ya sin Covid, AMLO invite a un desayuno en Palacio al zacatecano.
Interesante pues todo el juego político nacional en el inicio de la segunda semana de febrero.
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