Opinión
Juan Martínez Veloz
Los resultados electorales de las pasadas elecciones en México arrojaron un fenómeno político nuevo, el surgimiento de un nuevo partido MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) en Coalición, el Partido del Trabajo y Partido Encuentro Social, con una mayoría muy clara en los poderes federales (Cámara de Diputados (310 diputados), Cámara de Senadores (69 senadores) y Presidencia de la República (53% de la votación). Estas cantidades pueden ser modificadas por las resoluciones del tribunal electoral (TEPJF).
*La pregunta obligada para muchos es: ¿Estamos en 2018 en presencia de un nuevo partido dominante MORENA (similar al PRI) antes del año 2000?
La respuesta inicia es SÍ (como perspectiva), pero hay que esperar más procesos electorales locales o federales para ver si esta tendencia electoral de la sociedad mexicana se consolida o solo es una expresión de la volatilidad electoral en México.
Ante esta nueva realidad política, es importante entender lo que fue el PRI en su mejor momento (como partido dominante) para opinar si MORENA electoralmente es un nuevo partido dominante.
Veamos:
* EL CONCEPTO DE PARTIDO DOMINANTE
En la teoría de los sistemas de partidos, se emplea la expresión “partido dominante” inventada en 1951 por Maurice Duverger[i][1], para caracterizar a un sistema pluralista de partidos que presenta las siguientes características:
Primera: DISTANCIAR CLARAMENTE A SUS RIVALES EN EL CONJUNTO DE UN PERÍODO; y,
Segunda: IDENTIFICAR AL CONJUNTO DE LA NACIÓN, CON SUS DOCTRINAS, SUS IDEAS, SU ESTILO DE ALGUNA MANERA, COINCIDIENDO CON LOS PERÍODOS.
En los sistemas de partido dominante, a diferencia de los sistemas de partido único, existen varios partidos que se enfrentan en las elecciones, pero de ellos existe uno que es más importante que los demás, teniendo un control absoluto en las estructuras gubernamentales y ganando siempre la mayoría de las elecciones nacionales y regionales.
En los sistemas de partido dominante los procesos electorales no son realmente competitivos. Las elecciones solo tienen como objetivo legitimar periódicamente a la clase política gobernante, cuyos miembros principales solo cambian de puesto o cargo público cada período de gobierno.
Otra característica de este tipo de sistema de partidos, es que aunque, a diferencia de los sistemas de partido único, los partidos de oposición sí existen, pero sin la fuerza organizativa y electoral necesaria para derrotar al partido dominante.
Estas fueron las características del sistema de partidos vigente en México hasta el año 2000, cuando los partidos de oposición PAN e Izquierdas) comienzan a disputarle realmente el poder al partido dominante y conquistan algunos ayuntamientos, gubernaturas del país y la presidencia de la república en 2000[2].
El sistema de partido dominante corresponde en cierta medida a sociedades subdesarrolladas que han sufrido la influencia de occidente. Las condiciones mismas de crecimiento económico y de modernización no permiten no permiten el funcionamiento de un pluralismo auténtico de partidos; las tendencias intelectuales de las élites dirigentes se oponen al partido único. El sistema de partido dominante suministra una solución intermedia, pero ésta no puede aplicarse más que si el estado de fuerzas es de tal forma que la dominación no se encuentre amenazada.
El CASO DEL PRI.
*Al referiste a la evolución histórica del ex partido dominante en México, el Partido Revolucionario Institucional los investigadores señalan:“…los estudiosos de la evolución histórica del partido la han dividido en tres etapas, más o menos coincidentes con los cambios importantes que ha sufrido y que lo han llevado de Partido Nacional Revolucionario (1929), pasando a Partido de la Revolución Mexicana (1938), a Partido Revolucionario Institucional (1946) nombre que tiene actualmente” Alfonso Guillén Vicente: “La Reforma Política y los Partidos Políticos en México” (Octavio Rodríguez Araujo, coordinador), Ed. Siglo XXI, México 1979, p. 108 .
Dese sus orígenes, hasta 2000, el Partido Revolucionario Institucional llevó al triunfo a todos los presidentes de la república, gobernadores, senadores y diputados y presidentes municipales, con muy pocas excepciones en el lapso que comprende 1929-2000[3].
A diferencia de otros partidos políticos, el PRI nació como una organización política del gobierno, es decir, como un movimiento político para defender un poder que la clase política revolucionaria ya se tenía.
Esta situación de simbiosis entre PRI y gobierno perduró por muchos años desde la fundación del PNR en 1929 y sumado a leyes electorales restrictivas en materia de partidos políticos, sistemas y autoridades electorales no imparciales propiciaron una situación en la cual el surgimiento de una oposición real como alternativa de gobierno era prácticamente imposible en México[4].
No obstante a que el PRI logró la hegemonía política en México durante 1929-2000’ a lo largo de su historia consiguió mediante el pragmatismo y la experiencia del manejo del poder, sortear crisis electorales importantes; en 1934 con José Vasconcelos, en 1940 Juan A. Almazán, en 1945 Ezequiel Padilla, en 1952 Miguel Henríquez Guzmán y en 1988 con Cuauhtémoc Cárdenas.
*En conclusión, si podemos estar en presencia de un nuevo partido dominante MORENA en México sin embargo hay que ver esperar varias situaciones a valorar:
- Elecciones a futuro (locales y federal 2021) para determinar si esta tendencia favorable de MORENA se mantiene o es temporal.
- La actitud que asuman los legisladores de MORENA frente a las iniciativas de ley del Poder Ejecutivo (AMLO).
- La relación que exista en el trabajo legislativo entre los partidos que formaron parte de la Coalición “Juntos Haremos Historia” (MORENA, Partido del Trabajo y Encuentro Social). Formalmente la Coalición ya no existe, termina con el proceso electoral.
- La relación que exista en el Congreso entre los Grupos Parlamentarios (MORENA y demás partidos políticos), si es de “mayoriteo” o de consensos.
- La supresión o no de la representación proporcional en el Congreso.
[1]Maurice Duverger: Sociología Política, Ariel, 3a. ed., Barcelona, 1972, p. 331.
[2]Otros autores han empleado un concepto diferente para clasificar a nuestro sistema de partidos; por ejemplo: Peter H. Smith, lo identifica como un sistema de pluralismo limitado (Los laberintos del Poder, El Colegio de México, México, 1982, p. 1. Enrique Serna Elizondo como un sistema de partidos semi-competitivo (Anuario Jurídico IX, UNAM, México, 1982, p. 243. José Antonio Crespo como sistema de partido hegemónico (Urnas de Pandora, Espasa Calpe, México, 1985, p. 45).
[3]Los historiadores como Alejandra Lajuos registran a 1946, como el año en que el primer partido de oposición en México, con registro, el Partido Acción Nacional obtiene sus primeros 4 triunfos electorales en diputaciones federales. Cfr. Los Partidos Políticos en México, Premia Editora, México, 1985, p. 48.
[4]A finales de los años cincuenta el norteamericano Robert Scott señalo que un desafío real al régimen priista sólo podría provenir de una escisión del partido oficial, ya que la oposición independiente se vislumbraba como sumamente débil. Muchos años después, en 1973 Daniel Cossío Villegas volvió a repetir la sentencia que años atrás había hecho Scott, que sólo una fisura dentro del PRI sería capaz de poner en entredicho su indiscutible poderío. Citados por José Antonio Crespo en Las Urnas de Pandora, Espasa Calpe, México, 1995, p. 53.